Nick Butler (King’s College de Londres): “Con Trump podemos decir adiós a la idea de un acuerdo global contra el cambio climático”

El presidente fundador del Policy Institute en el King’s College de Londres subraya que el consenso sobre el calentamiento global se ha roto. Y avisa de que el coste de la transición puede afectar a las futuras elecciones en la Unión Europea

Nick Butler, profesor y presidente fundador del Policy Institute en el King’s College de Londres.@JAVIERARIAS

Fundador del Policy Institute en el King’s College y colaborador de medios como el Financial Times, Nick Butler (Amersham, Buckinghamshire, 1954) afirma que, tras la victoria de Donald Trump, ya no es posible un acuerdo global sobre la transición energética. La solución vendrá -sobre todo- de los avances técnicos y tecnológicos, señala este economista experto en el sector energético que trabajó durante 29 años en la petrolera BP -donde fue vicepresidente de estrategia y desarrollo de políticas- y que fue asesor principal del primer ministro británico Gordon Brown durante su paso por el número 10 de Downing Street.

De visita en España recientemente para participar en la 17ª edición del ciclo de conferencias Energy Prospectives, organizada por Fundación Naturgy e IESE Business School, se sentó a hablar con CincoDías sobre el futuro inmediato de la lucha contra el cambio climático.

P. Algunos expertos han tildado de insuficiente el compromiso alcanzado en la COP29 de que los países ricos aporten 300.000 millones de dólares (292.000 millones de euros) anuales para financiar la lucha contra el cambio climático en los países en vías de desarrollo para el año 2035. ¿Qué opina al respecto?

R. Me decepcionó no tanto la cifra alcanzada, sino la falta de detalles sobre cómo se implementará a lo largo del tiempo. No estoy seguro de que los países que firmaron el acuerdo sepan realmente cómo van a financiarlo. Es muy fácil hacer compromisos si eres político y los plazos de cumplimiento recaen sobre tus sucesores en el futuro.

P. ¿Cuál cree que será el impacto de una segunda presidencia de Trump en la lucha contra el cambio climático?

R. Será muy disruptivo. Pienso que se retirará nuevamente del Acuerdo de París. No creo que desmantele todo lo que [Joe] Biden ha hecho, porque muchas de esas políticas están siendo implementadas en estados y regiones bajo Administraciones republicanas, donde están generando empleos. Pero podemos despedirnos de la idea de un acuerdo global. También está el peligro de que inicie una guerra comercial con aranceles que haría la transición energética más costosa de lo necesario.

P. Ante el auge de líderes negacionistas, ¿está amenazada la transición?

R. Hay un cuestionamiento transversal a todo el espectro político sobre el coste de la transición, y eso está reformulando el debate en muchos lugares, incluyendo el Reino Unido, donde el Gobierno actual está muy comprometido con la lucha contra el cambio climático, pero la oposición ha declarado que, aunque reconoce la importancia de las iniciativas climáticas, no cree en la meta de alcanzar las emisiones cero. Esto, sin duda, influirá en futuras elecciones. En Estados Unidos, el consenso que alguna vez existió sobre la seriedad del problema del cambio climático y la necesidad de abordarlo ha comenzado a desmoronarse. Ahora es un tema de conflicto, porque estamos pidiendo a las personas que asuman costes para los cuales no están preparadas.

P. ¿Cómo ve la situación en España?

R. Creo que todos los países están luchando con los desafíos. No ha sido tan sencillo como pensábamos alcanzar los objetivos que se habían acordado. Esto afecta a los consumidores, las empresas, la competitividad, el coste de la vida, el empleo, etc., y creo que esa complejidad es bastante difícil de manejar.

Europa representa una parte muy pequeña del total de las emisiones, menos del 10%. Aunque logremos ser limpios aquí, no habrá mucha diferencia

P. ¿El objetivo de limitar el calentamiento global por debajo de los 1,5 grados (establecido hace casi una década en el Acuerdo de París) sigue siendo realista?

R. En octubre de 2024 ya estábamos en 1,6 grados. Así que ya hemos superado el límite. Según los cálculos científicos, se necesita estar por encima de 1,5 durante un tiempo antes de confirmar que hemos sobrepasado el umbral, pero si miras la tendencia, es muy clara. Seguimos siendo un 80% dependientes del petróleo, gas y carbón a escala mundial. Europa representa una parte muy pequeña del total, menos del 10%. Así que, aunque logremos ser limpios aquí, no hará mucha diferencia. El desafío está en los países de bajos ingresos, y allí es donde debemos enfocarnos.

P. ¿Cuál es su opinión sobre el llamado canje de deuda por naturaleza? ¿Puede ayudar este mecanismo a incentivar las acciones climáticas en los países en desarrollo?

R. Creo que podría funcionar. Pero el principal desafío es la verificación: asegurarse de que las personas no simplemente se queden con el dinero sin hacer nada o que no haya doble contabilidad.

P. ¿Cuál debe ser el papel de la energía nuclear?

R. Creo que es parte de la solución, pero no toda la solución. Y pienso que lo que se ve ahora en Europa, ciertamente en el Reino Unido y quizás en España, es que las plantas más antiguas están llegando al final de su vida útil. Personalmente, prefiero los reactores nucleares más pequeños, los SMR. Creo que pueden hacer una buena contribución, pero requieren 10 años para conectarse a la red. Así que no es una solución inmediata. Sin embargo, creo que deberíamos seguir trabajando en ellos y considerarlos como parte de una estrategia a largo plazo.

P. En septiembre de 2024, el Reino Unido cerró su última planta de carbón, convirtiéndose en el primer país del G7 en hacerlo.

R. Lo lograron porque hemos tenido fuentes alternativas disponibles. La energía eólica y la solar son partes importantes de esa transición. Sin embargo, a medida que nuestras viejas plantas nucleares dejen de funcionar, lo cual sucederá en los próximos cinco años, las nuevas no estarán listas para entrar en operación. Así que necesitaremos alternativas, y ese es un gran desafío para el Reino Unido.

P. ¿Ha tenido el Brexit un impacto negativo en la transición energética del Reino Unido?

R. Todavía no. Pero el peligro es que el mecanismo de ajuste en frontera por carbono (CBAM, por sus siglas en inglés) dificultará el comercio de electricidad entre el Reino Unido y Europa, a menos que logremos un nuevo acuerdo sobre ese tema. Hasta ahora no ha habido un cambio. Seguimos importando el 8% de nuestra electricidad a través de interconectores, y seguiremos haciéndolo a menos que las reglas del CBAM lo hagan imposible.

Si hay un acuerdo o algún tipo de alto al fuego en Ucrania, una parte de ese acuerdo sin duda será un regreso a más suministros de gas ruso

P. ¿Cómo ha cambiado la dependencia de Europa del gas ruso desde el inicio de la guerra en Ucrania?

R. Se ha reducido un poco, especialmente en Alemania, que ahora depende mucho más de importaciones de Noruega, Estados Unidos y el norte de África. Si hay un acuerdo o algún tipo de alto al fuego en Ucrania, una parte de ese acuerdo sin duda será un regreso a más suministros de gas ruso. Permitir esos suministros estaría condicionado a que Rusia cumpla con los términos del alto al fuego. Así que creo que 2025 será muy interesante en cuanto a cómo se desarrollará esta situación.

P. ¿Cómo valora la pérdida de competitividad en Europa?

R. Ya vemos empresas trasladando su producción a otros lugares. Corremos el riesgo de manejar mal la transición energética y de forzar un ritmo de cambio que incremente los costes energéticos. El coste de vida y la competitividad están cambiando la dinámica tanto del debate energético como del climático. No creo que este problema se resuelva con regulaciones, sino comprendiendo la posición de Europa en el mundo. Tampoco creo que el proteccionismo sea la solución; la clave será tomar la delantera en la próxima generación de tecnologías.

P. ¿Hacia dónde se dirige la industria energética?

R. La industria energética está intentando hacer todo al mismo tiempo, y eso no está funcionando del todo. Creo que debería haber entidades separadas: unas dedicadas al petróleo y al gas, que siguen siendo necesarios, y otras enfocadas en energías renovables y bajas en carbono. Las habilidades, el personal y los mercados son distintos. Aunque podrían tener los mismos propietarios, creo que no deberían gestionarse de la misma manera. La separación probablemente será una tendencia futura.

Soy un optimista tecnológico; hay que fomentar los avances técnicos, y no creo que el proceso de la COP sea el camino para lograrlo

P. ¿Qué lecciones aprendió en su tiempo en como asesor de políticas del primer ministro Gordon Brown?

R. Que el camino del acuerdo global es el camino equivocado, porque no existe una unidad de intereses. Creo que es mucho mejor trabajar con una coalición de los dispuestos. Puedes seguir hablando a escala internacional, pero no creo que esa deba ser la única forma de avanzar. La falta de éxito de las reuniones COP es que mucho, muchísimo esfuerzo se dedica a lograr algo que no es muy significativo.

P. ¿Es una coalición de los dispuestos suficiente?

R. Creo que lo que realmente necesitamos es un avance técnico. Un ejemplo es la captura de dióxido de carbono a través de piedras calizas.

P. Es decir, recomienda poner las esperanzas en la innovación y la tecnología, y no en los políticos.

R. Soy un optimista tecnológico, y eso se basa en mirar los últimos 100 años y ver que la mayoría de lo que ha cambiado ha sido gracias a los avances en tecnología. Y creo que hay que fomentar los avances técnicos. No estoy convencido de que el proceso actual, el proceso de la COP, sea el camino para lograrlo.

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