Bolaños, la pinza empresarial de Ayuso y el ángulo muerto del pulso por Madrid
La trifulca del 2 de mayo sacude a los socialistas madrileños, incapaces de identificar y sacar partido electoral de las flaquezas de la presidenta regional
De la defunción política de Iván Redondo surgió un perfil menos glamuroso pero altamente efectivo. Félix Bolaños compartió con el donostiarra la forja de una modernizada oficina del presidente, que adquirió un halo místico, casi demiúrgico. A ojos de analistas y opositores, todos los males o beneficios de la creación gubernamental del primer Pedro Sánchez partían de ese embrión intelectual, siempre visto con desconfianza por su carácter sibilino y sinuoso. Cuando se filtraron desavenencias internas, sobre todo a raíz de la opa de IFM sobre Naturgy, Redondo se movilizó para defender con contumacia la lealtad de los suyos. En la hora del adiós -quién sabe si por los inescrutables designios del jefe del Ejecutivo o por la negativa del consultor a aceptarlos en los términos planteados-, Sánchez escogió al número dos de aquel equipo como ministro de Presidencia y coordinador de la política ministerial. El puesto hecho en el cielo para Redondo -aunque sin el sello oficial de vicepresidente-, lo terminó por asumir Bolaños con entusiasmo juvenil, mientras Óscar López se veía obligado a decidir en apenas horas si se ocupaba de la oficina vacante. Había poco que pensar. Sorpresas te da la vida.
Desde entonces, cual turista accidental, Félix Bolaños se ha colado como hombre para todo en gran parte de las fotos históricas de la legislatura. No es difícil, por ejemplo, recordarle junto a la entonces fiscal general del Estado, Dolores Delgado, el día de la exhumación del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos. Menos conocida es su intervención en la negociación para engrasar la renovación del consejo del Banco de España, aunque también participó del proceso entre bambalinas. Extremadamente correcto y docto, ponderado y de trato amable, fue número uno de su promoción en diferentes cursos de la Escuela de Práctica Jurídica y letrado del propio Banco de España, además de profesor en el Instituto de Empresa y abogado del prestigioso bufete Uría Menéndez. Bolaños, militante con carné y con vocación de servicio público, se esfuerza por parecer un político pero, en el fondo, una banal conversación alumbra en él un técnico que parece y suena como un técnico.
Tal vez por eso se le vio tan fuera de lugar esta semana cuando intentó hacerse un hueco en la tribuna de autoridades en el desfile del 2 de Mayo. Más allá de la desafortunada trifulca con las huestes de Ayuso, no parece claro que el movimiento -difícil de creer que ideado por él y con una finalidad eminentemente política- haya dado rédito a los suyos de cara a los comicios del 28-M. Los gurús demoscópicos lo tienen claro: Bolaños se estrelló contra una locomotora electoral que se mueve a toda velocidad. “El panorama del voto está muy consolidado. Fueron pompas de jabón irrelevantes”, expone un experto con larga trayectoria en el análisis político y la elaboración de encuestas. Un colega es todavía más contundente: “La posición de control de Ayuso de cara a los comicios es abrumadora. En política existen momentos y son muy difíciles de romper. Incluso puede que el enredo incomode más a Feijóo, cuyo plan ideal pasa precisamente por evitar imprevistos. En todo caso, la realidad es que el Partido Socialista ni siquiera ha conseguido conformar un espacio de izquierdas que compita con Más Madrid”.
De hecho, todo el ‘establishment’ regional económico se ha movido al ritmo de ese expreso electoral de Ayuso, con Sánchez y Moncloa como principales dianas. La Asociación Madrileña de la Empresa Familiar (Amef), que acoge empresas señeras de la comunidad con una facturación equivalente al 15% del PIB autonómico, anunciaba hace apenas días que también recurrirá el impuesto a las grandes fortunas diseñado por el Gobierno para llegar donde no llega Patrimonio. Basarán su iniciativa en un dictamen encargado al prestigioso catedrático de Derecho Constitucional Manuel Aragón Reyes. La propia Comunidad de Madrid, en la presentación a inversores que actualiza cada mes, destaca el nuevo incentivo fiscal ideado por Lasquetty -una deducción del 20% en la cuota del impuesto personal sobre la inversión realizada- para contrarrestar el gravamen a la riqueza de María Jesús Montero. Una ofensiva de libro, mediática y política, por tierra, mar y aire.
¿Quiere eso decir que la batalla está perdida de antemano? Tal vez Redondo pueda hacer un último favor a su viejo amigo Bolaños. En un antiguo post, publicado en su blog The War Room, el exasesor de Pedro Sánchez recuerda que “el ojo humano tiene un ángulo muerto en su campo de visión”, lo que hace que permanezcamos literalmente ciegos ante una parte de la realidad. Esa limitación, llevada a una campaña electoral y al entorno público, convierte la política en el arte de lo que no se ve. “Se trata de aprender del otro. Centrarse en ese ángulo muerto (sea entre políticos o entre ellos y sus votantes), en ese caos, y decirte que detrás de ese caos hay un orden sin descifrar”, remacha. Desde luego, no parece que la foto del 2 de mayo sea la mejor manera de resolver el enigma que plantea el fenómeno Ayuso.
“La única grieta que se le ha observado enlaza con la huelga sanitaria y el discurso sobre la degradación de los servicios públicos. Eso realmente hace daño a la gestión y es lo que explica el auge de Más Madrid. La evolución económica la bendice hasta la mitad de los votantes socialistas, pero la sanidad es otro cantar”, expone uno de los citados expertos demoscópicos, al tiempo que recuerda el hundimiento de Susana Díaz en Andalucía en parte por esta falla. Está por ver, empero, que Juan Lobato y Reyes Maroto sean el mejor tándem para explotar esas flaquezas y, como expone Redondo, “generar las condiciones objetivas para despegar”. Si finalmente se confirma el pronóstico y el discurso business-friendly de Ayuso vuelve a arrasar, lo normal es que Sánchez busque soluciones de entre las cenizas del incendio. ¿Qué tal un fontanero con larga experiencia en Moncloa, siempre bien dispuesto y con décadas de militancia entre los socialistas madrileños? “Más importante que mirar cerca es saber mirar lejos”. Redondo dixit.
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