Bruselas da tres años a la banca para bajar las comisiones en fondos de inversión
La Comisión quiere que mejore la transparencia y el asesoramiento para a atraer a más personas a los mercados financieros
La Comisión Europea ha presentado hoy su nueva estrategia para fomentar el acceso de los clientes minoristas a los mercados de capitales. Uno de los caballos de batalla de las instituciones europeas son las comisiones en los productos financieros, que siguen considerando muy altas. Bruselas ha dado un plazo de tres años al sector bancario para que reduzca los cargos que pasa a su clientela. En caso contrario, prohibirá expresamente algunas comisiones de intermediación, lo que sería un terremoto para el sector de la gestión de activos en muchos Estados Miembros.
El vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis, ha sido el encargado de presentar la nueva estrategia, junto con Mairead McGuinness, comisaria de Estabilidad Financiera y Mercados de Capitales. “Queremos que cada vez haya más ciudadanos que se acercan sin miedo a los mercados financieros”, ha explicado Dombrovskis. “Es muy importante que el público este mejor informado, que haya menos conflictos de interés y que tengan acceso a mejores productos”.
Una de las medidas más polémicas que esperaba la banca era prohibición de las comisiones de retrocesión en la venta de fondos. Los fondos de inversión cobran a los partícipes una comisión de gestión, que suele estar entre el 1% y el 2% anual. Lo que los clientes no suelen saber es que, muy a menudo, la mitad de esa comisión se la queda quien le ha vendido el producto, ya sea la sucursal bancaria o un asesor financiero.
El sector más purista quería que ese tipo de comisiones de retrocesión se prohibiera por completo, para garantizar que los bancos solo cobran al cliente cuando están asesorando al cliente y no solo vendiéndole un producto. Finalmente, la comisión ha optado por un término medio, dará un plazo de tres años al sector para que vaya transitando hacia una distribución más justa de productos financieros. Y, si no lo hace, impondrá el veto a estas comisiones.
Límites para los 'influencers' financieros
El Ejecutivo europeo también quiere regular la actividad de los "influencers" que promocionan productos financieros en las redes sociales para asegurar que informan de los posibles riesgos, y hacer responsables a las empresas que les contratan en caso de que incumplan las reglas.
Bruselas propone poner coto a la publicidad de servicios financieros a través de los llamados "finfluencers", personas con cientos de seguidores en las redes sociales que recomiendan productos de inversión, en ocasiones de alto riesgo -como criptodivisas, forex, CfDs- y sin tener conocimientos especializados.
La Comisión Europea quiere que estos tengan que proporcionar información clara, no engañosa y que, además, refleje de forma "equilibrada" los riesgos y beneficios del producto en cuestión. "No debería parecer publicidad de ropa o calzado", explican fuentes de la institución.
La comisaria irlandesa ha recordado que “los clientes minoristas están pagando por término medio un 40% más de comisiones que los clientes institucionales, y creemos que esta brecha se tiene que ir reduciendo”.
“Pese a que la Unión Europea tiene una de las tasas de ahorro más altas del mundo, los europeos son más reticentes a invertir en productos financieros”, explicó Domborskis, que lo atribuyó a la falta de confianza, a la carencia de una información adecuada y a los costes “injustificadamente altos” para los pequeños clientes.
Bajar las comisiones es importante para que la clientela tenga una mejor retribución de sus inversiones, pero no es el único propósito de Bruselas. “Queremos que cuando una entidad cobra por dar asesoramiento justifique perfectamente que está aportando un valor añadido al cliente”, ha apuntado Domborvskis. También quieren que la información que se incluye en la venta de productos financieros sea mucho más precisa y clara, y que las comisiones que se aplican estén perfectamente justificadas.
Entre los países que más frontalmente se han opuesto a la desaparición de las comisiones de retrocesión están Alemania y España. En ambos casos, la banca tiene un papel muy protagonista en la distribución de fondos de inversión. Su argumento frente a la Comisión es que si se limitan los cargos que cobran por distribuir fondos, habrá una parte muy importante de su clientela que no sería rentable y que quedaría excluida del asesoramiento en la compra de productos financieros.
Con todo, en una de las últimas directivas sobre mercados financieros (conocida como Mifid II), Bruselas ya restringió las polémicas comisiones de retrocesión, al imponer que solo se pudieran aplicar si el que distribuye el fondo está aportando un valor añadido al cliente. Ya fuera con la incorporación de productos de terceras entidades o con una revisión periódica de su perfil inversor.
Esta normativa, que entró en vigor hace cinco años, ha provocado que la banca española promueva la distribución de fondos bajo la fórmula de contratos de gestión discrecional de carteras, con las que el particular acuerda con su banco que pueda comprar y vender fondos en su nombre, a cambio del pago de una comisión explícita. También ha crecido el asesoramiento independiente (ya afecta a más de 30.000 millones de euros en activos) y en asesoramiento no independiente (el que cobra comisiones de retrocesión). Bajo estas tres fórmulas ya se distribuye el 67% de todo el patrimonio que hay en fondos de inversión, de más de 300.000 millones de euros.
La fórmula anterior, que consiste en venderle un fondo concreto pero sin asesoramiento, cada vez se da menos. La Comisión quiere seguir limitando esta operativa de pura ejecución, en la que el banco simplemente compra el fondo para el cliente. La entidad no podrá cobrar simplemente por ofrecer este servicio.
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