Yanes: una marca histórica de la joyería española cuyo arte mira hacia el futuro
La empresa, en manos de la misma familia desde 1881, facturó 4,9 millones en 2022, un 21% más que en 2021 P Planea instalarse en México y busca local céntrico en Barcelona
En 1858, las lluvias removieron unos terrenos en Guadamur (Toledo). Unos vecinos observaron que, al despejarse las nubes, de esa tierra salían rayos brillantes. Era la reverberación que la luz solar creaba en los metales preciosos de coronas y cruces votivas. Se había descubierto el tesoro de los reyes visigodos de Toledo, conocido como tesoro de Guarrazar.
Un maestro que ejercía en aquellas tierras, Claudio Yanes, se interesó vivamente por las piezas. Las reprodujo sin parar en dibujos y cartones para hacer de la orfebrería su pasión. En 1881 abrió un pequeño establecimiento de joyería en la calle del Carmen en Madrid, dando comienzo a la historia de una saga que lleva 142 años en el negocio y que, ahora, está en manos de la quinta generación.
Aquella tienda fue el germen del imperio Yanes, que en 2023 posee 12 puntos de venta en España. En el extranjero se encuentran en República Dominicana, Filipinas, donde se han establecido este mismo año, y Japón, país en el que se instalaron hace más de 40 años, además de en EE UU. “Todos hemos recibido los mismos criterios para trabajar: valores humanos, atención personalizada, cariño al cliente y acabado de las joyas con toques perfectos”, asegura el patriarca de la familia, Jesús Yanes. De sus cinco hijos, Juan, Luis y Cristina son los socios que pilotan en la actualidad la firma familiar, los tres con las mismas responsabilidades directivas.
En 2022, la empresa facturó 4,9 millones de euros, un 21% más que el año anterior, siguiendo así la tónica de crecimiento anual que se está produciendo desde hace años, con excepción de 2020. La previsión para 2023-2024 es aumentar su cifra de negocio un 15%. Anualmente, invierten 200.000 euros en renovar los puntos de venta.
Acabado artesanal
El secreto de esta marca “es que el tiempo no pase por la joya, que esta pase de generación en generación”, indica Luis Yanes. Para ello, el trabajo es tan minucioso “que cuidamos hasta los interiores de las piezas. Ahora, aunque el 70% del diseño y la fabricación sean digitales, el acabado sigue siendo 100% artesanal, es lo que nos diferencia”, agrega. La empresa posee una nave en Legazpi (Madrid) donde se realizan los diseños en papel, la infografía 3D, la fabricación, el pulido, el lavado con láser y los engastes.
Yanes crea y vende sus propios artículos de orfebrería y joyería, recibe encargos y también atiende a clientes que acuden con sus propios diseños.
La plantilla actual de la compañía está formada por 70 empleados. El problema con el que se encuentra es que “es difícil reponer al personal que se jubila”, señala Juan Yanes. “Hay cantera, pero el aprendizaje es lento y muchos jóvenes no ven la rentabilidad inmediata de otras profesiones”, añade su hermano Luis. Yanes tiene una fundación propia, en la que se ofrece formación en un centro homologado en Barajas.
Los planes de futuro pasan por México, “donde tenemos inversores interesados”, declara Luis Yanes, “y en abrir una tienda en Barcelona, ya que está siendo muy difícil encontrar un local en una calle representativa, como el paseo de Gracia”.
Hay proyectos, como potenciar la joyería para varones u organizar veladas musicales, “pero nuestro ADN son los metales nobles y las piedras preciosas y con ellos continuaremos”, afirma Luis.
Las principales cifras
15% es la previsión de crecimiento de la facturación para los ejercicios 2023 y 2024 respecto a los años anteriores.
142 años son los que lleva funcionando el negocio de la familia. En 1881, el fundador de la saga de orfebres y joyeros, Claudio Yanes, abrió una pequeña joyería en el centro de Madrid.
70% es el nivel de digitalización de los procesos con el que cuenta la marca en la actualidad, tanto en el diseño como en la fabricación.
Exposición ‘Arte de amar’ y colecciones duraderas
Algo de lo que la familia Yanes se muestra muy orgullosa es de sus colecciones. La más antigua, que se remonta al siglo XIX, es Malpica, de la que se continúan vendiendo piezas diseñadas por el fundador Claudio Yanes. La colección Alhambra, inspirada en el palacio granadino, sigue siendo otro fetiche, al igual que Yanes Junior, transformada hoy en Yanes Young, solo de plata.
Sin embargo, la familia, lo que quiere decir la empresa, está en estos momentos totalmente volcada en la más reciente y que podrá admirarse en la exposición Arte de amar, que tendrá lugar el próximo septiembre en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid.
La muestra constará de 18 piezas de orfebrería en las que el denominador común de los diseños es el amor: divino, humano, el presente en la mitología y la diversidad sexual. “Una vez más, el tatarabuelo nos ha inspirado con sus bocetos de desnudos y de amantes de todo tipo”, comenta Luis Yanes. De hecho, Arte de amar comenzó su andadura en Toledo en honor al fundador de la saga.
Otra colección que aún da réditos a Yanes es la de plata del Palacio Real. Mediante un acuerdo con Patrimonio Nacional, al que la firma pagaba un royalty, esta podía reproducir y miniaturizar objetos del palacio para su venta. Actualmente venden el stock, pues al terminar la vigencia de dicho acuerdo se rompieron los moldes.
Reciclaje y un momento terrible
Sostenibilidad. Juan Yanes, uno de los directores, explica que llevan a cabo “el reciclado de los procesos, sobre todo de los ácidos utilizados y de los estuches, así como la trazabilidad de las materias primas, como oro, gemas y diamantes”.
El peor susto. Jesús Yanes no lo duda: “El peor momento de nuestra historia, aparte de la Guerra Civil, fue un atraco muy violento en la tienda de Marbella en los años 90. Las pérdidas ascendieron a 4,8 millones de euros. Al poco tiempo la cerramos”.
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