Las telecos europeas hacen bien en curarse en salud con Huawei
La firma de alianzas con proveedores comunitarios constituye un ejercicio de previsión inteligente ante el posible veto de Bruselas a la tecnológica china
Si la Comisión Europea decide finalmente imponer un veto a las tecnológicas chinas por razones de seguridad comunitaria, tal y como es previsible que haga, resulta probable que se encuentre con la tarea medio hecha, al menos en lo que se refiere a Huawei. En un prudente ejercicio de anticipación al veto que estudia Bruselas, la cual ha calificado de “absolutamente justificada” la decisión de varios estados miembros de excluir a Huawei y ZTE del despliegue de las infraestructuras de 5G, las telecos europeas han comenzado a dejar a la compañía china fuera de los grandes acuerdos tecnológicos y a tender puentes con socios europeos, hasta el punto de que actualmente la presencia de Huawei en ese escenario es prácticamente testimonial.
Decisiones como la de Telefónica, que anunció la pasada semana el lanzamiento de los servicios de 5G+ con Ericsson y Nokia como proveedores, y ha establecido un acuerdo con esta última para el despliegue de sus redes en Latinoamérica, confirman que la brújula de la industria europea ha comenzado a apuntar hacia otra dirección. Orange, Vodafone y Deutsche Telekom se han sumado también a la estrategia de firmar alianzas con proveedores europeos en un intento inteligente de minimizar los riesgos que supone firmar contratos que puedan resultar finalmente afectados por el posible veto de Bruselas.
Desde que en 2019 Donald Trump decidió incluir a Huawei en la Entity List, un listado de entidades que podían suponer una amenaza para la seguridad nacional, la tecnológica china ha permanecido bajo un manto de sospecha que se ha extendido también a Europa, donde algunos países ya han adoptado distintas restricciones. Pese a que ello no se ha traducido todavía en una decisión comunitaria global, las últimas declaraciones del comisario de Mercado Interior y encargado de Telecomunicaciones, Thierry Breton, que considera que Huawei ofrece riesgos “sustancialmente mayores” que otros proveedores de 5G, apuntan a que ese paso puede ser inminente.
Cerrar las puertas a la tecnología china tendrá, sin duda, un coste considerable y exigirá una buena dosis de mano izquierda política que evite aumentar las tensiones con Pekín, pero parece una decisión razonable a la vista de las crecientes dudas sobre la actividad de la compañía. La política de alianzas adoptada por las telecos europeas constituye un ejercicio de prudencia y un curarse en salud frente a un horizonte incierto, el cual está abriendo más oportunidades de negocio para los grandes proveedores europeos y puede propiciar también una reducción de la competencia que Bruselas debe vigilar.
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