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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El conflicto entre las ‘big tech’ y las telecos, en el tejado de Bruselas

La CE tiene ante sí el reto de articular una solución regulatoria que busque un mayor equilibrio entre las operadoras y los gigantes de internet

CINCO DÍAS
Amazon Prime Delivery Truck
NurPhoto (NurPhoto via Getty Images)

La decisión de Amazon de abrir negociaciones con operadores locales en Estados Unidos para poder ofrecer un servicio de telefonía móvil de bajo coste, o incluso gratuito, a los suscriptores de su programa Prime, no solo ha agitado el sector de las telecomunicaciones en EEUU, sino también en Europa, donde existe un largo debate sobre el uso que realizan los gigantes de internet de las redes de nueva generación de 5G y fibra. Si el paso adelante de Amazon cuaja, la compañía se convertirá en una marca de alcance nacional en EEUU y en un operador móvil virtual (OMV). Ello sería, a priori, beneficioso para las telecos con las que firme acuerdos, porque aumentaría su tráfico y sus ingresos, pero puede convertirse a la larga en una amenaza muy seria para la competencia.

En Europa, donde la posible irrupción de la big tech en el mercado de la telefonía móvil también preocupa, se recuerda el exitoso paso adelante dado por Amazon en el mercado de los contenidos audiovisuales, una decisión que ha convertido Prime en una de las principales plataformas, capaz de amenazar incluso el poderoso liderazgo de Netflix. Más allá de que la multinacional estadounidense logre cerrar los acuerdos necesarios para su conversión en un operador móvil virtual, el anuncio ha puesto ya sobre la mesa lo que puede convertirse en la próxima forma de disrupción de los gigantes de internet en el sector de las telecos.

A ello hay que sumar que el mercado europeo está pendiente del resultado de la consulta pública que acaba de cerrar hace unos días la Comisión Europea sobre el futuro del sector de las comunicaciones electrónicas y las infraestructuras, uno de cuyos aspectos clave es precisamente si las big tech deben o contribuir al sostenimiento económico de las redes de última generación. La industria europea, que ha financiado el desarrollo de las infraestructuras comunitarias de telecomunicaciones, reclama que las grandes tecnológicas que superen el 5% del tráfico total de internet por las redes deberían ayudar en el pago de los despliegues de 5G y banda ancha fija en Europa, una demanda que estas rechazan, junto a 18 Estados europeos, que se han posicionado junto a ellas en la consulta, preocupados por el coste que esa exigencia suponga para el consumidor.

La pelota está ahora en el techo de Bruselas, que tiene ante sí el reto de articular una solución regulatoria que dé respuesta a las demandas de las operadoras europeas, argumentadas y a priori razonables, frente a un marco normativo y fiscal que ha sido extraordinariamente favorable a los gigantes de internet, los cuales no cargan con lastres equivalentes a la hora de competir.

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