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Barna, la empresa que recicla los excedentes de pescado en el mar para salvar el mundo

La compañía convierte subproductos de conserveras, pescadería y otras industrias en harinas, aceites e hidrolizados. En 2023 facturó casi 43 millones de euros

Algunos trabajadores en el laboratorio de la empresa Barna, en Mundaka (País Vasco).
Algunos trabajadores en el laboratorio de la empresa Barna, en Mundaka (País Vasco).MITXI mitxifotografo@gmail.com

Barna fue fundada en 1961 en el puerto de Bermeo (en el País Vasco) con un propósito claro: gestionar el excedente de pesca, principalmente sardinas y chicharros, que se capturaba en grandes volúmenes. La próspera industria conservera local generaba subproductos que requerían una administración eficiente, lo que llevó a la creación de la compañía. Desde sus comienzos, mostró un compromiso con la sostenibilidad, una práctica que era inusual en aquella época, pero que ahora se ha convertido en fundamental para salvar al mundo de la catástrofe medioambiental.

En sus inicios, la compañía operaba a nivel local, atendiendo exclusivamente a empresas pesqueras de la zona. Sin embargo, con el tiempo, Barna ha experimentado una evolución significativa. Actualmente, los excedentes de pesca han disminuido y la industria conservera se ha desplazado a otros sitios. La firma ha sabido adaptarse, expandiendo su gestión de residuos a otros sectores como el retail y la apicultura, que se encuentra en constante expansión. “Hemos detectado que la necesidad de gestión de residuos se puede trasladar a otros sectores en crecimiento”, dice Ibon Jaureguizar, director general de Barna.

Un trabajador de Barna en la planta de la empresa en Mundaka.
Un trabajador de Barna en la planta de la empresa en Mundaka. MITXI mitxifotografo@gmail.com

Los productos también han cambiado. Lo que antes era una única harina de pescado, ahora se ha diversificado para atender las demandas de sectores como el de alimentos para mascotas, que requiere harinas específicas como las de trucha, atún o salmón. La empresa no produce directamente piensos, pero fabrica harinas, aceites de pescado e hidrolizados, que son ingredientes esenciales para la elaboración de alimentos balanceados para animales, tanto domésticos como de granja.

El proceso de transformación de los desechos de las capturas en artículos finales es complejo. La firma cuenta con una logística adaptada a diferentes tipos de proveedores, desde grandes generadores hasta pequeñas pescaderías.

Estos subproductos son llevados a las plantas de producción, donde se inicia el proceso de separación de la fase grasa para obtener aceite de pescado, seguido de la deshidratación del resto para producir harina. Barna gestiona un total de 60.000 toneladas de derivados de pescado al año en sus plantas de Mundaka (en el País Vasco) y Tarifa (Andalucía).

“Nuestra gestión es beneficiosa para la sociedad, y el reto es captar esos subproductos de pescado que aún escapan de una gestión eficiente”, afirma el CEO de la firma. La empresa ya ha expandido su actividad más allá del ámbito local, pero todavía ve margen para crecer. El reto clave es evitar que los subproductos de pescado terminen en vertederos o sean incinerados, promoviendo una gestión más sostenible.

Las instalaciones de Barna en Mundaka.
Las instalaciones de Barna en Mundaka.MITXI mitxifotografo@gmail.com

El año 2023 fue positivo para Barna, con una facturación de más casi 43 millones de euros. No obstante, debido a la corrección de precios en el mercado internacional de harinas y aceites de pescado, las expectativas para 2024 apuntan a mantener o aproximarse a esta cifra. La empresa ha enfrentado desafíos, como el incremento de los precios del gas en 2022, pero ha logrado mantenerse competitiva en un entorno desafiante.

Parte de su fortaleza está en la innovación, invirtiendo un millón de euros anuales en este ámbito. En 2018, adquirió la planta en Tarifa que cuenta con una línea de hidrolizados de proteína, un producto prémium y único en España. En cuanto a la competencia, la empresa enfrenta desafíos principalmente en la adquisición de materia prima. A diferencia de otros productores que pescan directamente, Barna se enfoca en aprovechar subproductos, alineándose con su filosofía de sostenibilidad. “No consumimos materias primas frescas, sino que damos valor a los subproductos”, subraya Jaureguizar.

Con una red de alrededor de 200 proveedores, que incluye tanto grandes empresas como pequeños negocios, la firma lidera el sector en España con sus dos plantas de producción y su enfoque en la economía circular.

Una amplia red  

Extraer el máximo. No desperdiciar ninguna fracción del pescado. Ese es el gran objetivo de Barna. Para ello se vale de un equipo de más 100 colaboradores que día tras día actúan con eficacia desde el acopio de la materia prima, su traslado en cubas, la recepción en las plantas y su almacenamiento frigorífico, el proceso de producción, el almacenamiento y la expedición del producto.

Compromiso ambiental. La empresa tiene como prioridad fundamental garantizar que su actividad genere bienestar en las comunidades donde opera, al mismo tiempo que protege el medio ambiente. De esta forma, se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. 

Productos con valor. Los productos de Barna proporcionan aminoácidos y Omega 3 esenciales para el crecimiento y la salud de mascotas y animales de granja. 



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