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Los supervisores europeos de los mercados ven fallos en las políticas de sostenibilidad de las gestoras de activos

ESMA y CNMV dan un aprobado general al sector en la integración de criterios ESG, pero advierten de falta de información y de un lenguaje demasiado genérico

La inversión bajo criterios de sostenibilidad, buen gobierno gobierno corporativo y responsabilidad social —los tres pilares de lo que se conoce como inversión ESG— ha calado en el conjunto de la industria europea de gestión de activos. La comercialización de fondos con la etiqueta ESG se ha vuelto parte imprescindible de la oferta del sector, aunque aún quede largo camino por recorrer en una tipología de inversión relativamente reciente y que en la actualidad no despierta entre los inversores el elevado interés de años atrás. Así, la evaluación del cumplimiento de la normativa que regula las inversiones ESG, emprendida por el regulador europeo ESMA junto a reguladores nacionales como la CNMV español, da un aprobado general al sector aunque advierte de numerosos puntos de mejora, tanto en la aplicación real de los riesgos de sostenibilidad en la gestión como en la información al cliente.

La CNMV ha publicado hoy las principales conclusiones de la acción conjunta realizada por los supervisores europeos, en la que reconoce que el cumplimiento del Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR por sus siglas en inglés) —normativa de la UE que entró en vigor en 2021 y que exige a las entidades financieras informar de cómo integran los criterios ESG en sus productos y decisiones de inversión—, es “en general satisfactorio, teniendo en cuenta la naturaleza novedosa y la reciente adopción de la reglamentación”. No obstante, el regulador también advierte de que “existe un margen de mejora significativo tanto en la integración de riesgos de sostenibilidad como en la divulgación”.

Entre los principales fallos detectados, las conclusiones destacan “el empleo de un lenguaje vago, demasiado general, así como la existencia de información incompleta o insuficiente”. Los supervisores también apuntan a la falta de información sobre los denominados indicadores de principales incidencias adversas, que dan una valiosa medida de la aplicación efectiva de las políticas ESG sobre una cartera de inversión. De hecho, aluden a los efectos adversos que la inversión en una determinada empresa puede tener sobre factores de sostenibilidad como el medio ambiente, los derechos humanos, la lucha contra la corrupción y el buen gobierno corporativo. En ese sentido, concluyen que a veces faltan algunos de esos indicadores obligatorios, así como información sobre la metodología y datos para medir la alineación con los objetivos del Acuerdo de París. “Por lo que se refiere a la integración del riesgo de sostenibilidad, en ocasiones faltan procedimientos documentados, así como mecanismos de resolución en caso de incumplimientos”, añaden las conclusiones.

Otra de las debilidades detectada en la evaluación de los supervisores es el bajo número de empleados dedicados a tareas de sostenibilidad en algunas gestoras y la ausencia de controles para verificar que las estrategias ESG están apoyadas en datos o métricas apropiados. Y una vez detectados los aspectos que sería necesario reforzar, la ESMA lanza una serie de recomendaciones a las gestoras para mejorar en la aplicación efectiva de las políticas ESG. Señala que los gestores “deben adquirir y retener el personal necesario con las competencias, los conocimientos y la experiencia necesarios para la integración efectiva de los riesgos de sostenibilidad”.

El supervisor europeo también insiste a los supervisores nacionales, como la CNMV, en la importancia de realizar un seguimiento para garantizar que la industria adopta las medidas necesarias para mitigar los riesgos de greenwashing y les recomienda que comprueben que la información sobre la coherencia de las políticas de remuneración con la integración de los riesgos de sostenibilidad se detalla claramente. “ESMA considera que existen áreas de mejora en la precisión de las métricas de sostenibilidad, como las puntuaciones de riesgo ESG, o cualquier otro criterio que se desee incluir”, explica el regulador europeo.

Destaca también la importancia de garantizar que la información divulgada sobre los productos en el sitio web “sea fácilmente accesible, justa, clara y no engañosa; subraya la importancia de que resulte accesible para todos los inversores, fácilmente localizable y presentada en un lenguaje sencillo, evitando el uso de jerga o tecnicismos”. Por su parte, la CNMV asegura en el comunicado difundido hoy que continuará realizando sus labores supervisoras en el ámbito de sostenibilidad y que toma nota de las recomendaciones de ESMA.

Los esfuerzos de los reguladores del mercado europeo por dar transparencia a la inversión ESG contrastan en la actualidad con el retroceso que vive este tipo de inversión entre la poderosa industria de gestión de activos en EE UU. Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca se ha reforzado la presión sobre las gestoras que aplican criterios de sostenibilidad en sus inversiones, hasta el punto de que gigantes como BlackRock, JPMorgan, Citigroup, Bank of America, Morgan Stanley, Wells Fargo y Goldman Sachs se han retirado de la alianza Net Zero Asset Management, que persigue el objetivo de alcanzar las cero emisiones netas de gases de efecto invernadero antes de 2050.

Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.
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