Johann Plé (AXA IM): “Vemos valor en la deuda de España e Italia por su trayectoria de déficit y deuda y las mejoras de rating”
Gestiona un patrimonio de 19.000 millones de euros y reivindica la deuda europea frente a la estadounidense. No espera cambios sustanciales para los bonos franceses hasta las presidenciales de 2027

Los mercados navegan entre expectativas de rebajas de tipos y valoraciones exigentes, tratando de mantener a flote las ganancias en renta fija y Bolsas. Johann Plé, gestor de renta fija en AXA IM, donde administra 19.000 millones de euros, advierte que la travesía tendrá altos y bajos. No obstante, asegura que, por valoración y sólidos fundamentales, la deuda en euros sigue siendo la opción más atractiva frente a la volatilidad. Entre las oportunidades más destacadas apunta a los bonos de bancos, inmobiliarias y utilities, así como la deuda soberana de España e Italia, cuyas primas de riesgo se encuentran en mínimos de dos décadas.
Pregunta. Usted sostiene que la deuda de la UE ofrece hoy una alternativa especialmente atractiva frente a la estadounidense. ¿Qué factores explican esta preferencia?
Respuesta. Hay varias razones que inclinan la balanza a favor de la renta fija europea. La primera tiene que ver con las valoraciones. Si observamos el mercado con perspectiva histórica, vemos que las rentabilidades de la deuda europea —como el bono alemán a diez años— se sitúan cerca de sus niveles más altos de los últimos años, mientras que los tipos en Estados Unidos han retrocedido y se encuentran ahora en la parte baja.
La segunda razón está vinculada al comportamiento de los bancos centrales. En el caso del BCE, no se espera que mueva ficha el próximo año: ni subidas ni recortes, tan solo una postura de mantenimiento. En cambio, en Estados Unidos el mercado ya descuenta entre tres y cuatro recortes de tipos de aquí al verano.
Así, la renta fija europea cuenta hoy con un doble respaldo: por un lado, un argumento de valoración claro; por otro, un entorno macro y de política monetaria que refuerza esa ventaja relativa.
P. Las expectativas sobre los recortes de tipos en EE UU cambian en cuestión de segundos. ¿Qué espera para la reunión de la Fed del día 10?
R. Si recortan los tipos será sin duda una rebaja con tono restrictivo. Los discursos recientes de la Reserva Federal apuntan a cierta prudencia y dejan menos margen para un ciclo de recortes rápido. Por ello, el potencial de que el mercado descuente más bajadas de tipos es limitado.
Más relevante que la reunión de diciembre de la Fed, será la próxima publicación del IPC y el siguiente informe de empleo de EE UU, además del que llegue en enero. Necesitamos más claridad sobre cómo podría haber afectado el cierre administrativo a la narrativa de crecimiento. Eso será realmente lo que guíe a los mercados de cara al final año de este año y al comienzo del próximo.
P. ¿Dónde se concentran hoy las mayores oportunidades de inversión en renta fija?
R. Es cierto que los diferenciales se han estrechado de forma significativa en los últimos dos o tres años, pero sigue habiendo razones para apostar por la deuda corporativa con grado de inversión. La volatilidad es reducida y los fundamentales se mantienen sólidos. Los resultados han sido bastante buenos y si la economía se deteriora, los bancos centrales estarían dispuestos a intervenir y esto actúa como una especie de red de seguridad para la deuda corporativa con grado de inversión.
La deuda de alto rendimiento (high yield) puede ser una opción atractiva para diversificar las carteras. Mantenemos una visión constructiva y las tasas de impago siguen siendo bajas. La clave para este mercado está en apostar por vencimientos a corto plazo.
P. ¿Y en deuda soberana?
R. Dentro de la deuda soberana europea, la de España e Italia son nuestras preferidas. Es cierto que, empiezan a parecer caras, porque sus diferenciales frente a la deuda alemana (prima de riesgo) se sitúan en mínimos de casi dos décadas, pero si ajustamos la valoración considerando la trayectoria de la deuda, el déficit sobre PIB y las mejoras de rating, siguen siendo atractivas. Además, la volatilidad de estos diferenciales continúa siendo baja.
P. ¿Cuáles son sus sectores preferidos dentro de la deuda corporativa y a qué plazos?
R. Seguimos apostando por los sectores financiero e inmobiliario, combinando criterios de sólidos fundamentales y atractivas valoraciones. También nos gustan las utilities, un sector menos expuesto a la volatilidad derivada de los aranceles, que han acaparado los titulares en 2025.
En cuanto a las duraciones, tanto en deuda sénior como en bonos subordinados, preferimos vencimientos cortos. En deuda soberana, nos centramos en plazos de entre tres y cinco años, extendiéndonos como máximo hasta siete.
P. Francia sigue sin presupuesto ni reformas para reducir déficit y deuda. ¿Se están impacientando los inversores?
R. A corto plazo, resulta difícil vislumbrar una mejora significativa del panorama general. Habrá que convivir con este entorno durante un tiempo prolongado, teniendo en cuenta que las elecciones presidenciales no se celebrarán hasta 2027, y antes de eso no se esperan cambios relevantes en la trayectoria de la deuda. Lo que sí esperamos es que al menos, se pueda aspirar a alcanzar el objetivo del 5% del déficit en 2026, algo factible, aunque complicado en el actual clima político.
P. La expansión fiscal que prepara Alemania requerirá más deuda para financiar el gasto en defensa y las inversiones en infraestructuras. ¿Habrá demanda suficiente para absorberla?
R. A diferencia de países como España o Italia, donde se espera que la emisión neta disminuya, en Alemania se prevé un aumento de la deuda. Tras la fuerte reacción del mercado en marzo —cuando los tipos de interés de la deuda a largo plazo se dispararon a un ritmo no visto desde antes de la reunificación—, el mercado ya ha ajustado sus expectativas. En este escenario, se prevé que la demanda provenga tanto de inversores domésticos como internacionales. De hecho, lo que observamos últimamente es un creciente interés de los inversores extranjeros por la deuda europea, una tendencia que, sin duda, se mantendrá en 2026 y contribuirá a absorber la oferta adicional.
P. Una de las señas de identidad de la Administración Trump es el negacionismo climático. ¿Ha afectado al interés por la deuda verde? ¿Sigue habiendo apetito por estos instrumentos?
R. A pesar de la reacción negativa en EE UU frente a las políticas ESG, 2025 se perfila como el segundo mayor año de emisiones de bonos verdes, solo por detrás de 2024. Se trata de un mercado principalmente europeo, impulsado por emisores del continente, que además empieza a recibir un compromiso creciente de países emergentes, tanto de Latinoamérica como de Asia.
Hoy en Europa, los inversores cuentan prácticamente con todo lo que buscan: la mayoría de los sectores están representados en el mercado de bonos verdes, y casi todos los países han emitido este tipo de instrumentos, consolidando un mercado sólido y en expansión.
P. El colapso de First Brands y de dos financieras de coches en EE UU ha puesto el foco en el crédito privado. ¿Cuáles son los riesgos a medio plazo?
R. Estos casos se consideran episodios aislados, aunque el crédito privado sigue siendo un área a vigilar, junto con factores como la inteligencia artificial, la geopolítica y la política interna. Entre los principales riesgos destacan los retos fiscales y la posibilidad de que la Reserva Federal adopte un tono más agresivo. Incluso si finalmente recorta tipos, un mensaje firme podría pesar no solo sobre la renta fija, sino también sobre los activos de riesgo, especialmente en un periodo —como suele ser diciembre— en el que la liquidez y el apetito por el riesgo tienden a ser más limitados. Tras un año tan bueno para los activos de riesgo, una política monetaria más estricta y las tensiones geopolíticas recientes, como las vistas entre China y Japón, podrían generar volatilidad y acelerar la toma de beneficios.
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