José María Alonso: “No podemos permitir que París o Miami nos quiten nuestro mercado natural”
“Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Suiza se llevan más del 90% de los arbitrajes con partes iberoamericanas”
José María Alonso es, desde enero de 2023, presidente del Centro Internacional de Arbitraje de Madrid (CIAM), institución creada hace tres años y enfocada en que la capital de España se convierta en la sede natural para resolver conflictos comerciales con componente iberoamericano. Alonso recibe en su despacho a CincoDías tras cumplir cien días al frente del centro y a un mes escaso de que se celebre el I Encuentro de los Grupos de Trabajo del CIAM, un evento que supondrá la puesta de largo del proyecto “marca España” (como le gusta llamarlo) y en el que, según adelanta, es muy probable que se consolide la fusión con el Centro Iberoamericano de Arbitraje (CIAR). Desde que tomó las riendas de la institución, está centrado en conseguir que cada vez más contratos incluyan la conocida como cláusula de sometimiento al CIAM.
Pregunta. ¿Qué objetivos se plantea el CIAM a medio plazo?
Respuesta. Ahora estamos en unos 27 casos. En dos años deberíamos duplicar ese número y llegar a una media de entre 60 y 100 casos anuales. En cada arbitraje se juegan de media unos 10 millones de euros, por lo que estaríamos hablando de un valor agregado en disputa de unos 600 millones aproximadamente.
P. ¿Contra qué cortes compite?
R. Más del 10% de los arbitrajes en la ICDR (Centro Internacional de Resolución de Disputas, por sus siglas en inglés), la institución más representativa en Estados Unidos, son entre hispanolusoparlantes. El porcentaje se eleva al 22% o al 23%, dependiendo del año, en el caso de la CCI (Cámara de Comercio Internacional). ¿Quienes tienen más arbitrajes en este momento? La Corte de París de la CCI, la London Court of International Arbitration (LCIA), aunque también la Corte de Singapur, que está atrayendo arbitrajes con partes iberoamericanas que hacen negocios en Asia. Pero yo diría que, más que las cortes, nuestros competidores son los países. Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Suiza se llevan más del 90% de los arbitrajes con partes iberoamericanas, mientras que España se queda un 5% y el resto de los países de Latinoamérica el otro 5%. El mundo iberoamericano es una verdadera potencia en el ámbito del arbitraje. No podemos permitir que nos quiten nuestro mercado natural. Este es un proyecto marca España.
P. ¿Por qué España no ha sabido atraer al arbitraje entre iberoamericanos?
R. Creo que no hemos sabido vendernos. Ha habido una enorme dispersión de cortes que se iban presentando cada una con su tarjeta y, al final, el posible usuario no sabía adónde irse, porque todas eran buenas. París, Ginebra y Zúrich llevan muchísimos años trabajando en ello y la gente incluye automáticamente la sede de París. Desde hace unos años ha irrumpido Miami, muy apoyado por la CCI, que se presenta al mundo como la capital de Latinoamérica, lo cual no es cierto. El derecho en Estados Unidos no tiene nada que ver con las leyes de arbitraje que tienen la mayoría de los países latinoamericanos, que, al igual que en España, están basadas en el modelo Uncitral.
P. ¿Es España más asequible que Estados Unidos?
R. Por experiencia –soy árbitro en tribunales–, con un bufete norteamericano un arbitraje puede ser dos o tres veces más caro que uno llevado por un despacho español o latinoamericano. Tampoco tiene sentido acudir a París porque, primero, no hablan español y su ley no tiene nada que ver con las nuestra, y, segundo, un hotel te cuesta el doble que en Madrid. Es evidente que aquí tenemos abogados tan buenos como en cualquier otro sitio y contamos con magníficas dependencias. El palacio de Santoña en Madrid, en las dependencias del CIAM, es inigualable. Tenemos los mejores traductores, peritos, además de la oferta cultural... Madrid es la ciudad con mayores conexiones con América Latina de toda Europa y somos mucho más baratos. Estoy convencido de que este es un proyecto de éxito porque hemos conseguido que España hable con una sola voz. Me llega que ya se está recomendando a los clientes poner cláusula CIAM.
P. ¿Qué importancia tiene el idioma en un arbitraje?
R. Enorme. Nunca te defiendes igual, por muy bien que lo hables, en otra lengua que en la tuya. Además, te obligará a contratar abogados de esa lengua. Evidentemente, el inglés es la lengua franca. Pero desde hace un año en el TAS (Tribunal Arbitral del Deporte) el español ya es lengua oficial porque se han dado cuenta de que hay muchísimos más arbitrajes con partes iberoamericanas que francesas.
P. El peso de los hispanohablantes debe de tener reflejo, ¿no?
R. Claro, deberá tener un reflejo en la lengua que se aplica. Creo que al francés claramente le estamos ganando la batalla. Si no se meditan las cláusulas, se llega al absurdo de que en un arbitraje entre peruanos con árbitro peruano se hable en inglés. Los abogados no pueden meter las cláusulas arbitrales así como una cláusula del montón. Es que una sede te cambia por completo el arbitraje, no sólo por las leyes que se aplican.
P. ¿Qué se está haciendo para aupar el proyecto?
R. Primero, antes de aceptar el cargo de presidente del CIAM, me aseguré de que el Club Español del Arbitraje, que aglutina, en este momento, a más de 1500 practicantes del arbitraje, despachos, árbitros, empresas, etc. Quiero hacer un esfuerzo por dirigirme a los departamentos mercantiles de los despachos, que son los que ponen la cláusula de arbitraje, y explicarles todo esto. Estoy viajando por todo el mundo (en los próximos días me voy a China), tengo previsto ver a los procuradores generales, que serían el equivalente a nuestro abogado General del Estado en los arbitrajes de inversiones, y quiero reunirme con los general counsel de las compañías para decirles que esta es una opción mejor que las que normalmente utilizan.
P. El CIAM está ultimando una alianza con el Centro Iberoamericano de Arbitraje (CIAR). ¿Qué se espera de esta alianza y cuáles son sus líneas maestras? ¿Presidirá usted la nueva institución?
R. Llevamos ya mucho tiempo hablando sobre la integración. El CIAR, que tiene un nombre en el mundo de los colegios y las cámaras de comercio latinoamericanas, se creó con el mismo propósito que el CIAM. La idea es evitar la dispersión: tiene que haber una institución. Se llamará CIAM-CIAR: combinamos así el componente internacional, el de Madrid y el iberoamericano. Además, se sumarían la sede de San José de Costa Rica y la subsede de São Paulo. Yo sería el presidente y Javier Íscar [actual presidente de CIAR] sería vicepresidente, junto con los tres ya existentes. Tenemos un principio de acuerdo y nuestro objetivo es que para el encuentro del 16 de junio podamos consolidarlo.
P. ¿Cuáles son los retos de los que se hablará en el encuentro?
R. Hay muchos campos y son varios los grupos de trabajo que expondrán. Ahí también seguiremos haciendo apostolado. Si hablamos, por ejemplo, del mundo de los seguros, una labor que tenemos que hacer es que las compañías de seguros metan en las pólizas arbitraje, cosa a la que son reacias. También en el mundo del turismo y de los hoteles, donde España es una verdadera potencia, y en el de la construcción y la energía. El derecho marítimo tiene unas especialidades importantes que nos ha movido a crear un procedimiento ultra abreviado. Una de las áreas que se está desarrollando más es lo que se llama el forensic, es decir, ahora, un arbitraje internacional es inviable sin contar con buenos expertos.