80 días tras el Día de la liberación: La vuelta al mundo
El giro proteccionista de EE UU agita los mercados, pero las buenas compañías siguen siendo una apuesta sólida.

No es lo mismo dar la vuelta al mundo que darle la vuelta al mundo. El pasado 2 de abril Donald Trump provocó un terremoto de primera magnitud. La esperada subida arancelaria, pero inesperada en magnitud y forma, tambaleó los cimientos del orden económico mundial. Tras casi tres cuartos de siglo con un mundo empeñado en eliminar fronteras (económicas), deslocalizar la producción y beneficiarse del mutuo comercio con el dólar americano como moneda global, el presidente de la primera potencia mundial dinamitaba el status quo y reclamaba una reparación inmediata por los desequilibrios soportados por el pueblo americano para beneficio del resto del mundo. Dejando al margen la verosimilitud del relato, el contenido era duro (e impreciso) y los modales un espanto.
No es fácil aislar los efectos de “El Día de la Liberación” del resto de eventos como Musk recortando costes, Ucrania, Israel-Gaza-Irán, la expansión fiscal en Alemania y varios otros. Como inversores en renta variable somos dueños de compañías y distinguimos los efectos en función de cuando se materializan: inmediatos, corto plazo, medio plazo y el largo plazo, siendo este último el más importante para los dueños de compañías.
Los efectos inmediatos: confusión, incertidumbre y caos que llevaron a ventas masivas. El índice S&P500 caía un 22.6% (en euros) desde máximos de febrero hasta que el mercado de bonos tembló el 8 de abril y Trump dio un paso atrás.
Los efectos de corto plazo: la reacción tanto de consumidores como empresarios ha sido en su conjunto la natural ante un nivel de incertidumbre inusual: operar con algo más de cautela. Las familias gastando algo menos, a pesar de que el empleo aguanta (de momento). Las empresas reduciendo los gastos que se pueden reducir, continuando con las inversiones que ya están a medio camino, y posponiendo las que aún no han iniciado. La cadena de producción frena, pero no de manera uniforme. Es como un frenazo en una autopista: el primero frena y el que viene detrás frena más fuerte, y así sucesivamente, generando más problemas a los que van más atrás. Por ejemplo, las ventas de coches se resienten mucho menos que las de materiales químicos usados en la manufactura de sus piezas. La falta de visibilidad sobre las ventas a futuro es una realidad. El CEO del fabricante químico Huntsman, decía en su presentación de resultados, que si antes consideraba una osadía establecer predicciones de resultados a un año, hoy considera igual de difícil realizar una predicción a una semana. Esto es consistente con los comentarios de distribuidores químicos que nos alertan de que sus clientes están haciendo pedidos con más frecuencia, pero más pequeños.
No podemos anticipar la reacción del mercado en el reporte del segundo trimestre, pero si es para estar atento a oportunidades de compra si el mercado llega a descontar posibles frenazos de abril y mayo como permanentes o estructurales. En cualquier caso, debemos estar preparados para ver sorpresas negativas en los resultados de las compañías correspondientes al segundo trimestre que se publicarán durante las próximas semanas.
Los efectos de medio plazo: los anuncios de tratados comerciales son tan solo principios de acuerdo, no los miles de páginas del detalle exhaustivo que no se pueden hacer en 24 horas. Los efectos en la economía y los tipos de interés de esta incertidumbre pueden retrasar la recuperación de sectores como la construcción.
Los efectos a largo plazo: la historia nos enseña con eventos como la Guerra Fria, la Crisis Financiera o la pandemia del Covid, que el mundo es más resiliente en el largo plazo de lo que suele parecer en los momentos difíciles. La economía global y con ello las compañías han prosperado en su conjunto. Las buenas compañías con balances saneados están preparadas para estos embates y poder beneficiarse de la recuperación. La falta de vivienda por baja construcción se corregirá, aunque los eventos actuales retrasen el plazo.
En conclusión, parece tan razonable estar preparados para sobresaltos con los resultados del segundo trimestre como estar convencido de la resiliencia de las buenas compañías en el largo plazo. El camino seguirá siendo incómodo, pero también rentable.
Carlos Arenillas, miembro del equipo de inversión de Panza Capital