¿Por qué tarda Puig en despegar en Bolsa?
El primer día apenas se movió el precio y el segundo subió un 4%, pero cayó la negociación. Las exigentes valoraciones, un obstáculo para prolongar el rally de la compañía a corto plazo
Las esperanzas puestas en la mayor salida a Bolsa de España desde 2015 eran muy elevadas. Después de dos años de sequía en los que los estrenos se habían limitado al espectro de las pequeñas cotizadas, una operación como la Puig generaba mucho entusiasmo entre los inversores. La fuerte demanda por parte de los inversores institucionales en la colocación hacía prever un éxito rotundo. Después de concluir sin cambios en los 24,5 euros en su estreno, este lunes las acciones intentaron reconducir el rumbo. La cadena de cosmética se recompuso y se anotó un 4,08% en su segundo día en el parqué.
Con sus acciones en los 25,5 euros, la valoración supera los 14.000 millones de euros, por debajo de Repsol (17.650 millones) y por encima de ACS (10.410 millones). Aunque ayer la firma de cosmética se desprendió de la apatía, la negociación fue muy inferior a la registrada en el estreno. En su segundo día en el parqué movió 1,3 millones de acciones, a gran distancia de los 24,9 millones de títulos el día anterior, una negociación que se explicaba en gran medida porque tras marcar los 25,5 euros en el toque de campana, los inversores más especulativos aprovecharon el sprint para hacer caja. “La volatilidad de la primera semana no debería asustar a los inversores a largo plazo, ya que las empresas suelen necesitar un periodo de adaptación antes de que los mercados empiecen a detectar valor”, apunta Joshua Mahony analista jefe de mercado de Scope Markets.
Aunque el débil comportamiento dejó fríos a los inversores, las firmas de análisis le restan importancia. El consenso señala como principal razón de ello, el elevado precio. La compañía debutó a 24,5 euros por acción, en la parte alta de la horquilla recogida en el folleto de salida a Bolsa. “Esta circunstancia ha rebajado los alicientes respecto a una rápida revalorización a corto, ya que el descuento respecto a cotizaciones de otros valores que operan en el sector se ha visto reducido”, señala Antonio Castelo, analista de iBróker. Fuentes del mercado señalan que en el intento por exprimir al máximo el interés de los institucionales, se advirtió que todas aquellas peticiones que estuvieran por debajo de los 24 euros no iban a entrar. “Como hay mucha escasez en el mercado primario las valoraciones se habían calentado”, señala Gonzalo Sánchez, directo de inversiones de Gesconsult.
Con un PER de 27 veces los expertos reconocen que las valoraciones de Puig eran muy exigentes. Ante el escaso recorrido que dejaba el precio de salida a Bolsa, muchas de las firmas que invierten en valores de calidad, los conocidos como inversores value, optaron por quedarse al margen y esperar a ver si la compañía cumple con sus objetivos de crecimiento. “Puig deberá convencer a los inversores de que la propuesta de valor de la compañía es buena y que el crecimiento de doble dígito de sus cuentas en los últimos dos años no es algo coyuntural, sino que se podrá mantener en el tiempo”, señala Javier Cabrera, analista de XTB. Si no consiguen el ritmo de crecimiento previsto para los próximos trimestres, el ajuste en el precio de las acciones podría acelerarse.
Junto a la elevada valoración los analistas destacan como punto débil la decisión de dividir el capital en acciones A y B. Las primeras, que están en manos de la familia y cuentan con cinco derechos de voto, y las B, que son las que cotizan en el mercado y que solo tienen un derecho de voto. Castelo señala que con los derechos políticos muy reducidos respecto a las acciones ordinarias, “los inversores institucionales que se plantean entrar en el capital piden más descuento para abordar la compra de acciones que no van a permitir tener ningún control sobre la sociedad”. Los expertos coinciden en señalar que con esta modalidad el descuento que deberían haber ofrecido las acciones tendrían que haber rozado el 20%, a gran distancia de lo que terminó sucediendo.
El debut de Puig coincidió además con la publicación de los resultados de la empresa de cosméticos estadounidense Estée Lauder. Aunque la compañía registró un sólido crecimiento de las ventas del 6% y superó las expectativas, la firma cedió un 1,48% en Bolsa, descenso que en la semana alcanzó el 9,8%. La reducción de las previsiones de ventas para 2024 debido a la volatilidad macroeconómica y la debilidad del mercado en China son los principales obstáculos a los que se enfrenta el sector de la cosmética, un negocio que ha logrado sobreponerse a la subida de tipos gracias a la resistencia de la demanda.
Una inversión a largo plazo
La diversificación que puede aportar en las carteras es el punto fuerte que ofrece Puig. En un mercado saturado de bancos y eléctricas, desde Gesconsult creen que la compañía además de contar con una buena trayectoria opera en un sector que crece, dispone de márgenes atractivos y no tiene mucha competencia. "Hay que darle tiempo", apunta. En la misma línea se mueve Ignacio Cantos, director de inversiones de atl Capital, que considera que una vez que el mercado haya ajustado el precio, la firma de cosmética puede ser una opción atractiva a medio y largo plazo.
Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días