El avance de las criptos tuerce el brazo a las gestoras y a la gran banca en Wall Street
Entidades como JP Morgan y Bank of America que prohibían asesorar a sus clientes sobre activos digitales hoy ofrecen ETF de cripto y estudian emitir ‘stablecoins’

“Si me dijeras que posees todos los bitcoin del mundo y me los ofrecieras por 25 dólares, no los aceptaría, porque ¿qué haría con ellos?“, dijo Warren Buffett durante una reunión de accionistas de Berkshire Hathaway en 2022. El histórico inversor, que en mayo anunció su retirada como consejero delegado de la compañía, nunca ha cambiado de idea. Tampoco lo ha hecho ante el auge de este mercado que bate máximos día tras día, gracias al apoyo de Donald Trump y un entorno macroeconómico favorable. Pero hay otro motivo detrás de este éxito: la irrupción de inversores institucionales como bancos y gestoras, que incorporan estos activos en sus escaparates y estrategias de inversión. Entidades que, en la década pasada, no podían ni querían escuchar la palabra cripto.
El de los activos digitales es un mercado que ya no se puede ignorar. Su valor roza los cuatro billones y bitcoin cotiza en los 120.000 dólares. Las stablecoins siguen marcando paso y superan los 265.000 millones de dólares de capitalización. El mercado ha cambiado y con ello la industria: las empresas cripto están sumergidas en una carrera para salir a Bolsa u obtener las licencias necesarias para funcionar a imagen y semejanza de los bancos. Mientras, las entidades financieras tradicionales reaccionan lanzando proyectos o anunciando declaraciones de intenciones para hacerse hueco en este ecosistema cambiante.
Es cierto que la gran banca esperaba una legislación clara para poder operar con activos de tan alto riesgo, pero ha tardado años en dejar atrás su escepticismo. En 2014, en una entrevista de CNBC, le preguntaron a Jamie Dimon, presidente de JP Morgan, si en algún momento la entidad aceptaría bitcoin. Su respuesta fue tajante: “Lo dudo”, dijo. “Es una pésima reserva de valor, puede replicarse una y otra vez. No tiene el respaldo de un gobierno”, añadió. Fue más allá. Tres años después anunció una cruzada contra bitcoin: lo tildó de “fraude” y aseguró que acabaría reventando. Amenazó que no tardaría “ni un segundo” en despedir a cualquier empleado que hiciera operaciones de inversión en nombre del banco con este activo: “Es estúpido y muy peligroso”.
Sus comentarios han envejecido mal. En 2019 JP Morgan lanzó su propia criptomoneda, una stablecoin ligada al dólar, la JPM Coin, que funcionaba sobre Quorum, una especie de blockchain interna centralizada y controlada por el banco. Aquella iniciativa chocó con los recelos de los reguladores ante el riesgo que suponía para la estabilidad financiera si ese token hubiera sido bien acogido, obligando el banco a redimensionar el proyecto. Actualmente el banco ofrece ETF de criptos a inversores cualificados y, en pleno auge cripto, estaría explorando la posibilidad de otorgar préstamos pignorados, que utilizan como garantía las tenencias de criptomonedas de sus clientes, principalmente bitcoin y ethereum, según el diario británico Financial Times. Este giro de 180 grados obligó al ejecutivo a suavizar su postura: “No creo que debas fumar, pero defiendo tu derecho a fumar. Defiendo tu derecho a comprar bitcoin”, dijo Dimon el pasado mayo.
No ha sido el único en cambiar su postura. En 2018, Morgan Stanley comparaba el rally de bitcoin con la burbuja puntocom, que llevó al colapso de muchas tecnológicas. Ahora trabaja en un plan para incluir operaciones con criptomonedas a su plataforma de inversión E-Trade, para permitir a los clientes minoristas acceder a estos activos. Pero en 2018, el director ejecutivo de Bank of America, Brian Moynihan, prohibió a los gestores de la entidad invertir dinero de sus clientes en productos relacionados con criptomonedas. La entidad ahora estudia junto a JP Morgan, Citigroup, Wells Fargo y otros grandes bancos comerciales, la posibilidad de emitir una moneda estable conjunta. El ex consejero delegado de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, dijo hace siete años que “algo que se mueve un 20% de la noche a la mañana es un vehículo para perpetrar fraudes”, en alusión a bitcoin. Ahora el banco ha desarrollado su propia plataforma de activos digitales y está centrando sus esfuerzos en la tokenización de activos.
Las entidades financieras no quieren perder esta carrera, en la que cada vez más inversores minoristas e institucionales apuestan por estos activos. Las empresas cripto crecen y se transforman, con superaplicaciones que ofrecen de todo: transferencias instantáneas, trading de criptos, tarjetas de débito, préstamos... El temor es que esta industria pueda acaparar las funciones tradicionales de la banca y competir en servicios como los sistemas de pago y la captación de depósitos.
Pero los bancos no son los únicos en haber revertido su marcha. Las grandes gestoras también han pasado del negacionismo a abrazar a bitcoin. El CEO de BlackRock, Larry Fink, dijo en 2017 que bitcoin demostraba “cuánta demanda de lavado de dinero existe en el mundo”. Richard Turnill, estratega jefe de inversiones globales de la gestora, afirmó en 2018 que debería invertir en criptos solo quién podría soportar pérdidas totales. Hoy el escenario ha cambiado radicalmente. Para Fink, bitcoin puede usarse como cobertura frente a la devaluación de las monedas locales y la gestora recomienda a los inversores interesados asignarle un 2% de la cartera. Asimismo, se ha convertido en uno de los mayores tenedores de bitcoin: gestiona el iShares Bitcoin Trust, el fondo cotizado más rápido de la historia en alcanzar los 80.000 millones en activos bajo gestión, que posee el 3,5% de los tokens en circulación.
Omid Malekan, profesor adjunto de la Columbia Business School, considera que el sesgo inicial de estas entidades hacia las criptos se debió en parte “a la ignorancia y en parte porque estos activos representan una amenaza para la estructura de poder existente en los servicios financieros”. Según el experto, la mayor educación y formación sobre cripto, así como el desarrollo de este mercado, que está muy lejos de desaparecer, les han obligado a cambiar de rumbo.
La legislación de EE UU y el apoyo institucional han hecho el resto. La aprobación de la ley sobre stablecoins y la posibilidad de que los legisladores estadounidenses den luz verde a la normativa que regula el mercado de activos digitales augura mayor adopción y la entrada de cada vez más entidades en este ecosistema. Un informe publicado la pasada semana por el grupo de trabajo de la administración estadounidense sobre activos digitales pide a los reguladores que establezcan reglas claras para que estas entidades puedan operar con las criptomonedas y la industria, poniendo fin a las limitaciones impuestas durante el mandato anterior: “El grupo de trabajo apoya la participación de los bancos en los activos digitales y en la tecnología blockchain”, inciden. La unión de Wall Street con el mundo cripto está en marcha.

