Veolia refuerza su negocio de tratamiento de residuos peligrosos al absorber cinco empresas por 300 millones
La multinacional francesa afirma que la relación con Criteria, accionista con un 5% de la multinacional francesa, continúa estable pese al relevo de Ángel Simón


La multinacional francesa Veolia, un conglomerado que en España es conocido sobre todo por su negocio en la gestión del agua —es propietaria del grupo Agbar desde 2022—, tiene, además, dos otras grandes líneas de negocio: la energía y el tratamiento de residuos. En este último segmento, la compañía ha detectado la necesidad creciente que tienen las industrias en todo el mundo de deshacerse de residuos tóxicos y peligrosos, y está reforzando su capacidad para ser uno de los grandes líderes mundiales en esta actividad. Veolia tiene la intención de crecer un 50% hasta 2030 en este negocio y llegar a la eliminación de nueve toneladas métricas de partículas contaminantes al año. Para hacerlo, además de incrementar su capacidad orgánica, está adquiriendo empresas ahí donde la demanda industrial es más alta: este año ya ha gastado 300 millones de euros en la absorción de cinco instalaciones en Estados Unidos, Japón y Brasil. En España no hay inversiones previstas de este tipo, aunque la consejera delegada, Estelle Brachlianoff, no descarta que puedan realizarlas si la industria —por ejemplo, la relacionada con la automoción eléctrica y las baterías, que genera este tipo de residuos cuyo reciclaje es necesario— lo pide.
Veolia es un gigante que obtuvo 45.000 millones de euros en ingresos el año pasado, el 40% de los cuales vienen del agua, el 25% del sector de la energía, y el 35% del tratamiento de residuos. En España Veolia es sinónimo de agua: la filial Veolia España aporta un 6% de la facturación del grupo, y el grueso de estos ingresos vienen de Agbar, la histórica empresa de gestión del agua que estuvo bajo el dominio de La Caixa hasta 2014, se vendió a la multinacional francesa Suez y pasó a manos de Veolia cuando esta y Suez se fusionaron en 2022.
Carambolas del mundo corporativo, La Caixa vuelve a estar ahí, ya que en marzo de este año CriteriaCaixa decidió entrar en el capital de Veolia con una participación del 5%. En esta decisión fue clave el entonces consejero delegado de Criteria, Ángel Simón, quien precisamente había sido responsable de Agbar durante más de dos décadas. Simón fue cesado a finales de abril y el nuevo equipo directivo de Criteria está revisando todas las operaciones en las que se embarcó el ejecutivo. Pero Brachlianoff explicó —en un encuentro con periodistas este miércoles en una de las plantas de tratamiento de residuos cerca de Lille (Francia) al que fue invitado EL PAÍS— que la relación de Veolia con Criteria es estable y para el largo plazo. En el Consejo de Administración de Veolia esta relación está formalizada con la presencia de Elena Salgado (exvicepresidenta del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero) como consejera en representación de Criteria. Además, el principal contrato de Veolia España es el de Aigües de Barcelona, donde Agbar tiene el 70%, el Área Metropolitana de Barcelona un 15% y Criteria el otro 15%.
La intención, expresada por Brachlianoff durante una visita en noviembre del año pasado a Barcelona, es hacer crecer el negocio en España un 40% hasta 2030, especialmente a partir de la gestión del agua. En el ámbito global, la apuesta va también en otras direcciones, y una de ellas es el tratamiento de residuos peligrosos. Esta línea de negocio representa el 10% de los ingresos totales, unos 4.300 millones de euros, y Veolia cuenta con más de 300 instalaciones de tratamiento de estos deshechos, que pueden ir desde los pesticidas y restos de pintura o disolventes, hasta residuos radioactivos. El objetivo es aumentar las capacidades, por un lado para hacer frente a un problema de sostenibilidad global y acuciante, y por otro para aprovechar los elevados márgenes que aporta el reciclaje y la eliminación de estos residuos. La previsión de la compañía es que la demanda para este tipo de tratamiento crezca globalmente un 3,5% hasta 2030, con lo que prevén que la facturación en esta línea de negocio aumente un 50% hasta los 6.450 millones de euros. Para hacerlo añadirán capacidad para tratar 530.000 toneladas de residuos más, mediante adquisiciones y ampliación de instalaciones propias.
Nueva tecnología para la destrucción de PFA
Una de las instalaciones donde se tratan estos residuos peligrosos está a las afueras de la ciudad francesa de Lille, donde este miércoles la compañía organizó una visita. En esta gran incineradora llegan residuos tanto sólidos como líquidos que, si no se pueden reciclar en otras plantas, se eliminan mediante la combustión en un gran horno cilíndrico. Esta actividad plantea muchos desafíos, el mayor de ellos es reducir al mínimo la contaminación del aire que genera la incineración. “Los residuos también son tecnología e innovación”, señaló Brachlianoff durante la visita, quien insistió en la necesidad de apostar por este negocio para cumplir con las normativas europeas, para impulsar la reindustrialización y para “garantizar las cadenas de suministro” en un contexto geopolítico incierto, apuntó.
“Cada residuo necesita su tratamiento”, explicó la consejera delegada. Y Veolia ha desarrollado una nueva tecnología para tratar algunos de los más complejos, las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFA), conocidas también con el sobrenombre de “químicos eternos”. La nueva patente, llamada Drop, permite eliminar estas sustancias al 99,99% mediante un proceso de incineración a 900 grados. Esta tecnología se está desplegando en 20 incineradoras de Veolia donde se tratan residuos peligrosos, incluida la que tiene en España, ubicada en Constantí.
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