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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Vigilar la cadena de suministro choca con la revolución verde de la UE

La provincia china de Xinjiang produce el 35% del silicio metálico, clave para los paneles solares

Fábrica de paneles solares para exportación, en Lianyungang (China).
Fábrica de paneles solares para exportación, en Lianyungang (China).GETTY IMAGES

Hacer del mundo un lugar más verde gracias a las energías limpias ya es bastante difícil. Hacerlo evitando al mismo tiempo las violaciones de los derechos humanos lo parece aún más.

Los países occidentales se están apresurando a instalar más paneles solares para reducir su dependencia de combustibles fósiles contaminantes como el gas y el petróleo. Eso es, en principio, una bendición para China, que domina todas las fases de la fabricación fotovoltaica. Sin embargo, una creciente ola legislativa destinada a garantizar que las cadenas de suministro de las empresas estén libres de trabajos forzados y otros abusos supone un reto cada vez mayor para las empresas occidentales.

En el centro del problema está Xinjiang. La provincia es una gran productora de silicio metálico, la materia prima a base de cuarzo para el silicio ultrapuro –conocido como polisilicio–, que es la materia prima clave de los paneles solares. El año pasado, Xinjiang produjo cerca del 35% de la producción mundial de polisilicio solar, según Bern­reuter, especialista en el mercado. Estados Unidos, que ha acusado a Pekín de reprimir a las minorías de la provincia, prohibió en junio del año pasado la importación de polisilicio y otros productos de Xinjiang, lo que provocó retrasos en la entrega de paneles solares para la compañía eléctrica alemana RWE y otras empresas.

Ahora las cosas también podrían complicarse en Europa. Alemania ha introducido a partir de este año una legislación que exige a las empresas con más de 3.000 empleados que vigilen sus cadenas de suministro o se arriesgan a una multa de hasta el 2% de la facturación. A partir de 2024, la ley se aplicará a las empresas con más de 1.000 empleados. Se está debatiendo una propuesta paralela a escala de la UE sobre diligencia debida en la cadena de valor, publicada en febrero de 2022, y un plan para erradicar el trabajo forzoso de todos los productos que entren en el bloque de 27 países, presentado en septiembre pasado.

Para los operadores del sector energético, garantizar que los paneles chinos están totalmente libres del mineral básico prohibido es complicado. Además, las medidas enérgicas tomadas este mes contra las empresas de consultoría que suelen ayudar a los inversores no chinos con su diligencia debida están complicando las cosas.

Evitar por completo los componentes solares chinos, como están empezando a hacer algunos actores estadounidenses, es probablemente la apuesta más segura. Pero todavía no hay suficiente materia prima fuera de China. Bernreuter calcula que el polisilicio de grado solar no chino es suficiente para producir 40 gigavatios de paneles solares al año. Eso puede bastar para satisfacer la instalación fotovoltaica anual de Estados Unidos, que ascendió a 19 gigavatios el año pasado, según datos de la AIE. Pero no cubrirá las necesidades de Europa: según su audaz plan REPowerEU, el bloque de 27 países podría necesitar instalar 60 GW de energía solar al año, declaró en diciembre el comisario de Energía de la UE, Kadri Simson.

La industria ha identificado el posible cuello de botella. Productores chinos como Trina y Jinko Solar intentan alejar la producción de la conflictiva región, aunque los costes puedan aumentar. Y la alemana Wacker y el grupo estadounidense Hemlock Semiconductor planean aumentar su capacidad fuera de China. La cuota de mercado del polisilicio de Xinjiang en la capacidad total podría caer hasta el 23% este año, mientras que el resto de China seguiría representando el 71% de la capacidad mundial prevista, según estimaciones de la empresa de investigación Rystad Energy.

Aun así, puede que esto no sea suficiente. Dado que es probable que China domine la industria fotovoltaica a corto plazo, Europa puede tener que elegir entre unos estrictos controles de diligencia debida y hacer realidad sus ambiciones ecológicas.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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