La intervención de Pekín en el sector del automóvil es un mal necesario

El acuerdo de Tesla y 15 rivales chinos, forzado por el Gobierno para frenar los descuentos, puede merecer la pena

Sede de BYD, en Shenzhén (China).Sun Yilei (Reuters)

Pekín ha fraguado una improbable tregua en un intento de poner fin a la guerra del automóvil en China. El jueves, los reguladores orquestaron un acuerdo entre Tesla y 15 rivales chinos para evitar “precios anormales”, que se selló en una ceremonia de firma en Shanghái, informó Bloomberg. Es un esfuerzo deses­perado por contener los daños. Pero puede que merezca la pena.

Hubo víctimas por el camino. Según Bill Russo, de la consultora Automobility, con sede...

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Pekín ha fraguado una improbable tregua en un intento de poner fin a la guerra del automóvil en China. El jueves, los reguladores orquestaron un acuerdo entre Tesla y 15 rivales chinos para evitar “precios anormales”, que se selló en una ceremonia de firma en Shanghái, informó Bloomberg. Es un esfuerzo deses­perado por contener los daños. Pero puede que merezca la pena.

Hubo víctimas por el camino. Según Bill Russo, de la consultora Automobility, con sede en Shanghái, más de 30 fabricantes de automóviles recortaron sus precios en el primer trimestre. El de un Tesla Model 3 (single motor) cayó a unos 230.000 yuanes (29.000 euros) en junio, frente a los cerca de 280.000 yuanes (36.000 euros) de un año antes, según un estudio publicado por Citi el 19 de junio. Algunos, como FAW Audi y BAIC Hyundai, aplicaban descuentos de hasta el 20% en junio, según un estudio de Citi.

Ello ha pesado mucho en los resultados de las legiones de fabricantes de coches eléctricos del país. Nio informó de que su margen de vehículos, que refleja los ingresos por automóviles nuevos menos el coste de las ventas, se contrajo al 5,1% en el primer trimestre, frente al 18,1% de 2022. Xpeng dijo que su margen equivalente cayó a un -2,5% desde el 10,4% de un año antes.

Los descuentos prolongados amenazan con expulsar del negocio a las marcas más débiles a largo plazo. El 85% de las marcas chinas de coches eléctricos no sobrevivirán hasta 2030, pronosticó la consultora AlixPartners el miércoles, justo un día antes de que se anunciara la tregua.

Pero el impacto en los fabricantes de automóviles tradicionales también fue grave. Estaban viéndose presionados para deshacerse de su viejo inventario, a medida que China se preparaba para empezar a aplicar normas de emisiones más estrictas en julio. Tal vez por ello, los vendedores de motores de combustión interna ofrecían con frecuencia descuentos más elevados que sus rivales impulsados por baterías, según los datos de Citi.

A pesar de ello, muchos consumidores optaban por probar la nueva tecnología a medida que los coches de batería se hacían más asequibles. Los modelos tradicionales siguieron perdiendo cuota de mercado a medida que se prolongaba la guerra de precios. Los vehículos de nuevas energías representaron el 26% de las ventas totales en el mayor mercado automovilístico del mundo en mayo, frente al 22% de enero, según datos de Refinitiv. Tanto Tesla como BYD alcanzaron un récord de entregas de sus vehículos fabricados en China en el segundo trimestre.

La injerencia del Gobierno no siempre es bienvenida, ni eficaz. En este caso, al menos, parece intentar mantener una competencia sana, apuntando únicamente a los “precios anormales”. Sin embargo, la definición podría resultar peliaguda; y el pacto, no vinculante y vagamente redactado, solo se aplica a 16 empresas. En cualquier caso, la intervención de Pekín supone una pausa en las hostilidades.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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