Logroño se suma a la lucha contra el cambio climático
Incentiva la movilidad peatonal frente al coche
En línea con la Agenda Urbana Española (AUE) y siguiendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por Naciones Unidas, Logroño ha decidido sumarse al conjunto de urbes que apuestan por el desarrollo de la sostenibilidad económica, social y medio ambiental de su municipio. Para ello han creado su propio plan de acción: la Agenda Urbana de Logroño.
Una de las principales propuestas dentro de esta agenda es “Logroño calles abiertas”, una estrategia de reordenación del espacio urbano que parte de la idea de que la ciudad no debe estar configurada para el fluir del vehículo, sino para el bienestar del peatón.
Por ello, se ha puesto en marcha la ampliación de las aceras y el recorte de los carriles de las calles que conforman el centro del municipio. Actuaciones que el consistorio planea extender poco a poco al resto de zonas de la urbe. Asimismo, la reducción de la vía ha permitido crear un carril bici de siete kilómetros que atraviesa la ciudad de este a oeste. Además, esperan introducir en el futuro un segundo carril bici que atraviese Logroño de norte a sur, para así poder recorrer toda la capital en bicicleta. “No se le quita espacio al coche con el carril bici, sino que se aprovecha lo que le sobra al coche con la doble fila”, señala Jaime Caballero, concejal de Desarrollo Urbano.
La capital riojana recibió el I Premio Nacional de Movilidad Sostenible en 2021
Dado que el 86% de los residentes vive a menos de 20 minutos a pie de la vía principal, la estrategia del consistorio logroñés consiste en apostar por la movilidad activa, modificando el entramado de la ciudad para reducir el número de vehículos y, a la par, también las emisiones contaminantes. Gracias a ello, la movilidad peatonal de la capital riojana ya supera el 60%.
Las actuaciones de urbanismo táctico englobadas dentro del plan “Logroño calles abiertas” recibieron en mayo de 2021 el I Premio Nacional de Movilidad Sostenible que otorga el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, la Fundación Conama y la Real Academia de Ingeniería.
Sin embargo, este tipo de actuaciones ha suscitado las críticas de algunos vecinos. “Muchos dicen que estamos impidiendo que se vaya en coche por Logroño. Se puede seguir yendo, pero esa costumbre de que el coche es una herramienta de puerta a puerta hay que irla desterrando”, afirma Jaime Caballero.
Zonas verdes
A la reducción de las emisiones en el casco urbano se une la “naturalización” de la urbe. Se trata de la estrategia denominada “Escudo verde”, que aboga por que la naturaleza siga su curso, siempre y cuando no interfiriera con ningún elemento arquitectónico. Pero el “Escudo verde” logroñés también ha tenido sus detractores, quienes se muestran en contra de prorrogar las podas y siegas porque ello genera “un aspecto descuidado de la ciudad”.
“Estamos acostumbrados a tener los parques totalmente segados, que no haya una hierba fuera de su sitio… La idea es cambiar la mentalidad de la ciudadanía para que vea que un césped no tiene por qué estar segado cada semana, sino que hay que dejarlo crecer, porque de esa forma es como generas biodiversidad”, explica José Manuel Zúñiga, concejal de Medio Ambiente.
Las placas solares de los edificios públicos ahorran 101,63 toneladas de CO2 al año
A esto se le añade la inversión en energía solar para el autoabastecimiento de los edificios públicos. En total, ocho cuentan ya con instalación fotovoltaica, entre los que se encuentran el Ayuntamiento, la Biblioteca Rafael Azcona o el centro cultural, entre otros, lo que resulta en un ahorro anual de 101,63 toneladas de CO2. Cuatro edificios tienen ya en marcha las obras para incluir placas solares y más de una quincena de colegios públicos tienen en proyecto comenzar la instalación a lo largo de este año.
Además, el compromiso de Logroño con el medio ambiente va más allá de sus fronteras, pues en 2021 se unieron a la iniciativa europea Reachout, que busca desarrollar servicios climáticos avanzados vinculados a la eficiencia energética y al modelo triple A para cubrir las necesidades de siete ciudades europeas, entre las que figura la capital de La Rioja.
Otras iniciativas
Barcelona. La Ciudad Condal mejoró el transporte público, reduciendo los tiempos en los traslados, lo que redujo el tráfico y los atascos, y con ello las emisiones de CO2. También destacan las supermanzanas, unas zonas delimitadas que reúnen varias manzanas tradicionales, donde no pueden acceder los vehículos. Una iniciativa que han copiado otras urbes europeas.
Vitoria. Fue declarada Capital Verde Europea en 2012, convirtiéndose en la única española que ostenta el galardón desde que se celebra dicho premio en 2008. Su plan de gestión de residuos y de consumo de agua, y la calidad del aire de la zona, la hacen una de las ciudades no solo más sostenibles, sino también más saludables para vivir. Además, cuenta con índices muy bajos de contaminación lumínica.
Zaragoza. La capital aragonesa ha apostado por la electrificación del transporte urbano y la restauración de ecosistemas fluviales urbanos. Además, es referente nacional en el reciclaje de residuos, pues recicla más de un 50%, superando así la media nacional. También ha rehabilitado 3.000 viviendas para reducir su consumo térmico, entre otras.
Madrid. Un estudio de Uswitch situó a Madrid como la segunda urbe más sostenible del mundo en 2021. Entre sus mayores logros se encuentra la reducción de las emisiones, la gran cantidad de arbolado y zonas verde y su gran infraestructura de transportes.
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