El ICAM lanza una guía de emprendimiento orientada a los abogados jóvenes
La iniciativa incluye pautas para asegurar el éxito en los negocios, como tener una buena previsión financiera o acordar un buen pacto entre socios

Alrededor de 14.200 abogados colegiados tienen menos de 35 años, el 19% del censo del colegio la abogacía madrileña (ICAM). El furor de los jóvenes talentos por ejercer no solo emana en trabajar en los despachos de abogados, cada vez sienten más interés por abrir su propio bufete y ser independiente. No obstante, la senda del emprendimiento está llena de dificultades ¿Cuáles son los primeros pasos? ¿Qué hace que un proyecto tenga éxito? ¿Cómo se puede emprender sin faltar a los principios deontológicos de la abogacía? Para responder estas cuestiones, la institución ha puesto en marcha —en el marco de la celebración del primer festival de emprendimiento jurídico— la Guía ICAM de Supervivencia para Emprender en el Sector Legal, un documento que ayuda a los jóvenes abogados a arrancar su negocio.
“La abogacía atraviesa una transformación acelerada, impulsada por la innovación, la tecnología y los nuevos modelos de negocio. En este contexto, emprender no es solo una opción, sino una actitud clave para quienes aspiran a liderar el cambio y aportar soluciones reales”, señala Eugenio Ribón, decano del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid.
La guía ofrece un decálogo con los pasos que los emprendedores deben seguir para arrancar con su negocio sin morir en el intento. Entre ellos, se aborda la planificación estratégica, la gestión financiera, la construcción de marca o el cumplimiento normativo como pilares esenciales para trabajar con autonomía.
Los abogados buscan emprender, pero todavía dudan en dar el primer paso. “Cada vez más jóvenes abogados buscan ejercer con autonomía, propósito y flexibilidad, pero muchos aún enfrentan el miedo al error como principal barrera”, apunta parte Gabriel Rodríguez Leva, diputado responsable de Abogacía Joven del ICAM, que afirma que esta guía nace precisamente “para desmontar ese miedo, ofrecer una estructura sólida y fomentar una cultura donde el emprendimiento sea una forma legítima y viable de ejercer el Derecho”.
Errores que conducen al fracaso
Elegir socios por afinidad personal, construir un negocio sin una buena imagen de marca y con poca demanda son algunos de los errores más frecuentes que detecta el colegio. “Pueden comprometer la viabilidad económica, erosionar la reputación profesional o derivar en contingencias fiscales difíciles de revertir”, advierte el ICAM. La guía dedica un capítulo específico a estos fallos estructurales.
Para los proyectos colectivos, la guía se detiene en analizar el pacto de socios como instrumento de estabilidad y previsión, explicando las cláusulas más relevantes, desde la permanencia hasta los derechos de información o las condiciones de salida, con esquemas prácticos y advertencias frente al uso de plantillas genéricas.
La guía también se centra en la planificación financiera, un pilar fundamental para hacer crecer el negocio. Emprender con poca previsión financiera, infraestimar los costes o retrasarse en las obligaciones fiscales también son algunas líneas rojas que también percibe el ICAM.
La imagen de marca tampoco pasa por alto. El nombre, diseño, tono o la presencia digital, todos esos elementos tienen que estar bien alineados para causar buena impresión en los clientes. Asimismo, el documento ofrece una hoja de ruta para presentar el proyecto de forma clara y eficaz ante potenciales inversores o colaboradores. En la guía se describen los distintos formatos y se detalla el contenido necesario para explicar con precisión qué se ofrece, a quién va dirigido, cómo se financia, entre otros puntos.
También es crucial seguir las reglas deontológicas de la profesión. Para evitar problemas futuros, el ICAM desglosa las obligaciones de los abogados como la publicidad en redes, la protección del secreto profesional o la independencia frente a socios inversores.
Cómo dar el primer paso
Las últimas hojas de la guía ofrecen una visión más práctica: cuándo y cómo dar el primer paso, cómo elegir un buen espacio de trabajo o cómo captar los primeros clientes. El documento ofrece un test de preparación personal y financiera, así como una serie de criterios para mantener la motivación, gestionar expectativas y sostener el proyecto más allá del primer año.
Para evitar el fracaso el colegio recomienda establecer objetivos realistas a corto plazo, dividir las tareas en bloques asumibles para evitar la fatiga y programar revisiones periódicas del progreso profesional, con indicadores sencillos que ayuden a medir el avance real del proyecto sin caer en la frustración por resultados inmediatos.
“Emprender es una forma de diseñar tu propio camino profesional en un entorno que cambia rápido y exige más que nunca capacidad de adaptación”, apunta Celia Herrero, coordinadora de Abogacía Joven ICAM y presidenta de la sección de Iniciación Profesional del Colegio. “Desde Abogacía Joven ICAM queremos acompañar ese proceso, ofrecer herramientas útiles y facilitar respuestas reales a las preguntas que muchos jóvenes abogados nos trasladan a diario: cómo empezar, cómo diferenciarse y cómo mantener el compromiso ético en cada decisión. Esta guía nace precisamente para eso”, afirma.