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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El reto de sujetar las riendas del universo cripto

El reglamento europeo MiCA mejorará notablemente la protección del inversor, pero no pretende ser la panacea de un mercado volátil y con fuertes riesgos

CINCO DÍAS
Criptomonedas
/ Unplash

Europa dio ayer un paso decisivo en la carrera global por poner orden en el universo casi desregulado de los criptoactivos. El reglamento MiCA, que aprobó ayer la Eurocámara, es el primer intento europeo de establecer una normativa común para regular el crecimiento exponencial de este sector, que nació como una suerte de Salvaje Oeste, con rendimientos exponenciales para los inversores avezados, pero también con sustanciosas pérdidas, fraudes de todo tipo y malas prácticas. Las criptomonedas han provocado un sinfín de dolores de cabeza a legisladores y reguladores en todo el mundo por su elevado potencial para la especulación, los fraudes piramidales, el blanqueo de capitales y la evasión tributaria. La caída de la plataforma FTX en EEUU es uno de los ejemplos más elocuentes de la necesidad de fijar unos mimbres que protejan la estabilidad del mercado y los derechos de los inversores.

MiCA, que como reglamento se aplicará directamente, aumentará las exigencias de transparencia y de control de los reguladores sobre las plataformas y operadores de criptoactivos, lo que redundará en una mayor protección para los inversores, especialmente para los amateurs, que son legión en el sector. Pero no constituye una panacea ni proporcionará la misma red de seguridad que rige en las finanzas tradicionales, como advertía la CNMV en febrero al recordar que el reglamento no iba a ser “un bálsamo arreglatodo” ni eliminaría “todos los riesgos”.

El texto aumenta notablemente la protección al inversor al exigir, por ejemplo, la asignación de reservas clave para las stablecoin, de modo que los activos estén respaldados por el mismo valor de las monedas de referencia, y al obligar al emisor a contar con un plan de reembolsos en caso de dificultades, de modo que se garantice a los titulares de los activos la recepción de monedas equivalentes. Pero no deja de ser una normativa, por lo que no puede evitar las drásticas caídas de precios, las malas práxis o las olas de pánico. Tampoco incluye, y es una consideración importante, un fondo de garantía de inversiones.

Los datos apuntan a que los inversores españoles destinan el 4% de sus carteras a los criptoactivos, pero es probable que se trate de una cifra conservadora, dada la popularización de este tipo de activos entre una masa silenciosa de particulares que no tienen experiencia financiera. MiCA no estará en vigor hasta 2024 y una parte de su articulado será efectivo en 2025. Parecen tiempos excesivamente largos para un mercado camaleónico y con una capacidad de transformación vertiginosa.

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