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Telefónica apuesta también por las concentraciones en Bolsa

La operadora estudia abandonar la Bolsa de Nueva York tras 40 años en Wall Street, y cotizar solo en Madrid y São Paulo

Ramón Muñoz

Telefónica estudia abandonar la Bolsa de Nueva York y que sus acciones dejen de cotizar en el parqué estadounidense tras 40 años en las pizarras de Wall Street, donde debutó el 12 de junio de 1987, convirtiéndose en la primera empresa española en cotizar en el mayor mercado bursátil del mundo.

De confirmarse este movimiento, que puede coincidir con la presentación del nuevo plan estratégico del grupo prevista para este otoño, la compañía solo cotizaría en las Bolsas de Madrid y São Paulo. En este último mercado cotiza su filial Telefónica Brasil, que opera en el país bajo la marca comercial Vivo. En Alemania, otro de sus mercados prioritarios, dejó de cotizar tras la oferta pública de exclusión que lanzó en abril de 2024 sobre su filial Telefónica Deutschland. Tampoco lo hace en Reino Unido, donde opera a través de Virgin Media O2, la joint venture al 50% con Liberty Global. El abandono de Wall Street responde a la intención de la compañía de simplificar su estructura y su negocio, según señaló el diario VozPópuli que adelantó la noticia. La empresa ya ha vendido o está a la espera de autorizaciones regulatorias para deshacerse de las filiales de Argentina, Perú, Colombia, Uruguay y Ecuador.

El estreno de Telefónica en Nueva York supuso un punto de inflexión para la compañía y para la proyección internacional de España, ya que la teleco estaba participada entonces mayoritariamente por el Estado. En aquel momento, la operadora colocó American Depositary Shares (ADS) por un importe equivalente a 375 millones de dólares, la mayor entrada de capital europeo en el parqué neoyorquino hasta esa fecha.

Exigencia de transparencia

Aunque la compañía celebró su centenario en 2024 con un toque de campana en la NYSE, la utilidad de esta cotización ha ido perdiendo peso. El precio de las acciones en Madrid y Nueva York apenas presenta diferencias, y al cierre de la última semana, la divergencia entre ambos mercados no llegaba a dos céntimos de euro.

Por el contrario, su presencia en Wall Street obliga a la multinacional española a un esfuerzo de reporte de información, puesto que la Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos (US Securities and Exchange Commission o SEC, por sus siglas en inglés) -el regulador bursátil estadounidense-, es mucho más exigente en defensa de los derechos de los accionistas que su homóloga española, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Así, su presencia en Wall Street fue decisiva para conocer el precio abonado por el grupo saudí STC o la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) para entrar en el capital del operador de telecomunicaciones, ya que la regulación estadounidense obliga a revelar esta información a los accionistas. Por el contrario, la CNMV ni siquiera requirió información cuando los medios de comunicación adelantaron la entrada de la SEPI en el capital o el cese de José María Álvarez-Pallete como presidente de la compañía antes de que se reuniera el consejo de administración de la compañía para aprobar su relevo por Marc Murtra el pasado 18 de enero.

El repliegue en Bolsa de Telefónica no es una estrategia actual, sino que ha ido paralelo a la pérdida de interés de los inversores por un sector muy maduro como el de las telecomunicaciones, sobre todo tras la explosión de la burbuja de las puntocom. En ese contexto, Telefónica Publicidad e Información (TPI) dejó de cotizar en marzo de 2007 tras ser comprada por la británica Yell después de sufrir un desplome tras un rally alcista cuando estaba en manos de Telefónica esta filial de las Páginas Amarillas.

Mucho más sintomática fue la caída Terra, la primera filial de Internet de Telefónica, que dejó de cotizar en bolsa el 15 de julio de 2005, tras ser absorbida completamente por su matriz. Su fin en los mercados bursátiles se produjo tras protagonizar uno de los mayores procesos especulativos del mercado español como símbolo de la burbuja puntocom. Salió a Bolsa el 17 de noviembre de 1999 y llegó a valer más que el BBVA pese a no tener casi ningún activo e ingresos ínfimos. Su desplome fue tan brusco como su lanzamiento y acabó con demandas de los pequeños accionistas damnificados.

Tampoco fue muy larga la vida en el parqué de las acciones de Telefónica Móviles. Los títulos de la filial salieron a Bolsa en noviembre de 2000 y fueron retirados en julio de 2006, debido a la escasa negociación. En cuanto a las filiales extranjeras, en 2008, Telefónica lanzó una opa sobre el 55,1% de su filial chilena, y en 2024, sobre su filial alemana para excluirlos de Bolsa.

Sobre la firma

Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.
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