La industria navarra, baluarte que busca un horizonte más tecnológico y de alto valor añadido

El peso del sector secundario en el PIB es del 31%. El coche eléctrico, la agroalimentación, las renovables o la biotecnología, principales impulsores

Belén Trincado Aznar

Navarra es una tierra de industria, desde hace más de un siglo con la transformación de molinos en fábricas de harina, el auge de las plantas azucareras y el impulso de la producción del papel y la metalurgia. Protagonista de un sector en constante evolución. Ya en la época moderna, la comunidad foral aseguró su liderazgo en la automoción, un detonante clave en su desarrollo. Hoy, busca nuevos horizontes: con las energías renovables, la biotecnología, la agroalimentación y los vehículos eléctricos.

“La industria tiene un papel preponderante en la economía navarra”, confirma Álvaro Bañón, profesor de la Facultad de Económicas de la Universidad de Navarra. Este sector no solo es el motor económico de la región, sino también un referente nacional por su contribución y especialización. Su peso del 31% en el PIB regional, 13 puntos por encima de la media nacional –según el Instituto Nacional de Estadística (INE)– refleja la fortaleza de las actividades ligadas a este sector. “Los datos indican que la industria navarra parte de una situación robusta”, afirma Ana Ursúa, directora general de la Asociación de la Industria Navarra (AIN). De las más de 38.000 empresas registradas, unas 3.500 pertenecen al sector industrial, destacando varias de ellas como referentes internacionales en sus respectivos ámbitos. Esta actividad emplea a 71.000 personas, ofreciendo salarios superiores a la media, según datos Ursúa, con base en información del INE.

La comunidad dedica a investigación y desarrollo un 1,8% del PIB

Pero hay dos actividades que dominan la industria manufacturera: la fabricación de vehículos de motor, que representa el 29% de la actividad, y la industria alimentaria, con un 20%, explica Pep Ruiz de Aguirre, economista de BBVA Research, con datos de la Contabilidad Regional de España publicada por el INE, referidos a 2022. La región asentó su desarrollo industrial inicial sobre el metalmecánico en los años setenta y ochenta; a partir de la llegada de Volkswagen, el sector automoción desarrolló toda su cadena de valor hasta alcanzar actualmente el 12% del PIB. “A finales de los noventa, la zona lideró el desarrollo eólico (que hoy supone el 6% del PIB) hasta convertirse en uno de los grandes referentes internacionales”, menciona Ursúa. Hay presencia relevante de los grandes agentes del sector como fabricantes de turbinas (SGRE, Nordex, Siemens Gamesa), promotores (Acciona, Enhol), fabricantes de componentes (Ingeteam, Laneko, Inpre, Fluitecnik).

El modelo T-Cross de Volkswagen que se fabrica en Pamplona.Villar López (EFE)

Ruiz de Aguirre destaca que en las últimas décadas Navarra lidera la evolución industrial gracias a un destacado esfuerzo en I+D, con un gasto del 1,8% del PIB en 2022, superando ampliamente la media española (1,4%) y respaldado por un capital humano altamente cualificado. Pero el sector quiere adaptarse a los nuevos tiempos donde el cambio tecnológico es esencial para garantizar la competitividad y sostenibilidad, lo que exige reforzar la inversión en innovación e I+D. El Gobierno de Navarra, a través de la Estrategia S4 (Smart Specialization Strategy for Sustainability), prioriza inversiones en sectores clave como movilidad eléctrica, alimentación sostenible, medicina personalizada, energía verde e industria audiovisual, impulsando innovación y desarrollo económico, según información de Sodena, instrumento financiero para la atracción y desarrollo de proyectos de valor añadido.

De las 38.000 empresas navarras, 3.500 pertenecen al sector secundario

Entre los retos y oportunidades destacan la reconversión de la producción automovilística, pasando de motores de combustión interna a eléctricos; el impulso y aprovechamiento de la generación de energía renovable para fortalecer la industria; y la diversificación hacia sectores de servicios de alto valor añadido como la educación, las tecnologías de la información y la prestación de servicios profesionales. “Estos cambios no solo representan desafíos estratégicos, sino también una oportunidad para posicionar a la región como un referente en sostenibilidad y competitividad económica”, dice Ruiz de Aguirre. “La industria navarra tiene el reto de seguir siendo moderna, competitiva y transformarse desde una doble perspectiva digital y ecológica”, concluye Ursúa.

Retos y oportunidades

Futuro. La transformación digital (con el gran impacto esperable de la inteligencia artificial) y la exigencia europea en sostenibilidad y circularidad son grandes vectores de transformación en los que la industria de todos los sectores ya está inmersa, de acuerdo con Ana Ursúa, de AIN. 

Desafíos. La comunidad foral enfrenta retos como elevados costes, carencias en infraestructuras clave, escasez de talento ejecutivo, falta de relevo generacional y el impuesto de sociedades más alto de España, lo que limita su competitividad, explica Bañón, de la Universidad de Navarra.

Talento. La industria navarra, que requiere mano de obra cualificada, enfrenta el reto del envejecimiento poblacional, demandando inmigración capacitada y mejores condiciones de vida, como vivienda adecuada, para atraer talento, destaca Ruiz de Aguirre, de BBVA Research. 

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