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Dogecoin se desploma más de un 30% en el mes ante la creciente desconfianza por las ‘memecoins’

Las turbulencias en el mercado de los activos digitales contagian al token, inflado por la especulación desatada por Trump y Musk

Representación del dogecoin.

En Italia hay un dicho muy común: Il gioco è bello quando dura poco (el juego está bien cuando dura poco). No hay mejor frase que describa lo que está viviendo el mundo cripto. En un momento de turbulencias en el mercado de los activos digitales por la incertidumbre macroeconómica y los escándalos que lo han golpeado en las últimas semanas (el hackeo de Bybit y los lanzamientos de tokens como $TRUMP y $MELANIA ), hay algunos activos que sufren más que otros. Y las criptomonedas meme son entre los activos más afectados. Dogecoin, la reina de las memecoins, se desploma más de un 30% en el último mes y un 56% desde diciembre, en medio de una creciente desconfianza por estos activos. En estos momentos cotiza en los 0,21 dólares.

Aunque Dogecoin es la reina de las memecoins y la octava cripto más importante en el mercado, con una capitalización de 31.500 millones de dólares, no es inmune al sentimiento negativo de los inversores, que en este momento observan con sentimientos encontrados también a su principal impulsor: Elon Musk. En el tiempo, DOGE se ha convertido en un termómetro del estado de ánimo de este empresario, que en múltiples ocasiones ha avanzado la posibilidad de pagar los coches Tesla con este activo. “¿Quieres que Tesla acepte Doge?”, preguntó en X (antes Twitter) en mayo de 2021. Su endorsement por esta criptomoneda ha llegado a tal punto que ahora dirige el Departamento de Eficiencia Gubernamental, cuyas siglas son DOGE, el código por el que se conoce a esta moneda en los mercados cripto. Cuando anunció su nombramiento, El fundador de Tesla publicó en sus redes sociales una imagen: la del perro Shiba Inu, que se ha convertido en el símbolo de este activo, al lado de una bandera de EE UU.

Su caída no es baladí. La euforia que se generó con la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca y la entrada de Elon Musk infló a los mercados y desató la especulación en tokens con una capitalización muy baja, como las memecoins, activos digitales sin una base tecnológica que los sustente, que se disparan al calor de las redes sociales. Los lanzamientos de $TRUMP y $MELANIA y de $Libra, promocionada por Javier Milei y que acabó revelándose una estafa, molestó a la industria y puso de los nervios a los inversores, especialmente a los que entraron en este mercado y acabaron con fuertes pérdidas. Los analistas de Bernstein creen que estos acontecimientos han llevado a una “pausa” muy necesaria en el mundo de las memecoins.

Manuel Pinto, analista de mercado, coincide con esta lectura y añade que los últimos acontecimientos tanto en el mundo cripto como en el contexto macroeconómico están poniendo en duda el apetito de los inversores por los activos de riesgo como estos. No obstante, cree que la burbuja de las criptomonedas meme todavía no ha pinchado. Según datos de Coinglass, el interés abierto (que monitorea el número total de posiciones abiertas en un contrato específico de criptomoneda) de este activo ha caído hasta los 1.920 millones frente a los 5.420 millones de hace un mes.

La figura de Musk, que siempre ha generado ciertas polémicas, ha llegado ahora a los extremos y esto está afectando a su negocio y pesa en el comportamiento de este activo. Tras su deriva autoritaria e impopular, y la aplicación de los aranceles al aluminio y acero que aumentan considerablemente los precios de producción de coches, las ventas en Europa de su compañía se han hundido y las acciones de Tesla retrocedieron este martes más de un 8% en Bolsa agravando la caída mensual de un 24%. La compañía pasó a valer menos de un billón de dólares por primera vez después de varios meses.

El empresario ha sido muy criticado por acciones que llegaron hasta amenazas y acoso. “En las últimas semanas se han publicado despidos por error en departamentos de energía nuclear, de alimentación y medicamentos, en parques nacionales o servicios gubernamentales que han tenido que ser readmitidos por el propio gobierno a lo largo de los días”, recuerda Pinto. No obstante, el analista avisa de que si finalmente consigue alcanzar sus objetivos, y que con ese ahorro que se genere se envíe un cheque de hasta 5.000 dólares a los contribuyentes estadounidenses, “es posible que algunos inversores lo aprovecharán para invertirlo en Dogecoin, como mero agradecimiento”.

Javier Pastor, director de Formación de Bit2Me, que desconfía de este proyecto y lo describe como un modelo pump and dump, cree que los inversores ya han abierto los ojos. “Está abandonado, ni siquiera los fundadores están trabajando en ello. Es un activo al que tienen exposición los inversores por si en algún momento Musk dice algo. Pero al final no hay un proyecto detrás, no hay nada. Con el descalabro que han tenido las memecoins, yo creo que el mercado está sanando y empezando a entender que tener exposición a este tipo de proyectos puede llevar a pérdidas enormes”, alerta. El experto no tiene dudas: Dogecoin acabará desapareciendo o siendo irrelevante, con una cotización cercana al cero.

Marta Rayaces, experta fiscal de TaxDown, es más cauta. Recuerda que Dogecoin ha demostrado ser más resistente que otras memecoins debido a su mayor capitalización de mercado, su liquidez y la comunidad que lo respalda. “Sin embargo, sigue siendo una criptomoneda altamente especulativa, sin una utilidad clara más allá de los pagos informales y su papel como activo especulativo. Aunque el riesgo de caída extrema siempre existe en este tipo de activos, su historia y adopción la diferencian de otros proyectos más efímeros”.



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