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La economía de La Rioja aguanta el ritmo en un momento de diversificación económica

Las previsiones estiman un alza anual del 3% en el segundo trimestre de 2025. La región busca nuevas vías ante la crisis de su sector vitivinícola

La Rioja Balance macro 2025 Gráfico

La economía riojana atraviesa un punto de inflexión. Su sector vitivinícola, emblema productivo y cultural, y su tradicional base industrial afrontan el reto de adaptarse al menor consumo y a la desaceleración, mientras la región diversifica su modelo productivo para consolidar el impulso. En este contexto, La Rioja resiste tras registrar un crecimiento del 3,1% en el tercer trimestre de 2025, tres décimas por encima de la media nacional (2,8%), según estimaciones de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).

El dinamismo económico se equipara al promedio del conjunto de España en términos intertrimestrales, con un incremento del 0,6% respecto al segundo trimestre del año. El sólido comportamiento ha permitido a la autonomía conservar, como es habitual, un PIB per cápita (34.475 euros) superior a la media nacional (32.633 euros), de acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) para 2024. Sin embargo, Fernando Antoñanzas, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de La Rioja, apunta a una distancia cada vez más ajustada: “La economía riojana ha perdido protagonismo en el país respecto a lo que significaba hace años”.

Consulte aquí el pdf completo del Extra La Rioja 2025

Una de las principales palancas de crecimiento ha sido el consumo público y privado, impulsado por el aumento del empleo y la moderación de la inflación y los tipos de interés, recoge BBVA Research en su informe regional. A esto se suma el tirón del sector servicios, que registró en el segundo trimestre un crecimiento anual del valor añadido bruto (VAB) cercano al 4,5%, seguido de un inusual repunte de la construcción (6,2%), como evidencian los datos del Instituto de Estadística de La Rioja (Riojastat). Estas cifras contrastan con el persistente retroceso de la agricultura (2,2%).

La industria, una base tradicional de la actividad riojana, atraviesa un momento de reajuste. El índice de producción industrial (IPI) cayó un 6,5% en 2023, recuperó un 3,1% en 2024 y vuelve a contraerse un 0,8% en los primeros ocho meses de 2025, según el INE. “La industria auxiliar del automóvil, importante para La Rioja, está pasando un mal momento por la indefinición de los cambios tecnológicos entre los motores de combustión y eléctricos”, advierte Antoñanzas.

Pese a la irregularidad, la ligera recuperación industrial se ha trasladado al comercio exterior. Las exportaciones riojanas crecieron un 5,1% en 2024 respecto al año previo, hasta marcar un récord de 2.383 millones de euros. Aunque el avance fue menor que en 2023 (10,4%), mantiene una tendencia favorable, señala Riojastat. La tasa de cobertura alcanzó en 2024 el 137,3%, por encima del promedio nacional (90,5%).

La resistencia económica también se deja sentir en el mercado laboral. La comunidad registró en el tercer trimestre de 2025 la quinta tasa de paro más baja del país, con un 7,71% frente al 10,45% nacional. Además, el número de afiliados se situó en octubre en 142.246 frente a los 140.264 del mismo mes de 2024. Antoñanzas señala el papel clave de la inmigración: “Sin la población extranjera habría escasez de mano de obra en las campañas agrícolas y en servicios”. BBVA Research estima que los trabajadores inmigrantes han cubierto el 118% de los 3.700 empleos creados en La Rioja entre 2021 y 2024, frente al 45% del conjunto de España.

Más allá del vino

El contexto económico favorable no consigue aplacar los retos más acuciantes. El sector vitivinícola, pilar económico e identitario de la región, atraviesa un periodo complejo. El cambio en los gustos de los consumidores ha reducido el valor de la producción agraria y los ingresos de las bodegas, apunta Antoñanzas. “A La Rioja le ha pillado con el paso cambiado: produce un 85% de vino tinto cuando ahora se demandan más blancos y jóvenes”, explica el catedrático. La DOCa Rioja cerró 2024 con una estimación de 240 millones de litros vendidos, un repunte del 0,63% interanual que no logra compensar los descensos de los dos ejercicios anteriores (5% en 2023 y 1,2% en 2022).

El Gobierno regional intenta abrir nuevas vías de diversificación más allá del vino y la industria tradicional, como el impulso del español y lenguas cooficiales como activo económico y tecnológico (en la inteligencia artificial), y la innovación en el embalaje sostenible. Pero Antoñanzas alerta de que “todavía es complicado” pronosticar su éxito y concluye: “La innovación es posible, pero requiere inversión y empresas más grandes para poder aplicarla eficientemente”.

Obstáculos

  1. Conexión territorial. La Rioja arrastra desde hace décadas un déficit de infraestructuras a pesar de su ubicación estratégica en el corredor del Ebro. Las comunicaciones ferroviarias y por carretera siguen siendo deficientes, y el aeropuerto de Logroño-Agoncillo permanece infrautilizado, con escasos vuelos, resume Fernando Antoñanzas, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de La Rioja. “Las comunicaciones, manifiestamente mejorables, condicionan la localización de empresas y la llegada de talento cualificado”, sostiene.
  2. Vivienda. El precio del alquiler se ha disparado un 9,9% en el último año, según el último informe de precios de Idealista de octubre. Antoñanzas avisa de que esta tensión, en línea con la tendencia nacional, frena el desarrollo: “Está dificultando la movilidad de personas y de recursos que pueden traer ideas innovadoras, además de las consecuencias sociales que implica”.

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