Los bonos y las acciones preferentes cuando la Bolsa ya ha subido
La renta fija de las navieras aguanta mejor que la de otros sectores gracias a la guerra de Ucrania y a la destrucción del gasoducto Nord Stream
Siempre hay algún sector favorecido en Bolsa, haya o no una situación de crisis. Durante la pandemia aumentó el negocio y las valoraciones de las acciones de las empresas de programas informáticos relacionados con el teletrabajo, el comercio electrónico y la logística, como es el caso de los buques portacontenedores. Con la apertura sobresalieron los hoteles, parques de atracciones o negocios de restauración. Ahora parece haber una burbuja de las empresas relacionadas con la inteligencia artificial, la mayoría de ellas con modelos de negocio dudosos y con pérdidas recurrentes y crecientes desde su creación.
También la guerra en Ucrania ha dado oportunidades tanto en el sector de la defensa con importantes pedidos de los países de la OTAN, como en el sector energético y el de transporte marítimo de gas y petróleo, con la destrucción del gasoducto Nord Stream y el cierre de las infraestructuras de transporte terrestre desde Rusia a la Unión Europea por las sanciones. Se ha hecho necesario traer gas y petróleo desde mucho más lejos. Así, navieras como Scorpio Tankers, Torm o Hafnia han triplicado su precio desde el inicio de la operación militar hace 14 meses.
Hoy se podría pensar que a estas alturas es arriesgado invertir en acciones de las empresas propietarias de buques metaneros y petroleros debido a su revalorización, y es cierto que en lo que llevamos de año apenas han tenido rentabilidad en Bolsa a pesar de que continúan con enormes fletes en una época del año que tradicionalmente es la peor para estos negocios.
De este modo hoy, si se pronostica que el conflicto en Ucrania proseguirá, pero si se cree que es tarde para aprovechar la bonanza de las navieras mediante acciones ordinarias, y descartando la especulación con opciones, quedan dos alternativas para inversores más aversos al riesgo: los bonos y las acciones preferentes.
La renta fija ha sufrido el último año con la rápida subida de los tipos de interés. Esto ha hecho que la mayoría de los bonos disminuyan de precio, y es difícil encontrar fondos enfocados en bonos que hayan tenido un buen comportamiento. Gamma Global destaca con el 2,85% el año pasado, una rentabilidad baja, pero positiva en un mal contexto para los activos en los que se centra, y con una volatilidad muy reducida, con tan solo el 4% de máxima caída desde máximos. Este desempeño ha sido posible porque los gestores conocen y apuestan por el sector naviero, beneficiado tanto por motivos de regulación medioambiental, por falta de inversión tras una situación negativa muy dilatada y en especial por las rutas más largas tras las restricciones a la importación de materias primas rusas.
Así, en ese fondo destacan bonos de navieras como Golar LNG, que vendió sus 14 buques de transporte de gas natural licuado, sus 7 barcos de almacenamiento y regasificación y apuesta por convertirse en una empresa especializada en barcos para la licuefacción del gas natural, actividad en la que creen que tienen ventajas frente a sus competidores por sus diseños más eficientes. También cuentan con bonos de Diana Shipping, que transporta hierro, carbón y cereal, y de Euronav, de petroleros de crudo. También aparecen otros bonos como los de la empresa de exploración y producción de gas International Petroleum, o los de IOG, que adquiere y desarrolla plataformas de extracción de gas en el mar del Norte, y ambas se han beneficiado con la guerra en Ucrania.
Hay otros bonos de navieras que también parecen interesantes. Destaca el de Scorpio Tankers, que, a pesar de su relativamente baja prima, de algo más del 7%, a la cotización actual ofrece la ventaja de cotizar en Nueva York como si se tratase de una acción, bajo el símbolo SBBA. Eso le da mucha liquidez, en el último año solo hubo tres días en los que no se intercambiaron títulos y se movieron más de cien mil dólares casi la mitad de las jornadas bursátiles. Con la desahogada situación financiera de esta empresa, el mayor riesgo parece que la compañía recompre pronto ese bono y devuelva el principal de 25 dólares por título a los inversores.
Las acciones preferentes pagan dividendos en una cuantía específica y tienen estatus preferencial sobre las acciones ordinarias tanto en el pago de dividendos como en el momento de la liquidación. Las acciones preferentes pueden ser convertibles en otros valores, redimibles a un precio dado después de un periodo de tiempo específico o canjeables a opción de la empresa emisora por otros valores. Normalmente son perpetuas y excepto que la empresa solicite su recompra y extinción, continúan cotizando indefinidamente. En situaciones de grave dificultad financiera su dividendo puede cancelarse y su precio cae en gran medida, ya que su razón de ser es la obtención de dividendos elevados.
Entre las acciones preferentes de navieras destacan las de Tsakos Energy Navigation, empresa diversificada principalmente de transporte de petróleo, cuyas clases E y F ofrecen alrededor del 9,5% de rentabilidad por dividendo. Por su parte, las clases G y H de Navios Maritime ofrecen casi el 10% y las de Safe Bulkers, el 8%. Siempre habría que leer los documentos asociados antes de comprarlas. Por ejemplo, las preferentes de Pyxis ofrecen un dividendo mensual de 0,162 dólares, cotizaban el viernes 21 de abril a 26,59 dólares y serán redimidas a 25 dólares alrededor de octubre de este año, según indica el prospecto. Por lo tanto, los inversores centrados en una rentabilidad por dividendo alto obtendrían pérdidas del 2,5% dentro de seis meses.
En cualquier caso, para todas estas empresas es difícil imaginar una situación en la que los cupones de bonos y los dividendos de las acciones preferentes no se paguen, teniendo en cuenta que estas empresas han cumplido sus obligaciones de pago durante los años en los que sus ingresos eran muy bajos y acumulaban pérdidas. Con los beneficios del último año, su situación financiera se ha normalizado y acumulan caja para hacer frente a los pagos. De hecho, estos instrumentos financieros han ido desapareciendo, ya que las navieras no necesitan incurrir en nueva deuda, y tienen liquidez suficiente como para recomprar los bonos y las acciones preferentes que emitieron hace años.
Juan Luis Santos es profesor en la Universidad CEU San Pablo
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