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Análisis
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Una reforma energética al gusto de todos

Urge impulsar la electrificación, a través del coche eléctrico y la bomba de calor, además del almacenamiento

Planta de producción de hidrógeno verde mediante energía solar en Mallorca.
Planta de producción de hidrógeno verde mediante energía solar en Mallorca.Getty Images

Para conseguir la fórmula magistral de la reforma del mercado eléctrico haría falta recuperar a los mejores alquimistas de la historia, y probablemente ni aun ellos obtendrían resultados. Como no es fácil encontrar una fórmula al gusto de todos, quizá el objetivo más pragmático sea encontrar un modelo que no disguste seriamente a nadie. En apariencia, el resultado final debería ser acelerar y consolidar la transición energética hacia un mercado eléctrico sostenible, eficiente, barato y competitivo. Pero para llegar a ese destino nadie se pone de acuerdo en qué dirección tomar. De hecho, siempre habrá algún inmovilista, e incluso el nostálgico del grupo preferirá quedarse en la parte más nuclear del problema.

Cuanto más consensuada sea la hoja de ruta, más fácil será acercarse al destino. Si se me permite el símil, hasta ahora con las diferentes propuestas de reforma eléctrica ocurre como con la comida de los aviones. Pidas lo que pidas, te arrepentirás en cuanto lo destapes. Si has pedido carne, el churrasco trasatlántico te olerá a chamusquina. Si elegiste pasta, los raviolis y su relleno casi transparente te dejarán exactamente así. A tu asiento tampoco va a llegar ninguna bandeja con la reforma eléctrica de tus sueños. Si tienes a tu cargo el catering, se trata de elegir al menos aquellos ingredientes que sean más saludables, apetecibles, nutritivos y demandados por tus clientes, que en este caso somos todos.

Al plantearnos la receta, algunos países de la Unión ya se han manifestado en contra de intervenciones estructurales. Siguen confiando en el funcionamiento del mercado y ponen el foco en la protección de los consumidores más vulnerables ante los repuntes de precios más severos. Otros piden una intervención de mayor calado que empuje a las renovables a ganar peso dentro del mix energético en detrimento del gas, pero a través de contratos a largo plazo que garanticen la rentabilidad para incentivar la inversión y sortear así las dificultades que arroja la electricidad generada a coste cero.

Ante la actual falta de consenso, parece evidente que la peor decisión es quedarse de brazos cruzados. La transición energética llama desbocada a la puerta de los tomadores de decisiones frente a un sistema que parece insostenible. Ignorarla traerá consecuencias peores en un contexto ya muy difícil ante el drama de la logística internacional y la escasez de materiales. Al margen del revuelo que se ha generado en las últimas semanas en torno a este tema capital, subyace la necesidad de empujar la electrificación de la economía y aumentar la oferta de electricidad renovable como objetivo preferente.

En la tesitura actual, es urgente que el foco de Europa esté puesto en apostar por la electricidad renovable frente a los combustibles fósiles. España, en concreto, ha ganado atractivo frente a otros países europeos que siguen anclados en los hidrocarburos, tradicionalmente caros. El país cuenta con una posición privilegiada para atender las demandas de un amplio ecosistema de actores industrialmente exigentes. Deberíamos poder ofrecerles un precio de electricidad inferior a la media europea. De esa forma, las empresas aumentarían radicalmente la demanda de electricidad permitiendo la entrada a los productores más pequeños a través de contratos de compra-venta de energía (PPA) o de CFD (por ejemplo, organizados por subasta) en un mercado que hoy no les favorece.

La fotovoltaica y el hidrógeno verde, que avanzan a muy buen ritmo en nuestro territorio, pueden dar respuesta a estas necesidades a través de empresas que solo esperan la ocasión de invertir en estos segmentos. Además, puesto que nuestro país no tiene interconexión con Europa, esta oportunidad también es una gran ocasión de atraer a España empresas electrointesivas gracias a los bajos precios de nuestra energía. Nuestro auténtico petróleo es el sol, y cuanto menos lo tiñamos de negro, más posibilidades de autoabastecimiento tendremos a medio y largo plazo.

En suma, conviene ponderar lo que de uno y otro lado se ofrece para dar la mejor solución a los retos actuales del sector eléctrico. La necesaria síntesis debería incidir en la importancia de la sostenibilidad del sistema y del propio mercado, priorizando la transición energética. Mientras avanzamos en esa dirección, conviene atender también al presente, e impulsar la electrificación como palanca de riqueza para España. Es urgente dar un paso adelante para impulsar la bomba de calor, el coche eléctrico y el desarrollo del almacenamiento.

La bomba de calor, en concreto, supone una oportunidad más que interesante para industrias y familias por igual. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que las familias podrían ahorrarse hasta 900 euros al año en Europa y 600 euros en Estados Unidos al cambiar la calefacción tradicional por esta tecnología. Si se ponen sobre la mesa los esfuerzos necesarios para impulsarla, se precisará de una inversión de 160.000 millones de euros anuales en todo el mundo. Esta apuesta, que debería ser prioritaria para España, podría tener un importante efecto en la reducción de la demanda de gas y darnos el atractivo industrial que en estas líneas considero irrenunciable en nuestro plan de futuro.

Lejos de ser una amenaza para Europa, una reforma eficaz del modelo eléctrico nacional será una excelente oportunidad de crecimiento económico y de atracción internacional de las inversiones y el talento. Como diría el alquimista del principio de estas líneas, en la variedad está el gusto, pero lo importante realmente no es si elegimos una reforma estructural o puntual. Lo verdaderamente relevante y necesario para resolver el problema es que apostemos por la electrificación, a través del coche eléctrico y la bomba de calor, además del almacenamiento energético de forma urgente y prioritaria.

Raúl Morales es CEO de Soltec

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