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Propiedad intelectual
Tribuna
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La relevancia de los bienes intangibles en la economía mundial

La combinación de la inteligencia artificial y los datos tendrá una gran influencia en los profesionales del derecho, gracias a tecnologías como el análisis predictivo

Marca
Agencia Getty

El 26 de abril fue elegido el Día Mundial de la Propiedad Intelectual para conmemorar la entrada en vigor del Convenio de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) ese mismo día en 1970. Cada año en esta fecha no solo celebramos la propia existencia de los derechos que amparan los bienes intangibles, también sirve de excusa para divulgar conceptos fundamentales en materia de derecho de propiedad industrial e intelectual y marcar objetivos para el futuro.

La enorme importancia de la propiedad industrial no hace sino aumentar año tras año y así lo avalan las últimas cifras registradas por la OMPI en su último reporte, elaborado en 2021: 18 millones de nuevas solicitudes de registro de marcas, 3,5 millones de nuevas solicitudes de patentes, 3 millones de modelos de utilidad, 1,5 millones de diseños industriales, 65 millones de registros de marcas activos en todo el mundo y 16 millones de registros de patentes activas en todo el mundo.

El desarrollo extraordinario de la tecnología no solo nos ha permitido la entrada en la cuarta revolución industrial, sino que, además, ha convertido a los bienes intangibles en la prioridad de las empresas. Así, la economía de los tangibles está actualmente en claro retroceso y ha quedado relegada a un segundo plano.

Si nos remontamos a los años 70, las cinco empresas más importantes de la economía mundial eran básicamente empresas de bienes tangibles, dedicadas al petróleo, productos del hogar, productos electrónicos y productos industriales.

Con el tiempo la fisonomía empresarial a nivel mundial ha ido cambiando. Hoy las cinco empresas más importantes a nivel mundial son empresas tecnológicas y su valor reside fundamentalmente en su propiedad industrial e intelectual. Y esa tendencia se está extendiendo al resto del tejido empresarial. Es cada vez menos relevante que una empresa disponga de edificios y fábricas, ni importa dónde los tenga, sino, más bien, dónde y cómo tiene protegida su propiedad industrial.

En los países más desarrollados (países nórdicos, Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, etc.) la inversión en activos intangibles es sumamente relevante, llegando a alcanzar, en la mayoría de los casos, el 50% de su economía.

El 52% del valor de las empresas que cotizan en bolsa a nivel mundial está constituido por bienes intangibles y el valor de los bienes físicos, los tangibles, va en constante regresión.

Hoy por hoy, los bienes intangibles representan en algunas empresas hasta el 80% de su capital, un fiel reflejo de la tendencia que se está viviendo en la economía mundial: el incremento exponencial de los derechos de propiedad industrial en todos los sectores económicos.

El lema escogido por la OMPI para este año, “La PI y los ODS: Nuestro futuro común se forja con innovación y creatividad”, incluye una de las mayores tendencias del último año, la gran revolución de la Inteligencia artificial (IA).

Los vínculos entre la innovación y los derechos de propiedad industrial son múltiples. El primero y más importante es la protección jurídica que estos activos merecen bajo las distintas modalidades de la propiedad industrial, y en segundo lugar porque su aplicación práctica en las firmas de abogados está transformando su manera tradicional de trabajar, permitiéndolas ofrecer servicios propios de las legal tech.

Hay tres tecnologías que impactan especialmente a los despachos de abogados multidisciplinares y también a aquellos especializados en propiedad industrial: el big data, la automatización de procesos y la inteligencia artificial.

Big data, macrodatos o inteligencia de datos, es un término que hace referencia a conjuntos de datos tan grandes y complejos que precisan de aplicaciones informáticas no tradicionales de procesamiento de datos para tratarlos adecuadamente. El sector legal se sirve del big data principalmente para las tomas de decisiones: selección de pruebas en procedimientos judiciales, Investigación de antecedentes relevantes, atención al cliente y para las operaciones comerciales.

Por su parte, la automatización legal es el uso del software para la gestión de tareas manuales o rutinarias, de poco valor añadido, que está permitiendo liberar a los abogados de la realización de determinados procesos de naturaleza sencilla, como la redacción de poderes, acuerdos de confidencialidad, la revisión de contratos, o la impresión de documentos para ser firmados y escaneados.

Uno de los aspectos fundamentales de la gestión de la propiedad industrial es el uso y la interpretación de los datos. Por lo tanto, la combinación de la inteligencia artificial y los datos tendrá una gran influencia en los profesionales de esta rama del derecho, gracias a tecnologías como el análisis predictivo.

El progreso es inevitable y la IA ocupará una gran parte de nuestro futuro. Los despachos de abogados tendrán que modificar sus estrategias para incorporar la IA en su funcionamiento diario. A cambio, la IA actuará como una mano amiga invisible que permitirá a las empresas asumir casos más complejos.

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