La huella de Buffett en Berkshire llega a su límite
Pese a su férreo plan de sucesión, será difícil que la empresa pueda mantener un trato tan favorable de la industria
Warren Buffett, jefe de Berkshire Hathaway, volvió a dejar claro este fin de semana que su lugarteniente para energía, Greg Abel, le sucederá. El legado de sus acciones a varias fundaciones también facilita la sucesión en la propiedad. Pero incluso estos planes tan bien trazados solo ayudan a buffettizar la empresa hasta cierto punto.
En la junta anual, hubo preguntas sobre bancos, la participación en Apple y el impacto de la IA. Al Oráculo de Omaha también se le preguntó por lo que pasará cuando ya no esté. Con Ajit Jain supervisando seguros, y Todd Combs y Ted Weschler encargándose de parte de la cartera, Buffett volvió a dejarlo claro: “Salvo alguna circunstancia extraordinaria, Abel me sucederá”.
Un accionista planteó la preocupación de que sin Buffett, y al convertirse sus acciones con supervoto en ordinarias cuando fallezca, la estrategia acabe dirigiéndola un activista. Buffett hizo hincapié en que sus acciones irán a parar a organizaciones filantrópicas seleccionadas, incluida la Fundación Bill y Melinda Gates. Tendrán más de una década para liquidar la herencia, aislando en la práctica a los nuevos líderes mientras dejan su propia huella.
Buffett admitió que el acuerdo da un periodo de “luna de miel” a Abel y demás. También señaló que sus sucesores “serán juzgados en función de lo bien” que lo hagan. Es probable que les cueste estar a su altura. Ha hecho crecer tanto Berkshire que es más difícil batir al mercado. Además, obtiene algunos de sus mejores retornos simplemente por ser él; o tratos de favor como el que logró durante la crisis financiera con Goldman Sachs, por ejemplo. Tampoco es obvio que los empresarios vayan a vender con tanto entusiasmo.
El plan de la sucesión ha sido posible gracias al férreo control de Buffett, y no todo el mundo está contento. Un accionista, Peter Flaherty, propuso separar las funciones de presidente y CEO. El sábado, empezó a cuestionar si Bill Gates sería un buen custodio dada su supuesta relación con el delincuente sexual Jeffrey Epstein, antes de que se le silenciara el micrófono. El inversor fue detenido más tarde, acusado de allanamiento de morada. La seguridad de Berkshire puede ser capaz de acallar tal disidencia en su propia junta de accionistas, pero no puede sofocar las dudas sobre la vida pos-Buffett.
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