La estacionalidad y todas las reglas a tener en cuenta para no equivocarse

El manejo de series temporales genera problemas en su interpretación y se tiende a malinterpretar los datos por desconocimiento o por interés

Varias personas son atendidas en la Agencia Tributaria para presentar la declaración de la renta.Carlos Luján ( Europa Press )

El análisis de coyuntura se basa en información derivada de indicadores cuya frecuencia suele ser inferior a la anual. Si no existieran indicadores de esta frecuencia, el análisis de coyuntura sería imposible. Para producir estos indicadores, el INE, otros organismos gubernamentales y algunas entidades privadas dedican mucho esfuerzo y tiempo, lo que a la larga permite conocer en qué momento estamos y hacia dónde vamos.

Sin embargo, el manejo de series de tiempo genera ciertos problemas en su interpretación. La estacionalidad, sobre la cual ya he hablado en ocasiones anteriores, impide una interpretación clara de los datos a menos que se cumplan una serie de reglas. La primera de ellas es que, al comparar puntos de la serie dentro de un mismo año, se deben utilizar series desestacionalizadas. Para ello, existen herramientas comúnmente utilizadas. De lo contrario, la otra opción es realizar comparaciones interanuales, aunque en este caso los problemas derivan de otras cuestiones, como ya he explicado con anterioridad.

Los analistas dedicados al estudio del devenir de la economía mediante indicadores conocemos estos aspectos. Sin embargo, resulta sorprendente que algunos, que supuestamente deberían entender y aplicar estos principios, cometan errores ingenuos al presentar comparaciones dentro de un año como indicadores de una tendencia inexistente.

Recientemente, se ha cometido uno de estos “errores” al comparar el número de ocupados según la EPA entre el segundo trimestre de 2023 y el último trimestre del mismo año para justificar que el empleo asalariado público ha experimentado un crecimiento mayor que el privado para señalar que el primero es el único impulsor reciente del aumento del empleo. Obviamente los números no engañan y las cifras son lo que son, pero la interpretación de estas conlleva confusión al confundir tendencia-ciclo (lo que nos importa) con estacionalidad. He ahí la cuestión.

Belén Trincado Aznar

La figura que presento en esta columna muestra el empleo asalariado público y privado de varios años para cada trimestre y se compara con el existente en el cuarto trimestre del año anterior. El propósito de esta figura es exponer el perfil estacional del empleo en nuestro país.

Como se puede observar, el segundo trimestre de cada año genera una parte significativa del empleo creado a lo largo del año. La llegada de los meses primaverales inicia la temporada de aumento del empleo. Esto no significa que actividades no estacionales no generen empleo a lo largo del año, significa que la fuerza de algunos sectores, como la hostelería y la restauración, entre otros, dibuja e impone una estacionalidad marcada.

Este empleo creado aumenta o se mantiene en el tercer trimestre para sufrir un ajuste en el cuarto (significativo en 2023). Normalmente, cuando se crea empleo en el año –de ahí la fuerza de esos sectores sin estacionalidad–, la llegada del cuarto trimestre suele superar a la del año anterior. Esto es habitual salvo en casos excepcionales, como crisis o recesiones. Así que, si queremos saber si se está creando empleo, debemos comparar trimestre a trimestre con el mismo período del año anterior o mirar la serie sin la estacionalidad. El empleo público, por otro lado, posee menos estacionalidad y suele estar menos condicionado por las crisis, por lo que su dinámica suele acercarse más a una tendencia limpia. Así pues, al comparar una serie que no tiene estacionalidad entre dos trimestres de un año con otra que sí la tiene, y además eligiendo los trimestres de máximos en el año y uno de los mínimos, lo normal es que la serie sin estacionalidad presente un mejor desempeño que la que sí la tiene. En otras palabras, la comparación del empleo asalariado privado entre el segundo trimestre y el cuarto trimestre está fuertemente contaminado por componentes que poco tienen que ver con tendencias.

Esto es lo que se ha afirmado y escrito en estos días: que el empleo asalariado público ha superado al privado desde el segundo trimestre de 2023. Sin embargo, asumir esto es, por lo anterior, un error.

Así, en el último año, se han sumado casi 600.000 empleos asalariados privados, aunque desde el segundo trimestre solo hayan sido apenas 106.000. En cuanto al asalariado público, en un año se han añadido algo menos de 70.000, pero estos se han concentrado, y más, desde el segundo trimestre. En cuanto a los porcentajes, el empleo asalariado privado representa casi el 90% del aumento del empleo en el último año. Sin embargo, desde el segundo trimestre, se reparte casi por igual con el empleo público. Es evidente que lo comentado anteriormente es parte del problema comparativo.

Dicho esto, ¿podría haber otros factores que expliquen, por ejemplo, la corrección del empleo privado durante los últimos meses del año? ¿Es correcto, a su vez, decir que es toda estacionalidad? Seguramente no. Pero es precisamente para discernir correctamente para lo que usamos series desestacionalizadas. Este es el enfoque correcto. Y si no sabe cómo utilizar esas herramientas, calculando la tasa de crecimiento interanual puede aproximarse, ya que, en cierto modo, es una aproximación a la desestacionalización.

¿Y qué nos dicen estas tasas? Pues que en el cuarto trimestre de 2023 el empleo asalariado privado crecía al 4,3%, cuando en el tercero lo hacía al 5,0%. Así pues, el ritmo de crecimiento ha bajado, pero aún no de forma abrupta. En el primero y segundo de este mismo año, las tasas fueron 2,7% y 3,5%, respectivamente. Mientras tanto, el empleo público crecía interanualmente un 2,0% en el cuarto, frente a un 0,2% en el tercero. El primero y segundo de 2023 fueron, respectivamente, 2,0% y 0,32%.

Finalmente, también merece la pena calcular las aportaciones, es decir, cuánto han contribuido cada tipo de empleo al crecimiento interanual, para determinar de forma definitiva el peso que cada tipo de empleo ha tenido en el aumento de la ocupación. Así, en el cuarto de 2023, el empleo privado aportaba 3,4 puntos a un crecimiento del total asalariado del 3,8%, mientras que el público aportaba las restantes cuatro décimas.

Así pues, como pueden comprobar, el manejo de series de tiempo con frecuencia superior a la anual tiene su misterio. La comparación de cifras dentro de un año no es correcta a menos que hayamos eliminado el componente estacional. Cualquier análisis que se haga de este modo es incorrecto y lleva a conclusiones equivocadas. Más aún si se hace conscientemente, bajo el interés de hacer creer lo que no es.

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