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Alexander Stiris (Citi): “Las compañías medianas son el corazón de un país”

El responsable de la división ‘Commercial’ de la entidad estadounidense advierte de retrasos en las inversiones: “Es difícil decidir dónde abrir una nueva fábrica o adquirir una empresa con tantos cambios en el entorno”

El viaje profesional de Alexander Stiris (Oslo, Noruega, 46 años) en Citibank —que lo ha llevado por cinco ciudades: Madrid, Londres, Hong Kong, Dubái o Estocolmo— refleja la principal ventaja que, según el directivo, distingue al banco frente a sus competidores: su presencia en más de 90 países y 180 mercados. En sus 24 años trabajando para la entidad, Stiris ha ocupado puestos de dirección en áreas como mercados de capitales, banca de inversión o banca corporativa. En 2022, fue nombrado responsable de Citi Commercial Bank en las regiones de Europa, América Latina y Asia, la división dedicada a empresas medianas con ambición internacional.

“Las compañías mid-market, aquellas que facturan entre 100 y 3.000 millones de euros, son el corazón de una economía”, asegura Stiris. Su paso por España tiene un objetivo claro: captar clientes en un país donde, afirma, Citi puede ganar mucha cuota de mercado.

Desde las oficinas de la entidad en el edificio modernista Beatriz, en la calle Ortega y Gasset de Madrid, Stiris aborda en una conversación con CincoDías temas como la estrategia de su división, la incertidumbre geopolítica que atenaza las inversiones, la excesiva regulación que frena competitividad a la Unión Europea y las oportunidades que ofrece la inteligencia artificial. Son, comenta, cuestiones muy similares a las que trata en las reuniones que ocupan su agenda estos días.

Históricamente, el banco estadounidense ha centrado su negocio en grandes empresas. La división Commercial trata de trasladar a compañías medianas los mismos productos que ofrece, por ejemplo, a una Telefónica, indica el directivo. Pero no a cualquier compañía: “Una empresa, aunque esté dentro del tamaño objetivo, si es doméstica en un 90%, no le aportamos tanto valor”, matiza. Las que más le interesan son aquellas que aspiran a cruzar fronteras.

Ahí entran las digitales, que concentran la mayor parte de su cartera de clientes, precisamente por su capacidad de crecer globalmente. “En Citi, podemos dar ese acceso global sin que las empresas tengan que desplegar oficinas”. Un ejemplo claro es el de Spotify: la plataforma de streaming musical sueca —uno de los primeros clientes de Commercial— se apoyó en la presencia internacional de Citibank para dar el salto a otros países.

“Los bancos nórdicos eran, y siguen siendo, muy locales. Y no solo allí”, apunta Stiris. En Europa y también en España, las entidades tienden a centrarse en su mercado interior, cuando muchas de las empresas de esos países, subraya, son muy globales. Desde Citi ven un creciente potencial en el ecosistema digital español, con compañías que, en los últimos años, “han acelerado su expansión internacional”. El noruego también destaca el dinamismo del sector de la defensa, donde, “se está invirtiendo y creciendo mucho”, observa.

El directivo aporta cifras: “En el último ejercicio Citi Commercial ha crecido un 20% en número de clientes europeos. Y ese incremento ha hecho que, en los últimos 4 años, entre el 15 y el 20% del crecimiento global de Citi haya venido de nuestra negocio”.

La perspectiva internacional les permite también acompañar a sus clientes en un contexto geopolítico incierto. “Estamos viendo cierto retraso en inversiones y adquisiciones; es difícil decidir dónde abrir una nueva fábrica o comprar una empresa con tantos cambios en el entorno”, señala. Aun así, Stiris se muestra optimista: “Los balances de las empresas están fuertes: listos para invertir en cuanto haya más certidumbre”.

En el último encuentro que Citi organizó con cientos de sus clientes digitales, las quejas se concentraron en un punto muy concreto: la elevada regulación del entorno europeo. “Las regulaciones tienen que moverse más rápido y, en algunas industrias, haber menos”, sostiene.

Stiris considera que las comisiones que evalúan el impacto de las normativas europeas deberían tener una visión más global. Lo ilustra con un ejemplo: “A dos empresas que compiten no les dejan fusionarse porque la cuota de mercado que tendrían en Europa sería demasiado grande. Pero, a escala global, esa cuota no lo sería tanto. Y las empresas compiten a en todo el mundo”. En este punto, el directivo vuelve a mostrarse confiado: “El primer paso para resolver un problema es reconocer que lo tienes, y Europa se ha dado cuenta”.

Más allá de la frustración por la cuestión regulatoria, las empresas digitales que reunió Citi mostraban entusiasmo por las oportunidades que, a su juicio, ofrece la inteligencia artificial. “Todos hablaban de cómo están ajustando y remodelando su negocio ante lo que viene con la IA”, manifiesta Stiris. “Los clientes ven que quienes no la adopten se quedarán atrás”.

La transformación que supone esta tecnología también alcanza a su banco. “Tenemos que acostumbrarnos a herramientas que hace seis meses no existían y que nos ayudan a ser más eficientes”, insiste. Remarca que lo están haciendo y que permanentemente se habla de ello entre compañeros, pero enseguida introduce un matiz: “Al final somos un negocio de personas. En una reunión, lo más importante a veces ocurre en el pasillo al salir. En esa parte humana, la IA no puede ayudar”.

En el pasillo, justo antes de que empezara la entrevista, Stiris recuerda que la primera oficina de Citi en la que trabajó fue la de Madrid. Era 2002 y las oficinas de la entidad bancaria, que aterrizó en España hace más de cien años, ya ocupaban el Beatriz en el corazón de la capital.

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