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Tribuna
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La hora de adaptar las normas fiscales de la UE al futuro

La Comisión Europea propone unas reglas de convergencia sencillas, realistas y con un régimen de control más estricto y claro

Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.
Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.Reuters

La UE ha demostrado una y otra vez su capacidad de adaptarse a nuevas circunstancias. De hecho, los avances más significativos se producen a menudo en los períodos más difíciles. Este ha sido el caso en la evolución de nuestra Unión Económica y Monetaria.

El año pasado, la Comisión Europea expuso su visión de la reforma más global de las normas fiscales de la UE desde la crisis económica y financiera. Esas orientaciones se presentaron tras una serie de perturbaciones económicas que exigieron respuestas rápidas, contundentes y, en algunos casos, sin precedentes. Con objeto de dar a los Gobiernos el margen de maniobra necesario para afrontar los radicales retos económicos y sociales que representaban el Covid-19 y la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, la UE flexibilizó temporalmente sus normas fiscales. Y funcionó. Gracias a las medidas de apoyo económico a escala nacional y de la UE, millones de personas mantuvieron sus puestos de trabajo y sus empresas.

Por supuesto, este éxito no debe impedirnos ver algunas de las graves consecuencias de un período prolongado de apoyo presupuestario. La deuda pública ha aumentado, en algunos casos hasta niveles muy elevados, y eso es algo que tenemos que abordar ahora. Unas finanzas públicas saneadas son un requisito previo para un crecimiento económico sostenido. Mediante la constitución de amortiguadores fiscales en tiempos de bonanza, podremos responder mejor a futuras crisis.

La buena gestión de las finanzas públicas es aún más crucial ante las perspectivas económicas y presupuestarias para la próxima década. Nos enfrentamos a una serie de retos comunes. Las transiciones ecológica y digital y la necesidad de reforzar la capacidad de seguridad de Europa requerirán inversiones públicas significativas y sostenidas. Tras una década de tipos de interés extremadamente bajos, es probable que las condiciones de financiación sean menos favorables en los próximos años. El impacto del envejecimiento de la población en las finanzas públicas es cada vez más visible.

Unas normas fiscales creíbles, junto con el compromiso de respetarlas y los instrumentos adecuados para velar por su cumplimiento, son esenciales para garantizar unas finanzas públicas saneadas en toda la UE. Esta es la razón por la que la Comisión ha presentado ideas concretas sobre cómo podrían ser estas normas, basadas en algunos principios clave.

En primer lugar, un enfoque único para todos no funciona. La situación presupuestaria, los desafíos y las perspectivas económicas varían considerablemente entre los 27 miembros de la UE. Unas normas que fijen los mismos objetivos y el mismo ritmo de ajuste fiscal para todos no serían óptimas ni generalmente aceptables. El nuevo marco distinguirá entre países teniendo en cuenta su situación en materia de deuda pública, con el fin de establecer una senda adecuada de ajuste fiscal.

En segundo lugar, la apropiación nacional es crucial. Cada Estado miembro debe diseñar estrategias fiscales y económicas a medio plazo que garanticen la sostenibilidad de la deuda, dentro de un marco de la UE claro y transparente.

En tercer lugar, las reformas e inversiones revisten una importancia esencial. Algunos países de la UE con los mayores niveles de deuda pública han presentado sistemáticamente presupuestos con bajos déficits primarios. Sin embargo, la deuda se ha mantenido en niveles muy elevados como consecuencia de un crecimiento escaso. Por lo tanto, la aplicación de reformas e inversiones destinadas a impulsar el crecimiento debe formar parte integrante de cualquier plan sólido de reducción de la deuda.

Por último, es importante velar por el cumplimiento de las normas. El incumplimiento de las normas fiscales y su deficiente aplicación han sido objeto de frecuentes críticas. Para que las normas funcionen y se garantice su aplicación, deben ser realistas, creíbles y asumidas por todos. Las propuestas de la Comisión pretenden lograr un nuevo equilibrio: unas normas más sencillas y unas trayectorias más realistas de ajuste fiscal, junto con un régimen de control del cumplimiento más estricto y claro.

La UE está inmersa en un debate sobre las orientaciones propuestas por la Comisión a finales de 2022. Es esencial para la estabilidad y la prosperidad de la UE llegar a un acuerdo sobre un marco revisado de la política fiscal. Ha llegado el momento.

Maarten Verwey es Director general en la Dirección General de Asuntos Económicos y Financieros de la Comisión Europea

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