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Adriana Casillas: “En Europa casi todos los insectos que se producen se usan para alimentación animal”

Tebrio es una empresa con base en Salamanca que tiene por objetivo construir la mayor planta de insectos europea. Los trabajos han ido más lentos de lo inicialmente esperado, pero siguen adelante

Adriana Casillas. Imagen cedida por Tebrio.
Adriana Casillas. Imagen cedida por Tebrio.Fotos de tu empresa (www.fotosdetuempresa.com)
Fernando Belinchón

Pese a que su megafábrica no ha sido completada en los plazos que esperaban y a que se dedican a un sector que genera una gran polémica entre parte de la población, Tebrio, la empresa que quería erigir sobre suelo salmantino la mayor planta de producción de insectos de Europa, sigue adelante. Respecto al primer punto, no han renunciado a la construcción de la planta de 90.000 metros cuadrados que estaba prevista originalmente para 2023. En referencia al segundo, el de la polémica, Adriana Casillas, cofundadora de Tebrio y presidenta de IPIFF, la mayor patronal de productores de insectos del mundo, explica reiteradamente que los insectos de Tebrio se dirigen solamente a consumo animal. Ello no evita críticas y ataques a la compañía que la empresaria da por sentados. Entramos en el nido de Tebrio.

Pregunta: ¿Cómo marcha el proyecto de la fábrica y en qué punto se encuentra exactamente?

Respuesta: Nosotros seguimos trabajando en una planta piloto mientras ponemos en marcha esta megaplanta de 90.000 metros cuadrados. Los ritmos entran dentro de lo previsto. Hemos tenido incidencias totalmente habituales en proyectos de esta envergadura, sobre todo cuando hay tantos actores que tienen que operar antes de que se consiga todo lo necesario para comenzar con la construcción, pero desde luego es algo que ya teníamos en los planes. Comenzaremos en un breve plazo de tiempo.

P: ¿Cuánto diría que falta para que entre en producción?

R: No podemos decir exactamente cuánto vamos a tardar en todo, pero prevemos que en unos siete o nueve meses. Es una instalación totalmente modular, con lo cual vamos a empezar por el primer modulo y, después, una vez terminado, seguiremos con el resto.

P: ¿Cómo ha sido la acogida inversora de Tebrio y de la planta en concreto?

R: Estamos entrando en una industria con potencial. No es que nos vayamos a inventar el mercado, sino que el mercado ya existe. Hay una necesidad muy grande de este tipo de productos a nivel global, por lo que los inversores, sobre todo los acostumbrados a las inversiones industriales, ven esto como algo muy interesante. El sector de los insectos es diferente, con un recorrido enorme que no forma parte de una mera tendencia que vaya a desaparecer. Se producen unas materias primas que hacen falta para cubrir las necesidades que los mercados están demandando.

P: ¿Y dentro de España?

R: Obviamente, hay muchos tipos de inversores. Estoy hablando sobre todo a nivel global. En España como tal es mucho más complicado. Por la tradición inversora, se busca un rendimiento a muy corto plazo, incluso a costa de retornos más bajos. Es a lo que estamos acostumbrados en este país, por lo que puede ser un poco más complicado ahí. No obstante, ahí están los datos de IPIFF. A nivel europeo se han invertido unos 1.500 millones de euros y se entiende que va a seguirse invirtiendo. En 2022 se produjeron 9.495 toneladas de insectos en Europa y ya en 2023 fueron alrededor de 23.000 toneladas, mientras que para 2030 los datos que hemos recogido de todas las empresas y de sus planes de ampliación y crecimiento nos llevan a unas 870.000 toneladas anuales de estos productos. Mucha de la inversión se ha dedicado a la investigación y desarrollo, y por lo que ahora se está apostando es por la escalada de la producción a nivel industrial.

P: ¿Con qué insectos trabajan?

R: Nosotros únicamente trabajamos con el Tenebrio molitor.

P: El conocido como gusano de la harina

R: Sí, exactamente.

P: ¿Por qué solo con él?

R: Fundamentalmente, por dos cuestiones. La primera, porque entendíamos que los riesgos de escalado, de producirlos en masa en grandes factorías, eran mucho menores. Su manejo es más sencillo que cualquier otro insecto que pueda volar, reptar o saltar. Entonces eso era una cuestión fundamental, porque para tener un impacto real, debemos producir miles de toneladas, con lo que el producto debe ser lo más manejable posible. Por otro lado, lo escogimos por el tipo de productos finales que podemos sacar al mercado. Todo el mundo habla de insectos de una manera tremendamente generalista, pero nada tienen que ver las características de los productos finales de unos insectos y otros, técnicamente hablando. Nosotros consideramos que los productos que podíamos obtener del Tenebrio podían tener mucho mejor impacto en las producciones de nuestros clientes. Seguimos apostando por ello porque hemos desarrollado un proceso único. Es decir, cómo, cuándo, de qué manera y por qué se manejan los animales de una forma determinada y, por otro lado, porque tenemos toda la tecnología que nos ayuda a convertir este modelo de proceso en uno industrial. Sobre todo, y lo más importante, hemos creado toda la maquinaria relacionada con ello.

P: ¿Cuánto cuesta producir un kilo de gusano de la harina?

R: Depende. Cada empresa trabaja de una manera diferente. A Tebrio puede estarle costando equis y a otra empresa puede estar costándole mucho más o incluso algo menos. No creo que algo menos, porque aquí la escalabilidad es muy importante. Cuanto más pequeño eres, menos eficiente eres en costes, como en cualquier industria. La cuestión de fondo no es cuánto cuesta ahora, sino a cuánto podemos estar compitiendo en un futuro. Siempre hemos estado trabajando en todos los departamentos para poder ser competitivos en los mercados a los que nos dirigimos con los precios de los productos que ya se venden en ese mercado, que no son insectos.

P: ¿Cuáles son los principales usos que se le darán a los insectos que producen?

R: Tenemos varias líneas. Proteínas, lípidos y productos para nutrición de plantas y suelos. Tebrio única y exclusivamente trabaja en alimentación animal. Nosotros operamos tanto en los mercados de comida para mascotas como en el acuícola, así como también en el avícola y el porcino. Estos son los mercados con los que trabajamos para la parte de alimentación, tanto con proteínas como con lípidos, que es un aceite. Trabajamos en la nutrición de plantas y suelos y también dentro del sector cosmético y farmacéutico.

P: ¿Desde cuándo llevan operando?

R: Todo esto comenzó en el año 2012. La empresa se constituyó en 2014 y hemos estado en desarrollo más o menos unos diez años. Ahora es cuando podemos escalar para sacar al mercado esas producciones que nos piden. Por ejemplo, tanto para acuicultura como para porcino no nos van a comprar si no somos capaces de entregar al menos un tráiler mensual de producto. Son mercados enormes. Lo que hemos hecho hasta ahora ha sido estar operando en una planta piloto en la que hemos desarrollado todo. El know how interno, toda la parte tecnológica, el desarrollo de producto, las captaciones de clientes. Para esta nueva fábrica que estamos ya en pleno proyecto de construcción, una vez esté completamente operativa, calculamos que producirá entre 100.000 y 125.000 toneladas al año de estos insectos, que es lo que los clientes que tenemos y la perspectiva de clientes futuros nos demandan.

P: ¿Entonces es un producto que tiene su mercado?

R: Es competitivo, tanto en el tipo de producto, como en precio. Si tú no puedes competir con las materias que ya existen en el mercado, te quedas fuera. Estamos hablando de alimentación animal. Los animales se alimentan de materias primas que son producidas a través de recursos naturales, unos recursos cada vez más escasos. En todos los sectores es necesario, pero por mencionar uno. La acuicultura tiene una necesidad enorme de este tipo de productos. No obstante, la parte de agricultura es también muy interesante. Con nuestros insectos podemos ofrecer unas alternativas de nutrición vegetal que ofrecen unas rentabilidades en las producciones como las que aportan otros productos no tan respetuosos con las propias tierras. Es decir, no solo es algo respetuoso con el medio ambiente, sino también con los suelos.

P: ¿Cuántas proteínas tienen 100 gramos de gusano de la harina?

R: Depende de cómo lo presentes. En vivo, tienen un 35% de proteína. Si esa larva está deshidratada, es decir, si le quitas el agua, porque el 80% de su cuerpo es agua, nos quedaríamos en alrededor de un 56% de proteína. Nosotros vamos más allá. Lo que hacemos es extraer la proteína de la larva seca. Ahí estamos obteniendo unas analíticas de un 74% de proteína por cada unidad. No hay producto así de digerible con estas concentraciones. Esto es importante. La digestibilidad. Se podría sacar un producto con todavía más proteína, pero no sería tan digerible. Nosotros tenemos un 74% de proteína y, además, con digestibilidad superior al 90% eso quiere decir que lo que se come se está absorbiendo.

P: En el caso de Tebrio no es el uso que le van a dar, pero teniendo en cuenta ese porcentaje de proteína, ¿podría darse el caso de emplearse insectos en suplementación deportiva?

R: Sí, pero eso es alimentación humana, es otro sector diferente al nuestro. Dentro de la humana por supuesto que los insectos son nutritivos también para nosotros. Son productos tremendamente interesantes para la alimentación humana.

P: Volviendo a la digestibilidad de los productos, ¿es la quitina (la sustancia de la que se componen los exoesqueletos de los insectos y crustáceos) lo que puede provocar problemas relacionados con ella?

R: La quitina es una fibra natural. Si tú comes muchísima fibra, puedes tener problemas. Si tú comes mucha grasa o azúcar, también vas a tener problemas. En nuestras formulaciones, en los productos que nosotros vendemos, más en concreto la proteína, la parte de fibra es menor al 2%. Eso es buenísimo, porque ni los animales ni las personas podemos tener dietas que no tengan nada de fibra ya que es necesaria para el intestino. Eso de que la quitina es mala creo que son bulos procedentes del desconocimiento de lo que se está hablando. Al final es una fibra que en su justa cantidad es buena para la salud.

P: ¿Cómo cree que ha ido evolucionando la percepción de la sociedad respecto a los insectos?

R: El desconocimiento lleva al miedo y el miedo lleva a compartir bulos sobre el sector de los insectos. Aquí en Europa casi todas las cantidades de insectos que se producen se destinan a la alimentación animal. Con eso nadie tiene ningún problema, porque como el pez se ha comido lo que se haya comido y tú no lo has visto, te da igual, porque lo que ves es el pez. En Europa siempre hemos percibido los insectos como plagas. Cuando ves uno, tu cerebro responde con rechazo brutal. Las empresas tienen que seguir unas normas muy estrictas para garantizar la calidad y que todo está bien sanitariamente, ya sea el mejor jamón del mundo, gominolas o insectos. Todos estamos sujetos a los reglamentos. Si miramos de manera global, los insectos se llevan consumiendo en alimentación humana mucho tiempo. La perspectiva europea es la de un alimento totalmente nuevo que no acaba de ser aceptado. Asia y Latinoamérica llevan cientos de años consumiéndolos en su dieta habitual. Es una cuestión de cultura.

P: ¿Les han atacado como empresa por su actividad?

R: Sí. Claro. Por supuesto. Nosotros no tenemos ninguna responsabilidad ante la falta de conocimiento. Es muy interesante ver lo que nos pasa, es como un estudio sociológico. Nosotros siempre aclaramos que solamente trabajamos en el sector de la alimentación animal y, aun así, nos encontramos con comentarios que nos dicen muy claramente que les da igual. Que nos dirigimos en realidad a alimentación humana. Me gustaría insistir en que no nos dirigimos a ello, no por el hecho de que las personas rechacen los insectos para alimentación humana, sino porque nuestro negocio es otro. En Europa hay también una clara diferencia entre los países del sur y los del norte. Los del norte sí tienen en los estantes de sus supermercados productos que incluyen insectos. Hamburguesas hechas a base de insectos, barritas proteicas hechas con ellos. En el norte de Europa ya se consume, y con buena aceptación, pero en el sur tenemos maneras de pensar diferentes. Es algo cultural. Lo que pasa en Europa no es lo que marca la tendencia en el mundo. Hay mucho más mundo más allá de España y Europa.

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Fernando Belinchón
Madrid. 1994. Máster en periodismo económico por la Universidad Rey Juan Carlos. Redactor de la Mesa Web de CincoDías. En el periódico desde 2016.
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