Los Siete Magníficos en Europa son 47 (y todos bancos)
El sector financiero lidera las subidas en el continente, y su evolución ha sido tan buena desde 2022 como la de las estrellas de Wall Street


Invertir en banca europea se ha convertido en un negocio redondo. En tiempos de bonanza para las Bolsas, que rondan máximos históricos a uno y otro lado del Atlántico, el sector ha conseguido destacar sobre el resto, colocándose como el que más sube en lo que va de año de entre los 20 grupos que conforman el Stoxx 600. Las 47 entidades europeas que lo componen han empujado al índice un 18% al alza en menos de dos meses, pero su tirón viene de mucho más atrás: si se toman los últimos tres años, el retorno total, incluidos dividendos, supera el 90%, un avance similar al de los Siete Magníficos. Eso le ha valido que el Financial Times los apode los 47 magníficos, en un guiño a las tecnológicas que dominan los mercados.
No es casual que 2022 sea el punto de partida empleado para medir el éxito del sector, pues marcó un punto de inflexión. Ese ejercicio, el Banco Central Europeo puso fin a más de una década de tipos negativos. Y comenzó una escalada que se prolongaría casi dos años. El buen comportamiento actual bebe especialmente de los bancos del sur de Europa. Entre los 10 mejores de los últimos tres años hay cuatro italianos, dos españoles (Banco Sabadell y BBVA), un portugués, un irlandés, un austriaco y un alemán. Los italianos Bper Banca y Unicredit, con más de un 200% de repunte, lideran la clasificación en ese plazo, aunque si este se acota a los últimos 12 meses, es el Sabadell quien encabeza la tabla, tras haber más que duplicado su precio, y solo uno del casi medio centenar, el Banque Cantonale Waudois, un banco regional suizo, está en números rojos.
Detrás de este silencioso ascenso están unos resultados sólidos impulsados por la mejora de sus márgenes gracias al alza de tipos, el runrún de movimientos corporativos como la oferta de compra del BBVA por el Sabadell, o la de Unicredit por Commerzbank, así como programas de recompras de acciones y entregas masivas de dividendos. Según cálculos de Citi, las entidades repartirán 90.000 millones de euros a cargo de 2024 entre pagos en efectivo y adquisiciones de sus propios títulos.
El pasado mes de julio, el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, advertía de que la era dorada de la banca estaba próxima a terminar. “La mejora de rentabilidad de los bancos europeos y españoles ha alcanzado un tope, y veremos cómo empieza a bajar porque los factores favorables, como la subida de tipos, se irán reduciendo”, auguraba. El número dos de Christine Lagarde no puso fecha a ese escenario, pero por ahora no hay señales de declive: la gran banca española firmó en 2024 un año histórico, con un beneficio conjunto de 31.767 millones, un 20,5% sobre la cifra ya en máximos de 2023. Y con sus particularidades, la dinámica ha sido similar en el resto del continente.
“Momento muy favorable”
El economista Javier Santacruz explica así este fenómeno. “Ahora es un momento muy favorable para los bancos, porque aunque bajen los tipos, han conseguido cerrar operaciones y establecer un cierto suelo en sus ingresos aprovechando los tipos más altos de los últimos dos años. Y dado que han conseguido mantener a raya el coste de los depósitos (básicamente, no subiéndolo), la morosidad se está comportando muy bien y pueden bajar provisiones. Eso les permite enseñar resultados de explotación buenos y tener algo de dinero disponible para pagar dividendos y hacer recompras de acciones”.
En su opinión, el comportamiento positivo de los bancos va a continuar. “En fases de desaceleración del crecimiento económico se buscan valores con beta menor que uno [implica una menor volatilidad que la de su índice de referencia, en este caso el Ibex 35], y eso quien lo cumple es la banca, al igual que el consumo defensivo o el sector salud”, añade.
Para Leopoldo Torralba, economista de Arcano Economic Research, la continuidad del despegue bursátil de los bancos en Bolsa en lo que llevamos de 2025 resulta “extraño”, dadas las perspectivas de bajadas de tipos en Europa. “Se descuenta que la economía europea crecerá razonablemente y favorecerá los volúmenes de actividad y la baja morosidad, compensando la pérdida de margen. No obstante, el descenso de tipos puede terminar dañándoles, y la posible subida de la rentabilidad de los bonos soberanos, ante el posible aumento del gasto público en defensa, puede también deteriorar la solvencia algo, por el menor valor de las carteras de bonos”, advierte.
El gran arranque de año de la banca coincide también con la sorprendente evolución de la Bolsa europea. Tanto el Euro Stoxx 50 como el Ibex 35, con ganancias de doble dígito, baten por ahora ampliamente al Nasdaq tecnológico y el S&P 500 estadounidenses, pese a que los analistas contaban con que el efecto Trump se traduciría en un mayor atractivo de Wall Street frente al resto de parqués. El año, sin embargo, no ha hecho más que empezar, y los valores de EE UU pueden estar tomándose un respiro tras el rally que protagonizaron antes y después de las elecciones de noviembre. Factores como un posible acuerdo de paz en Ucrania, un probable aumento del gasto público en Alemania tras los comicios, y unas expectativas de recortes de tipos mayores en la zona euro a las de EE UU están detrás de esa buena evolución.
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