¿Pueden los partidos ultras afectar a la economía alemana?
La coalición encabezada por el socialista Olaf Scholz ha perdido contra dos partidos radicales en el este de Alemania, una de las regiones más golpeadas por el desempleo y la crisis económica posterior a la pandemia del coronavirus
La reciente victoria electoral de los partidos populistas en Alemania sacude los cimientos de la principal economía de Europa. Tras alcanzar la mayoría en Turingia y una cifra récord de votos en Sajonia (quedando solo a un punto de los conservadores), el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD por sus siglas en alemán) se ha convertido en la principal fuerza en el este de la nación germana; complicando el panorama político para la coalición de socialistas, liberales y verdes que lidera el canciller Olaf Scholz. Este resultado, que también asignó el tercer puesto a la formación antiinmigración y de extrema izquierda BSW (siglas en alemán de Alianza Sahra Wagenknecht) en ambas regiones, genera preocupación entre expertos y analistas por sus posibles ramificaciones sociales y económicas.
“Los resultados de las elecciones regionales han hecho imposible que los Gobiernos en funciones continúen en Sajonia y Turingia. También será muy difícil para los partidos más centristas formar coaliciones. Como todos los demás partidos, descartan una coalición con la AfD, cualquier mayoría en los Parlamentos regionales dependerá de facto de la participación del recién creado BSW. Sin embargo, la postura contraria a la OTAN del BSW y su posición a favor del fin de la guerra en Ucrania lo enfrentan a los partidos políticos más mayoritarios”, advierten en un informe reciente Julian Zimmermann y Elena Klare, analistas del sector público y soberano de Scope Ratings.
El resultado llega en el contexto de un fortalecimiento de los partidos ultranacionalistas tanto en las elecciones francesas como en las europeas. No obstante, es relevante que estas victorias llegan en el este de Alemania, una región donde el desempleo alcanzó el 7,6% en agosto, un 1,5% por encima de la media nacional según Destatis. “En el este de Alemania, un sentimiento de abatimiento y estancamiento, combinado con una resaca económica de la reunificación alemana, facilita que los candidatos antisistema se afiancen y difundan un mensaje similar al compartido con los votantes rurales en Estados Unidos”, explica Rachel Rizzo, investigadora de Atlantic Council.
En un análisis reciente, la Rizzo detalla que el fortalecimiento de los bloques radicales también está impulsado por una profunda desconfianza en la Unión Europea, la oposición al apoyo a Ucrania, el rechazo a las políticas de cambio climático y una sensación general de que las cosas van mal porque las “élites” han fallado en el trabajo. Cabe recordar que esta es la primera vez que una facción ultranacionalista gana unas elecciones en el país germano desde la Segunda Guerra Mundial.
“Los partidarios de AfD y BSW están unidos en su descontento, y los partidarios de AfD están aún más insatisfechos que los de BSW. Y el descontento no se limita a la política. La satisfacción con la vida, la satisfacción con la democracia y la confianza en otras personas son bajas en ambos grupos. El resultado refleja la creciente polarización de la sociedad”, expresa un análisis reciente de Viola Neu, jefe de investigación social y electoral de la Fundación Konrad Adenauer.
Neu resalta que ha sido el apoyo al conservador Michael Kretschmer lo que ha permitido a los democristianos prevalecer en Sajonia. Sin embargo, la experta detalla que “los parámetros básicos del estado de ánimo político son casi idénticos al estado de ánimo pesimista de Turingia”.
Crisis económica
El corazón industrial de Europa no ha podido recuperarse del infarto que supuso la pandemia y ni del aumento de precios que trajo la guerra en Ucrania. Las últimas estimaciones del PIB alemán en el segundo trimestre de 2024 indican que su economía volvió a contraerse un 0,1% intertrimestral, tras crecer un 0,2% entre enero y marzo. Mientras tanto, el consumo privado cayó un 0,2% intertrimestral y las inversiones se desplomaron más de un 2% en el mismo periodo.
En este contexto, los investigadores del think tank inglés Omfif consideran que estos resultados electorales responden al malestar social que el estancamiento de la economía alemana ha ocasionado desde el fin de la pandemia, especialmente en los estados económicamente más débiles de la antigua Alemania soviética, que se han visto golpeados en los últimos años por una demanda global “anémica”.
“La economía de Alemania ha prosperado durante mucho tiempo, lo que refleja las políticas orientadas a la estabilidad del país, el éxito de las pymes, la capacidad de producir bienes manufactureros de alta calidad, especialmente automóviles, y su dependencia del crecimiento impulsado por las exportaciones. Este modelo de crecimiento exitoso desde hace mucho tiempo ahora está en gran medida roto”, expresan los investigadores de la entidad.
¿Riesgo?
Los expertos consideran que la victoria de las formaciones radicales no suponen un riesgo inmediato. “A pesar del buen desempeño de AfD, parece poco probable que pueda tomar el poder en ninguno de los estados, ya que no pudieron asegurar una mayoría y ningún otro partido ha indicado una voluntad de cooperar con ellos. En Turingia, sin embargo, el AfD ha conseguido más de un tercio de todos los escaños, lo que le permite bloquear determinadas decisiones, como el nombramiento de jueces del Tribunal Constitucional estatal”, expresan los expertos de HSBC.
En una línea similar, los analistas del banco alemán Berenberg consideran que estos resultados no “redistribuirán el acceso a importantes palancas de política macroeconómica”, puesto que las competencias regionales se concentran en la seguridad o educación y no en otros sectores de mayor relevancia para la economía nacional.
“No esperamos que estas elecciones estatales provoquen un colapso del Gobierno federal o cambien la actualmente debilitada suerte económica de Alemania. Los 4,1 millones de habitantes de Sajonia y los 2,1 millones de Turingia constituyen una porción relativamente pequeña de los 84,7 millones de personas que viven en Alemania y ambos se encuentran en la antigua Alemania Oriental, que aún es más débil económicamente”, apuntan desde Berenberg en un documento reciente.
Dicho esto, la actual coalición tiene exactamente un año hasta las próximas elecciones regionales para poder replantear su situación. Sin embargo, los expertos coinciden en que actualmente uno de los mayores obstáculos es la difícil formación de consensos. “Aunque no esperamos que la llamada coalición semáforo se derrumbe, lo que provocaría elecciones anticipadas, sí es poco probable que disminuyan las tensiones en el seno del Gobierno federal. Estas tensiones quedaron patentes en las difíciles negociaciones para el proyecto de presupuestos de 2025 sobre el equilibrio entre las limitaciones fiscales del freno de la deuda y las grandes necesidades de inversión del país”, indican desde Scope ratings.
“Una postura tan fragmentada hará que sea cada vez más difícil para la coalición recuperar popularidad y promulgar políticas de manera efectiva antes de las elecciones federales de septiembre de 2025. Además, anticipamos que el AfD obtendrá avances significativos también en las próximas elecciones estatales en Brandeburgo, programadas para el 22 de septiembre. Su esperado éxito exacerbará las luchas del actual Gobierno”, indica un documento reciente de Fitch Solutions.
Por su parte, Carsten Brzeski, jefe global de macroeconomía de ING, considera que una de las posibles formas en que la coalición de Scholz podría ganar (o por lo menos recuperar) algo de capital político sería anunciar nuevas políticas fiscales expansivas y paquetes de estímulos que beneficien a sus votantes. “Sin embargo, esto requeriría un enorme esfuerzo por parte de las tres partes, sin saber quién se beneficiaría finalmente de ello. Además, requeriría nuevas negociaciones presupuestarias. En cambio, una ruta más probable es una reorganización de los puestos del Gabinete. Esto es más fácil de implementar con un impacto mucho menor”, anticipa Brzeski.