La demanda de crudo prolonga su desaceleración pese al empuje de los países emergentes
La AIE proyecta un consumo global de 103 millones de barriles, medio millón menos de lo previsto hasta ahora
El punto de inflexión está cada vez más cerca. Tras décadas de crecimiento continuado, con las dos únicas excepciones de la crisis financiera (2009) y de la pandemia (2020), el consumo global de petróleo empieza a perder fuelle. Y lo hace, por primera vez, por una razón estructural: la paulatina electrificación del transporte, el principal nicho de consumo en todo el mundo. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha vuelto a recortar este jueves su previsión de crecimiento de la demanda para 2024: serán 103 millones de barriles diarios, medio millón menos de lo previsto hasta ahora.
“La demanda global de crudo está perdiendo impulso”, sentencian los técnicos del brazo energético de la OCDE en su informe mensual del mercado petrolero. En el tramo final del año pasado, la “fuerte caída” del consumo chino ya redujo sustancialmente la cifra global, una tendencia que se mantendrá en los próximos meses. “Prevemos que el ritmo de expansión se desacelere aún más en 2023, hasta los 1,2 millones de barriles, frente a los 2,3 del año pasado”. Todo, pese al tirón de los países emergentes con la India —que ya es el más poblado del mundo— y Brasil a la cabeza.
Pese a las señales de debilidad de la demanda, el mercado está algo más ajustado de lo previsto después de la ola de frío en Estados Unidos —el primer productor mundial—, que ha reducido sus bombeos, y de los recortes del cartel de la OPEP+. Ambos factores provocaron una reducción mayor de inventarios en el primer mes del año. A largo plazo, sin embargo, las señales de inundación son abrumadoras.
Más producción no OPEP
La relativa debilidad de la demanda no es el único factor que está cambiando radicalmente la cara del mercado petrolero. El otro es el empuje de los países ajenos al cartel de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (o de la OPEP+, su versión ampliada), que este año pondrán en el mercado 1,6 millones de barriles más que el pasado. La oferta de este grupo cubrirá, así, con creces todo el aumento previsto de la demanda: le sobrarán otros 400.000 barriles.
De entre los países no OPEP sobresalen cuatro: EE UU —que sigue recogiendo los frutos de la revolución del fracking, iniciada hace más de una década— Brasil, Canadá y Guyana, la nación que encarna el último milagro petrolero. Todos ellos batirán en 2024 su récord de producción.
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