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Donald Trump, el primer ‘criptobro’ presidente de Estados Unidos

El magnate se ha propuesto como el salvador de una industria azotada por el rechazo del Gobierno y de la SEC y se ha rodeado de representantes del sector. Los expertos alertan sobre la contradicción de sus políticas criptos

Donald Trump América Latina
El presidente republicano Donald Trump en la noche electoral en Palm Beach.Evan Vucci (AP)

En el tejado del despacho oval se eleva una bandera con fondo naranja y un símbolo de color blanco: el del bitcoin. No se trata de una foto, ni se ha sustituido la bandera de Estados Unidos. La imagen, creada con la inteligencia artificial y que circula por X (antes Twitter), es una de las muchas que los criptofieles han compartido este miércoles, el día en el que Donald Trump ha sido elegido por segunda vez presidente de EE UU. Pocas encuestas vieron venir la victoria aplastante contra su rival, Kamala Harris, pero muchos lo soñaban: entre ellos, la industria cripto. Prueba de ello es el bitcoin, que se disparó hasta un 9%, superando sus récords históricos.

Desde un punto de vista político, la victoria de Trump abre una etapa de incertidumbre en Estados Unidos y en el mundo, con muchas dudas sobre lo que será de la política migratoria estadounidense, la garantía de derechos como el aborto, y también las relaciones geopolíticas, sobre la posición del país hacia la guerra en Ucrania y el conflicto en Oriente Próximo. En ámbito económico, el temor es que el magnate desate una guerra comercial imponiendo aranceles a las importaciones estadounidenses. Pero a todas estas preguntas, se contrapone la seguridad y la certeza sobre lo que depara para las criptos en el país.

De hecho, este 6 de noviembre se recordará también como el día en que el republicano se ha convertido en el primer criptopresidente de la historia del país. No solo por sus tenencias en activos digitales -en la última declaración financiera declaró una cartera de más de un millón de dólares en criptomonedas, especialmente ethereum, e ingresos de NFTs-, sino también por centrar parte de la campaña en ganarse la confianza de la comunidad cripto, con un objetivo claro: captar votos y financiación.

Podría decirse que la industria y los inversores en activos digitales lo consideran como el salvador del sector, tras años de rechazo de la administración demócrata de Joe Biden, contraria a las criptos, de la SEC y de su presidente Gary Gensler, criticado por su postura restrictiva hacia estas monedas. No es un caso que Trump se presente casi como un mesías, que aspira convertir a EE UU en la capital global de los activos digitales, pese a su pasado anticripto.

En sus numerosos mítines y eventos, el magnate ha hecho múltiples guiños al sector prometiendo de todo: la creación de una reserva de bitcoins, ayudas a la minería de bitcoin y una regulación muy laxa. Hasta lanzó su propia firma de criptodivisas World Liberty Financial que contribuyó a politizar el tema. Pero una de las medidas clave ha sido la promesa de que echará al presidente de la SEC. Pese a demostrar pocos conocimientos sobre el funcionamiento de estos activos, se ha rodeado de figuras favorables al sector, como el empresario Elon Musk, y de socios como Zak Folkman y Chase Herro, descritos por medios estadounidenses como crypto punks.

A la luz de los resultados de los comicios, el control republicano del Congreso (al cierre de esta edición ya tienen asegurado el del Senado, aunque podrían obtener también la Cámara de los Representantes) daría a su partido mucho margen de maniobra, incluso en la regulación de esta industria apoyada también por la entrada de una ola de legisladores procripto. Ante este escenario, las empresas del sector celebran su victoria. Jonathan Jachym, jefe global de política del exchange estadounidense Kraken explica a CincoDías que esperan “trabajar con la Administración Trump y el nuevo Congreso para promover políticas efectivas que abran los beneficios de las criptomonedas para todos los estadounidenses”.

Desde el exchange español Bit2Me, su director de ventas, Abel Peña, considera que la vuelta del republicano a la Casa Blanca aporta más confianza por ser el único candidato en apoyar abiertamente el sector. Javier García de la Torre, Director de Binance España y Portugal, espera que EE UU “implemente políticas que apoyen la innovación web3 y, al mismo tiempo, protejan a los usuarios, sobre todo a medida que la adopción continúa creciendo”. En resumen, para el sector cripto es un gran día. Pero algunos expertos alertan de que la aparente apertura de Trump hacia el bitcoin es solo una ilusión y que su apoyo hacia este activo entra en contradicción con las políticas que fue anunciado a lo largo de estos meses.

Judith Arnal, investigadora principal del Real Instituto Elcano y del Centro de Estudios de Política Europea (CEPS), es quien desgrana una gran paradoja. Para la experta, el hecho de que quiera establecer aranceles del 100% a aquellos países que no quieran comerciar con el dólar es una medida que busca justamente proteger la preminencia del billete verde. “Por otro lado, fomenta las criptos, que de momento se están viendo como instrumentos de inversión, pero el objetivo inicial es que funcionaran como medio de pago. Entonces, me parece una contradicción dentro de su programa de política económica”, destaca. Gustavo Martínez, profesor de Finanzas de la Universidad Francisco Marroquín y analista de mercados, coincide en este aspecto pero cree que la estrategia del magnate ha sido la de aliarse con el enemigo. “La mejor manera de fortalecer al dólar es precisamente lo que está haciendo: apoyando y regulando las criptos para poder tener mayor control, pero sin ir contra ello”, apunta el experto.

La elección del primer criptopresidente en EE UU también conlleva riesgos y oportunidades para la Unión Europea en el mercado de las criptos. Para Arnal, en este contexto la regulación europea MiCA, que entra en vigor a finales de año, y que pretende uniformar una industria hasta ahora desregulada, se queda corta. Desde su punto de vista, con la llegada de Trump a la Casa Blanca y su previsible regulación laxa, es como poner puertas al campo. “Yo me puedo sentar en mi casa con mi ordenador y empezar a contratar con proveedores de servicios de terceros países que no se anuncian en la UE y en los que, por tanto, MiCA no aplica. La idea era tratar de converger regulatoriamente, pero ahora está totalmente fuera de la mesa”. No obstante, no todas son malas noticias. “A los operadores de mercado les gusta tener una certidumbre regulatoria y MiCA proporciona un marco claro y estable que no existe en EE UU en estos momentos y que atrae a ciertas empresas”, concluye. Los próximos pasos del país norteamericano sobre regulación cripto serán esenciales para la industria: si bien una normativa laxa puede estimular la adopción masiva, la falta de protección del consumidor y la posible proliferación de proyectos no confiables podría afectar la credibilidad del mercado a largo plazo.


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