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Tan solo 20 ultrarricos atesoran más de 1.200 millones en criptomonedas en España

Cerca de 1.500 declarantes del impuesto de patrimonio tenían a cierre de 2021 más de 2.000 millones en monedas virtuales

Criptomonedas y Patrimonio
Belén Trincado Aznar
Pablo Sempere

La fiebre de las criptomonedas desató hace unos años un alud de compras e inversiones que también atrapó a las grandes fortunas de España. Las principales riquezas del país, aquellas que tienen que declarar anualmente el impuesto sobre el patrimonio, atesoraban de manera conjunta a cierre del ejercicio 2021 más de 2.000 millones de euros en este tipo de monedas. Así lo muestra la estadística del impuesto actualizada la semana pasada por la Agencia Tributaria, en la que, por primera vez, los liquidantes debían informar sobre sus saldos en criptoactivos. Sin embargo, al escarbar en los datos, los números plasman una tendencia mucho más concreta: dentro de este grupo de adinerados, los más ricos de los ricos fueron quienes más se contagiaron.

La estadística de la agencia refleja que un total de 1.521 altos patrimonios españoles declararon tener casi 2.012 millones de euros en saldos en criptoactivos a cierre de año. De esta cantidad, sin embargo, más de 1.200 millones (el 60% del total) correspondían exclusivamente a 20 fortunas con más de 30 millones de euros de patrimonio neto cada una, el mayor tramo que recogen las tablas de la agencia. De media, por lo tanto, cada uno de estos ultrarricos tenía algo más de 60 millones de euros únicamente en criptos.

Los datos de la agencia ponen de relieve que el foco inversor en criptodivisas también tiende a concentrarse poco a poco en los altos patrimonios, algo que, junto al calor de un nuevo marco regulatorio mucho más claro, ha llevado a varias entidades de banca privada a focalizar en los últimos meses parte de su negocio en este tipo de bienes y movimientos. Todo ello, pese a los batacazos que sufrió el valor de estos activos a lo largo del año 2022.

La inversión y tenencia de monedas virtuales crece a medida que aumenta la riqueza. En total, según la agencia, hubo 231.000 personas que declararon el impuesto, de las que 1.521 dijeron tener parte de su patrimonio en criptoactivos, el 0,6%. Sin embargo, la proporción de perfiles con este tipo de monedas llegó al 1,9% en los contribuyentes que tenían entre 6 y 30 millones de euros y al 2,4% en aquellos que superaban los 30 millones.

Tanto el Ministerio de Hacienda como la propia Agencia Tributaria han puesto en marcha en los últimos años una serie de exigencias y rastreos sobre los contribuyentes que operan con criptomonedas en España con el objetivo de exprimir el control sobre uno de los activos más polémicos y esquivos y evitar en la medida de lo posible el fraude fiscal.

En la última campaña de la Renta, correspondiente al ejercicio 2022, la Agencia Tributaria mandó a los contribuyentes 328.000 avisos por monedas virtuales, un 40% más en comparación con los 233.000 que se llevaron a cabo en la campaña previa. En Patrimonio, la agencia diseñó una nueva casilla específica en la declaración del ejercicio 2021, de la que se extraen ahora todos los nuevos datos por vez primera.

Entre otros, las cifras permiten ver que en España la actividad cripto es eminentemente masculina, al menos en lo que se refiere a los grandes contribuyentes. De los casi 2.012 millones de euros declarados en este tipo de activos por las grandes fortunas, más de 1.760 millones correspondían exclusivamente a declaraciones de hombres (el 88%), mientras que solo 246 millones venían de las mujeres.

La distribución regional por comunidades autónomas también deja una serie de sorpresas. La mayor parte del dinero declarado en todo el país, en casi un 48%, venía directamente de la Comunidad Valenciana, donde se anotaron más de 960 millones de euros. En Madrid, por su parte, se registraron unos 376 millones euros y en Cataluña, 212 millones.

Cabe recordar, no obstante, que la primera fotografía que muestra la Agencia Tributaria data del año 2021, en el pico de la burbuja cripto. Por ello, las cifras iniciales podrían ir desinflándose cuando vayan publicándose las estadísticas de los ejercicios siguientes, que previsiblemente deberían mostrar los efectos de las caídas de valor anotadas un año después de la declaración.

Las criptomonedas se someten a la regulación tributaria mediante dos vías distintas. En primer término, las ganancias o pérdidas derivadas de la negociación de estos activos se encuentran sujetas a la tributación del IRPF. En una segunda instancia, la tenencia de criptomonedas está sujeta a la imposición patrimonial. En 2024, además, entrarán en vigor las nuevas obligaciones informativas sobre las monedas virtuales, una declaración que afectará a los saldos y actividades producidos en 2023. Los modelos en cuestión serán el 172, el 173 y el 721, que servirán respectivamente para declarar los saldos y operaciones en España y la tenencia de criptoactivos en el extranjero. Son el método que ha escogido la Agencia Tributaria para vigilar a todos los agentes que participan en la cadena: creadores, agencias de cambio, monederos virtuales, exchanges y wallets, servicios de custodia de claves, proveedores y resto de empresas y operadores del sector.

Radiografía

Pese a la abultada cifra, los más de 2.000 millones de euros declarados suponen una pequeña gota en todo el océano de patrimonio. El total de riqueza puesto en conocimiento de Hacienda por parte de los 230.000 contribuyentes ascendió a los 849.000 millones de euros, que dejaron una base imponible posterior de 459.000 millones.

Del total del patrimonio, la mayor parte (636.000 millones) correspondía al capital mobiliario, en el que se encuentran, por ejemplo, las participaciones y acciones empresariales. Otros 161.000 millones venían de los bienes inmuebles. El valor declarado de las criptos, por lo tanto, apenas supuso un 0,23% del total del patrimonio, si bien superó, por ejemplo, al vinculado a las joyas, obras de arte o vehículos de lujo, yates y aeronaves.

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Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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