El oro vive su peor semana desde noviembre ante el mayor apetito por el riesgo
El acuerdo comercial entre EE UU y China está apaciguando las incertidumbres y minando el atractivo de los activos refugio


Ni las Bolsas, ni el bitcoin. El activo estrella este 2025 está siendo el oro, con una revalorización que roza el 20% en lo que va de año. Sin embargo, esa buena racha, que lo catapultó a finales de abril a unos récords más allá de los 3.500 dólares por onza, parece haberse tomado una pausa: el metal precioso ha vivido su peor semana desde noviembre, con una caída de más del 5%.
El mayor apetito por el riesgo derivado del acuerdo comercial entre China y EE UU para reducir significativamente los aranceles que se aplican mutuamente en sus intercambios ha actuado como detonante. El dinero vuelve a Wall Street, y abandona los activos refugio. Según datos de Bank of America, los fondos de renta variable estadounidenses tuvieron sus primeras entradas de capital en cinco semanas, mientras que 400 millones de dólares salieron del oro entre el lunes y el miércoles, justo después del pacto entre superpotencias. Es la paradoja del oro. Las buenas noticias para la economía suelen serlo menos para su cotización, aunque hay otros factores que mueven su precio, ya sea al alza como ocurre con las compras por parte de bancos centrales, o a la baja, si se liquidan posiciones para comprar otros activos.
El cambio de sentimiento viene avalado por otros datos, aunque todavía sin dramatismos: las tenencias de fondos cotizados (ETF) ligados al oro cayeron en 265.000 onzas el jueves, su mayor salida diaria en casi un mes. Y este viernes el precio de la onza rondaba los 3.175 dólares, alrededor de 300 menos que hace un mes, cuando los ataques de Donald Trump al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, desataron fuertes caídas en Wall Street, tensiones en la deuda y caídas del dólar al alentar el temor a que la independencia del banco central se viera comprometida, lo cual benefició al oro.
De momento, ni el retroceso en su precio, ni la posibilidad de que la guerra comercial siga perdiendo intensidad —por ejemplo, con un acuerdo entre Bruselas y Washington que todavía está pendiente— y la desescalada diluya las incertidumbres parecen estar provocando grandes cambios de opinión entre los analistas sobre su idoneidad como inversión. “El oro sigue siendo un importante diversificador”, señala Mark Haefele, director de inversiones de UBS.
Claudio Wewel, estratega de divisas en J. Safra Sarasin Sustainable AM, prevé que las entradas a fondos cotizados (ETF) respaldados por oro físico sigan siendo sólidas, impulsadas sobre todo por la demanda asiática. “Y lo que es más importante, las compras institucionales deberían mantenerse elevadas, ya que la incertidumbre política en Estados Unidos intensifica los esfuerzos por diversificar las reservas de los bancos centrales y reducir la dependencia del dólar”, defiende.
Ante una revalorización tan pronunciada como la que ha experimentado el oro —aún mayor si se amplía la vista atrás a 12 meses, del 33%—, la toma de beneficios parece una opción sencilla, pero Wewel opina que todavía tiene margen para seguir subiendo, y que si se analiza su cotización teniendo en cuenta la inflación, no está caro. “Si bien en términos nominales el precio actual del oro supera ampliamente los máximos históricos de las últimas cinco décadas, en términos reales apenas se sitúa por encima de los picos de 1980 y 2011. Pero lo más relevante es que, en los últimos tres meses, Trump ha dejado claro su objetivo de transformar el orden global basado en normas multilaterales vigente desde la Segunda Guerra Mundial”, añade.
La visión sobre el futuro comportamiento del oro está condicionada, por tanto, por la tesis que se maneje acerca del mayor o menor daño de Trump al crecimiento económico, el papel del dólar como refugio seguro, o la geopolítica, en una versión, con matices, del cuanto peor, mejor.
Incertidumbre elevada
Para Carsten Menke, de Julius Baer, la rapidez y la intensidad de la reacción a la baja del oro apuntan a un ajuste de posiciones en el mercado de futuros, pero no cree que estemos ante un cambio de tendencia. “Aún observamos un contexto fundamental favorable. Los riesgos de recesión y la incertidumbre sobre las políticas monetarias siguen siendo elevados, lo que debería seguir impulsando la demanda de activos refugio”, estima.
El oro no ha sido el único que se ha movido a la baja por la distensión comercial entre China y EE UU —y en menor medida, por el acuerdo arancelario entre Washington y Londres—. En el mercado de divisas, el franco suizo, otro popular activo refugio, ha caído más de un 3% desde el 21 de abril, aunque se revaloriza más de un 8% frente al dólar en lo que va de 2025, y ronda zona de máximos de los últimos 14 años.
El aumento o rebaja de tensiones en otros conflictos latentes, como el que recientemente ha enfrentado a India con Pakistán, dos países con armas nucleares. O la evolución de las primeras conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania en tres años, también tendrán impacto en la decisión de los inversores de aumentar su exposición al oro o hacerlo hacia las Bolsas u otros activos.
La geopolítica está siendo uno de los principales catalizadores de los mercados en los últimos tiempos. No solo a través de los bandazos al alza y a la baja por la escalada y desescalada arancelaria, sino con los avances en otros contenciosos como el de EE UU e Irán en torno a las armas nucleares, que ha provocado caídas en el precio del petróleo ante la perspectiva de un levantamiento de sanciones que añada oferta de crudo al mercado.
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