Requisitos esenciales para crear una empresa

De la propuesta de valor a la regla de las tres ‘S’

Abrir una empresa tiene sus claves esenciales. El éxito de una nueva empresa depende menos del plan de negocio tradicional y más de la capacidad de experimentar, aprender y adaptarse rápidamente. Algunas claves de éxito serían:

1. Propuesta de valor clara: El emprendimiento debe partir de una solución relevante a un problema real de un segmento de clientes específico. Es crítico no fallar en la detección del cliente objetivo, entender muy bien cuáles son sus puntos de dolor, diseñar los beneficios que entregará nuestra oferta para que sean relevantes, y proporcionar una solución eficaz y fiable. Es clave empatizar profundamente con el cliente, definir claramente su problema, idear soluciones creativas, prototipar y testear.
2. Experimentación rápida y aprendizaje validado: hay que salir al mercado e intentar vender para recoger datos reales de uso que nos permitan refinar el producto o servicio antes de hacer grandes inversiones. Validar esa propuesta de valor lo antes posible con entrevistas, prototipos y pilotos es clave, para asegurar que enfocamos nuestro desarrollo de la oferta a aquello que verdaderamente quiere el cliente. Si la mayoría de las empresas mueren por no ser capaces de vender, éste sería el antídoto. Aunque “salir de la oficina” a realizar ventas “frías” sea incómodo, es un ingrediente vital para aprender del cliente. Cualquier otro método de investigación de mercado es bienvenido, pero es insuficiente si no intentamos vender.
3. Modelo de negocio flexible y escalable: vale la pena dibujar, reflexionar y pensar un modelo de negocio eficaz. Una de las fuentes de innovación más potentes es el diseño de cómo la empresa creará, entregará y capturará valor. Se debería tener un enfoque iterativo que permita ajustar el modelo con datos reales.
4. Capacidad de liderazgo emprendedor: Muchos proyectos fracasan no por la idea, sino por conflictos entre socios, mala estructura de control o decisiones prematuras sobre inversión o crecimiento. Hacer foco en el talento detrás del proyecto para garantizar una ejecución exitosa es otro ingrediente vital. Elementos clave son el liderazgo, la gestión de equipos, la atracción y retención de talento, el diseño de la estructura organizativa, las compensaciones, o la cultura.
5. Ventana de Oportunidad: Saber escoger el momento adecuado en un entorno que cada vez cambia más rápido es otro ingrediente vital que definirá si estamos antes una oportunidad de negocio, o tan solo una idea.

A parte del plan de negocio que fije los objetivos y la hoja de ruta basados en las hipótesis asumidas, los requisitos legales y fiscales en el contexto español, y los pasos habituales son:

• Elección de la forma jurídica (autónomo, SL, cooperativa, etc.).
• Certificación negativa de denominación social (Registro Mercantil).
• Redacción y firma de los estatutos sociales.
• Depósito del capital social en el caso de constituir una sociedad.
• Escritura pública ante notario y su inscripción en el Registro Mercantil.
• Alta en Hacienda (modelo 036 o 037) y obtención del NIF.
• Alta en la Seguridad Social y, si corresponde, en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA).

En materia fiscal, se deben considerar los siguientes aspectos:

• Obligación de llevar contabilidad formal según el Código de Comercio.
• Declaración de IVA (modelo 303) y pagos a cuenta del Impuesto de Sociedades.
• Retenciones e ingresos a cuenta si se contrata personal.

En el momento de crear una compañía, los emprendedores deben tener en cuenta lo siguiente:

• No dejar de soñar, porque un ingrediente vital es el propósito y la pasión.
• Validar antes de construir: no enamorarse de la idea, sino del problema. Salir a la calle, hablar con clientes potenciales y ajustar la solución a sus necesidades.
• Construir comunidad desde el día 1: no esperar a tener un producto perfecto para comunicarlo. Empezar a generar confianza y marca desde la fase de desarrollo.
• Buscar mentoría y redes de apoyo: aceleradoras, incubadoras, programas públicos o privados de acompañamiento aumentan las probabilidades de éxito.
• Gestionar el riesgo emocional y económico: emprender es una maratón. Tener una red de apoyo y definir bien cuánto se está dispuesto a perder ayuda a sostener el proyecto en los momentos difíciles.

Redes sociales y dar a conocer el negocio

Para dar a conocer el negocio, LinkedIn y otras redes profesionales son una herramienta crítica de visibilidad, credibilidad, conexión y crecimiento. En función de la naturaleza del negocio, en especial los B2B, es una fuente muy relevante de atracción de oportunidades. Aporta, entre otros:

• Desarrollar la reputación profesional del equipo fundador. Uno de los principales desafíos en el nacimiento de una empresa es la asimetría de información: los potenciales clientes, socios o inversores no conocen ni al equipo fundador ni la propuesta de valor.
• Generar credibilidad en etapas donde no hay aún resultados. Las start-ups de éxito deben invertir desde el inicio en la creación de lo que llaman “legitimidad percibida”, generando una percepción de profesionalidad, experiencia y solvencia.
• Generar “leads” y oportunidades comerciales de venta, convirtiéndose en un canal, en función del cliente objetivo.
• Compartir avances, aprendizajes y crear comunidad. Permite incluso validar hipótesis de forma temprana, interactuando con clientes y asociados potenciales.
• Atraer talento, clientes e inversores desde una etapa temprana.

La importancia del nombre de la compañía

Se ha de tener en cuenta que el nombre es un elemento clave del marketing de la compañía, que debe configurarse en función de la segmentación y el cliente objetivo, así como de su posicionamiento. Este tiene un impacto directo en la capacidad de ser recordado (memorable), el posicionamiento en el mercado, la facilidad de registro (marca y dominio) y conexión emocional con el cliente.

Se recomienda que el nombre cumpla la regla de las tres “S”: Simple, Significativo y “Searchable”. En mercados saturados, un buen nombre puede ser una ventaja competitiva inicial. Una marca empieza con un nombre, pero no olvidemos que crece con coherencia, reputación y experiencia.

Por Joan Riera, colaborador académico del Departamento de Dirección General y Estrategia de Esade.