Las gestoras se lanzan a captar dinero de minoristas para invertir más allá de la Bolsa y los bonos
Crescenta, Bankinter y Myinvestor se unen a BlackRock, M&G o Muzinich con productos en los que invertir desde 10.000 euros
La inversión a través de fondos tiene dos universos que siempre han estado muy separados y que ahora empiezan a acercarse. Por un lado, los fondos de inversión convencionales, que compran acciones o bonos. Por otro, los fondos alternativos, o fondos de capital riesgo, que compran otro tipo de activos, como compañías no cotizadas en Bolsa, deuda privada o infraestructuras. Desde hace un año, estos últimos se han abierto también a pequeños inversores. Varias entidades españolas, como Crescenta, Bankinter Gestión o Myinvestor, han lanzado ya fondos de capital privado en los que se puede invertir desde solo 10.000 euros, frente a los 100.000 euros que era el mínimo habitual antes. La tendencia, aún incipiente, parece imparable.
Fue la Ley Crea y Crece, que entró en vigor en octubre de 2022, el impulsor de este cambio. Hasta entonces, estos dos mundos habían estado muy separados porque son formatos de inversión muy distintos. En los fondos convencionales, hay plena liquidez. En cualquier momento el cliente puede vender su participación. En cambio, los fondos de capital privado están pensados para que la inversión no se recupere hasta al cabo de ocho o 10 años. Y las ventanas de liquidez son pocas y estrechas. Por eso, han sido hasta la fecha vehículos reservados a inversores profesionales, como aseguradoras, fondos de pensiones, bancos o las oficinas de inversiones de millonarios (family offices, en la jerga).
¿Y qué atractivo puede ofrecer la inversión en capital privado para tener que renunciar al dinero durante una década? Rentabilidad y diversificación. Lo explica Ramiro Iglesias, consejero delegado de Crescenta, una gestora que ha diseñado una plataforma para que casi cualquiera pueda acceder a fondos de capital riesgo de todo el mundo. “Hablamos de carteras de fondos gestionados por las mejores firmas de ‘private equity’ del mundo, como la sueca EQT, inversora en Solarpack, Securitas Direct o Idealista; o la británica Cinven, dueña de la franquicia de Burger King en España... son entidades que históricamente han logrado para sus inversores retornos por encima del 20% anual”, subraya Iglesias.
Crescenta cuenta por ahora con dos carteras de fondos, el primero, mencionado por Ramiro Iglesias, invierte en estrategias llamadas de buyout, en la que el fondo de capital riesgo toma el control total de la compañía no cotizada para mejorar la gestión e impulsarla, ya sea con compra de competidores, internacionalización... Este fondo, que tiene como subyacente seis fondos de las mejores firmas internacionales, ha levantado ya 25 millones. Tienen un segundo vehículo de estilo growth en el que los fondos toman una participación minorista en las compañías, para ayudarlas a crecer. El vehículo va camino de los 20 millones e invierte en gestoras como Insight Partners, que ha sido accionista de Uber, Spotify, AirBnb... empresas que no están al alcance del común de los inversores.
Por ahora, la mayor parte del dinero que ha entrado en los fondos de Crescenta ha venido de inversores institucionales, “pero estamos detectando muchísimo interés por parte de clientes minoristas, que quieren tener una parte de su patrimonio en este tipo de estrategias para diversificar”, explica Iglesias. La vocación de la gestora es ir incorporando nuevos fondos que tengan otro tipo de estrategias vinculadas al capital riesgo, como la deuda privada.
Pioneros
La entidad pionera en captar fondos de minoristas para capital riesgo fue Bankinter. A los pocos meses de aprobarse la ley, anunció la creación de un fondo de fondos con el que se podría invertir en todas las estrategias de activos ilíquidos o alternativos que había ido lanzando el banco para sus clientes de banca privada: un fondo de hoteles, otro de residencias de estudiantes, otro de parques eólicos, de logística... En total son 23 vehículos de inversión, que ya han amasado cerca de 5.000 millones, pero reunidos en un solo fondo, accesible para todos los públicos. El director general de Bankinter, Íñigo Guerra, apuntaba en la presentación del producto que el objetivo “es que la inversión en activos privados, en economía real, se convierta en el nuevo plan de ahorro a largo plazo para muchas personas que ahora no tienen esa opción con los fondos de pensiones
Otra de las primeras entidades en ofrecer capital riesgo desde 10.000 euros fue MyInvestor (el banco online controlado por Andbank, El Corte Inglés, AXA y varios ‘family offices’). Se trata de un producto gestionado por Arcano Partners, y al que se puede acceder por 10.000 euros, el mínimo establecido tras la modificación legal.
El nuevo fondo Actyus Secondary Fund FCR tiene un rentabilidad estimada neta (TIR) del 16% anual. Está especializado en el mercado secundario, en el que muchos fondos y tenedores de participaciones de empresas no cotizadas “necesitan liquidez y se ven obligados a vender con importantes descuentos”.
El fondo ha tenido dos ventanas de comercialización y se han batido los objetivos de captación de recursos, comentan desde la entidad. “Hemos visto muchísimas inversiones por 10.000 euros o por algo más. Hay muchísimo interés”, explican desde la firma.
Una de las limitaciones de este producto es el test de idononéidad. Y es que, si el cliente tiene un patrimonio financiero de menos de 500.000 euros, la inversión en capital riesgo no podrá superar el 10%. Es decir, que hay que tener más de 100.000 euros para poder acceder a estos productos. A esto se suma un test de conocimientos financieros que es muy exigente.
Europa
La iniciativa de bajar el listón en las inversiones de capital privado viene de Europa. De hecho, la normativa comunitaria creó hace años la figura de los fondos europeos de inversión a largo plazo (Eltif, por sus siglas en inglés) en los que ya se podía invertir a partir de 10.000 euros.
Gestoras internacionales como las estadounidenses BlackRock y Muzinich o las inglesas M&G y Schroders, han lanzado varios Eltif en los últimos años, aunque es una tipología de producto que está costando arraigar. De hecho, Bruselas ya aprobado cambios legislativos para que se puedan crear los llamados Eltif 2.0, más flexibles y que apuntan a un mayor respaldo.
Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días