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¿Qué se puede esperar del nuevo Gobierno del Partido Laborista en Reino Unido?

El flamante primer ministro, Keir Starmer, recibe un país que necesita tanto reducir la deuda como estimular su economía. En esta línea, la nueva Administración se enfrenta a un delicado ejercicio de equilibrismo que dependerá en gran medida de la inversión privada

El Primer Ministro británico Keir Starmer pronuncia un discurso tras su primera reunión de gabinete
El Primer Ministro británico Keir Starmer pronuncia un discurso tras su primera reunión de gabineteClaudia Greco (REUTERS)
Luis Alberto Peralta

Se viene un cambio en Reino Unido, o por lo menos eso asegura el nuevo Gobierno del Partido Laborista, que ganó recientemente las elecciones británicas de forma contundente y alcanzó 411 escaños (muy por encima de los 326 que necesitaban para lograr mayoría). En este contexto, el nuevo primer ministro, Keir Starmer, promete reactivar una economía que no ha podido recuperarse tras la pandemia y el Brexit. No obstante, las opiniones de los expertos están divididas en cuanto a la capacidad de la nueva Administración para poder consolidar sus propuestas de campaña, principalmente por la incompatibilidad de sus probables políticas fiscales expansivas con la austeridad necesaria para sanear las cuentas.

El pronóstico general es que los laboristas podrán gobernar tranquilos, pero que se enfrentarán a retos a mediano y largo plazo, como afrontar el aumento de la deuda pública a la vez que reactivan la economía. En esta línea, la agencia calificadora de riesgo Scope Ratings mantiene sus expectativas de crecimiento del PIB en el 1,5%, medio punto por debajo del 2% anterior al Brexit.

Dennis Shen y Elena Klare, expertos del equipo de rating soberano y del sector público de Scope Ratings adelantan que el programa se centrará en atraer la inversión privada, creando nuevos instrumentos financieros para estimular la demanda de los inversores institucionales.

En este contexto, los expertos de Pimco trazan un posible paralelismo entre la actual situación y el mandato de los laboristas tras su victoria electoral de 1997, cuando el nuevo Gobierno de Tony Blair endureció la política fiscal y se centró en establecer credibilidad. “La victoria del Partido Laborista en las elecciones, en las que obtuvo una amplia mayoría, significa que puede gobernar con considerable libertad. El resultado era ampliamente esperado y, como tal, vemos implicaciones limitadas para los mercados. Dado que su agenda fiscal es modesta y se centra en la estabilidad económica, las consecuencias para la economía también deberían ser limitadas”, pronostica Peder Beck-Friis, economista de Pimco.

Sin embargo, hay un consenso entre los expertos en que existe bastante trabajo por hacer. “Hay muchos retos para el nuevo Gobierno. Durante las campañas electorales, los temas claves fueron la caída del nivel de vida, los deficientes servicios públicos, especialmente en el Servi­cio Nacional de Salud, una elevada presión fiscal y la inmigración. Starmer ha prometido mejorar las relaciones con la UE para resolver los problemas creados por el Brexit, mientras que la reincorporación a la Unión no está sobre la mesa. En asuntos exteriores, no obstante, no cabe esperar grandes diferencias con el anterior Gobierno”, apunta Martin Wolburg, economista sénior de Generali AM.

Difícil balance

En concreto, los laboristas han prometido impulsar la economía, pero a la vez mantener las cuentas del país en orden. De hecho, el primero de los seis puntos principales de su manifiesto electoral es: “Lograr estabilidad económica con reglas de gasto estrictas, para que podamos hacer crecer nuestra economía y mantener los impuestos, la inflación y las hipotecas lo más bajos posible”. Dicho esto, cabe destacar que las otras cinco propuestas consisten en medidas que implicarían aumentar el gasto público, por lo que captar mayor inversión extranjera se vuelve otro elemento clave dentro de su plan.

Desde Scope, coinciden en que el eje económico del Ejecutivo será la mejora de los servicios públicos (y, por tanto, que se inclinará hacia el gasto). “El compromiso más claro en materia de gasto público del manifiesto laborista gira en torno a la mejora del Servicio Nacional de Salud [NHS, por sus siglas en inglés], que añadirá presión presupuestaria dados los importantes costes asociados: 1.800 millones de libras de financiación anual por encima del presupuesto actual del NHS, que ya ronda los 180.000 millones de libras anuales”, aseguran desde la agencia a CincoDías. Parte de este gasto proviene de la promesa de Starmer de habilitar 40.000 nuevas citas semanalmente en este sistema de salud.

Además de esto, el nuevo Gobierno ha prometido crear una gran empresa estatal para modular los precios de la energía, y también mejorar la educación contratando a 6.500 nuevos profesores para la educación pública. Asimismo, plantean fomentar la creación de empleos a través de nueva infraestructura de transporte y nuevas viviendas, refleja su manifiesto electoral.

En esta línea, desde Scope encuentran una posible incompatibilidad entre el programa de Starmer y las necesidades macroeconómicas del país. “A la vista de las políticas anunciadas, no está claro cómo planea exactamente el laborismo cumplir los objetivos presupuestarios. Las perspectivas reducen la capacidad de este Gobierno para adoptar políticas fiscales expansivas sin financiación y se basan únicamente en impulsar el crecimiento económico”, sentencian desde la agencia.

La financiación, el reto

Los desafíos de Reino Unido no son solamente en el corto y mediano plazo, y por eso el tema de la financiación es clave. Azad Zangana, economista y estratega sénior para Europa de Schroders, considera que los grandes retos estructurales a largo plazo de la economía británica incluyen el envejecimiento demográfico, la adaptación al cambio climático, un entorno comercial exterior más hostil y un escaso crecimiento de la productividad. “En este sentido, el próximo Gobierno debe trabajar con éxito con las empresas para atraer inversión extranjera directa. También deberá centrarse en la reforma para impulsar la productividad y la prosperidad es un área obvia de atención, aunque muy escasa de iniciativas políticas en esta fase”, indica el experto de Schroders.

En opinión de Asad, entre los laboristas existe un claro deseo de mejorar los servicios públicos, lo que sin duda implicará un aumento de la inversión pública. Así, pronostica que las nuevas normas fiscales probablemente excluirán la inversión pública y se centrarán únicamente en el gasto cotidiano, conocido como “presupuesto ordinario”.

“Es de esperar que el objetivo sea equilibrar el presupuesto ordinario utilizando los ingresos fiscales, pero permitiendo el endeudamiento para pagar el aumento de la inversión pública. Todo ello con vistas a reducir la deuda global a medio plazo. En este sentido, probablemente se necesiten algunas subidas de impuestos, lo cual es difícil dado el lastre fiscal que se está produciendo como resultado de la congelación de los umbrales del impuesto sobre la renta durante los últimos siete años”, explica Zangana a este periódico.

Dicho esto, los expertos consultados coinciden en que la inversión privada a través de la renta fija y la renta variable también jugará un papel fundamental en sostener el programa laborista. “Una de las principales prioridades del nuevo Ejecutivo debería ser aumentar el atractivo de la renta variable británica para los inversores nacionales e internacionales. Una de las formas más rápidas y eficaces de conseguirlo es eliminar el impuesto sobre actos jurídicos documentados de las acciones británicas, lo que haría al Reino Unido más competitivo, recompensaría a los ahorradores y atraería la tan necesaria inversión extranjera”, indica Ben Ritchie, responsable de renta variable de mercados desarrollados de Abrdn.

“Nos alienta ver que la reforma de la planificación se sitúa en el núcleo de las prioridades políticas y esperamos que esto se traduzca en una reforma y una financiación rápidas y tangibles, no solo a corto plazo, sino con una visión y una estabilidad a largo plazo. Esto es muy necesario para abordar los problemas profundamente arraigados en los mercados del ahorro y las pensiones. Apoyando el flujo de capital hacia los sectores productivos, puede mantenerse la ventaja comparativa del Reino Unido”, observa Nalaka de Silva, responsable de soluciones para mercados privados de Abrdn.

Finalmente, la relación con el resto de Europa también es otro aspecto que puede ser determinante para repotenciar la economía británica. “Es probable que depositen sus esperanzas en un mejor acuerdo comercial con la UE para tratar de reducir las fricciones en la frontera, y también en la liberalización de las leyes de planificación del Reino Unido. Si tienen éxito en este empeño, es posible que renazca la esperanza de un mayor crecimiento en el Reino Unido y de una menor presión inflacionista en el país”, aseguran desde Jupiter AM.

Los seis “primeros pasos” de  Starmer para recuperar la economía  y el bienestar de la nación

Economía. El principal y primer objetivo del programa de Starmer es lograr “estabilidad económica con reglas de gasto estrictas”. Según el nuevo primer ministro británico, esto les permitirá hacer crecer la economía y mantener los impuestos, la inflación y las hipotecas “lo más bajos posible”. 

Salud. El Servicio Nacional de Salud (NHS)británico es una de las instituciones más valoradas por el electorado, pero el sistema ha ido empeorando en los últimos años. En este contexto, se promete reducir los tiempos de espera del NHS con 40.000 citas más cada semana. Los laboristas prometen que estas se habilitarán en las noches y los fines de semana.
Inmigración. Otro punto que preocupa a los británicos es la inmigración ilegal, algo que el anterior Gobierno conservador falló en disminuir. “Lanzar un nuevo Comando de Seguridad Fronteriza con cientos de nuevos investigadores especializados y utilizar fuerzas antiterroristas para aplastar a las bandas criminales de inmigración” es la propuesta de Starmer. 

Energía. Los laboristas pretenden establecer Great British Energy, una empresa pública de energía limpia, para “reducir las facturas para siempre y aumentar la seguridad energética”. Esto sería financiado con un impuesto a las ganancias inesperadas de los gigantes del petróleo y el gas. 

Seguridad. Los laboristas también aseguran que tomarán “medidas enérgicas contra el comportamiento antisocial”. Para ello pagarán a más policías vecinales, “poniendo fin a contratos despilfarradores”. También tienen planeada una nueva red de centros juveniles. 

Educación. Pretenden contratar a 6.500 nuevos docentes en materias clave. Según los laboristas, esto será financiado “poniendo fin a las exenciones fiscales para las escuelas privadas” del país.


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