La hora de hincar la rodilla se aproxima para Powell y Lagarde

Considera que la Fed y el BCE se han excedido en sus alzas de tipos y que es hora de elegir entre inflación o salvaguardar el sistema financiero

Belén Trincado Aznar

El nuevo cisne negro que ha amerizado en el lago de la Reserva Federal de Estados Unidos ha hecho que la manguera monetaria del mes de marzo, para intentar blanquear al cisne desmandado, sea una de las intervenciones monetarias mensuales más grandes de nuestra nueva era monetaria post Lehman Brothers. Era, que se caracteriza por lo que popularmente se llama “imprimir dinero de la nada para solucionar cualquier problema”, lo que hace que ante cualquier evento los bancos centrales actúen para subvencionar una economía que estructuralmente a largo plazo languidece por una caída de la población trabajadora, una deuda impagable con los recursos que generamos y una productividad/digitalización que acelera la subvención a los trabajadores.

Este nuevo cisne negro nos ha venido a recordar que quizás la Fed se ha excedido en la subida de tipos, que con 31,46 billones de dólares de deuda pública en EE UU es imposible aguantar con tipos interés actuales, y que hay que elegir entre inflación o salvaguardar el sistema financiero donde duermen todos nuestros escasos ahorros.

La curva implícita de tipos en Estados Unidos ya descuenta caídas en el próximo año hasta el 4% y al 2,75% en tres años, aunque no habrá tiempo para esperar tanto y la debilidad económica hará que bajen ya probablemente a finales de este año. Con ello quizás hemos vivido en marzo el final del proceso de subida de tipos.

En Europa, donde la economía se sustenta en cimientos iguales e incluso más débiles por la paradoja rigidez en los procesos de cambio, el BCE con Christine Lagarde de domadora de “cisnes alemanes” ha permanecido impertérrita ante los aspavientos del cisne y ha decidido seguir con las subidas de tipos para no mostrar debilidad ante los mercados. Como dice mi buen amigo Pedro, se ha marcado un Trichet para recordar aquella última subida de tipos del BCE en julio 2011, en mitad de una crisis Europa de deuda sin precedentes. Dicho esto, el balance del BCE se volvió a reducir en marzo –sexto mes consecutivo– y visto el movimiento de la Fed y de los tipos de EE UU, creo que no estamos lejos de poder afirmar que el BCE tendrá que hincar la rodilla en breve y parar el incremento de tipos y empezar a dar señales dovish al mercado antes de meternos en una recesión no deseada. Más aún, en una economía que cada vez más necesita de subvención monetaria gratis para subsistir, ya que andar sola sin el bastón monetario no es posible. Europa necesita un euríbor en el 2-2,5% para no desfallecer en el intento.

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