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Intel prevé despedir a más del 20% de su plantilla

Los recortes afectarían a cerca de 20.000 empleados, según informa Bloomberg. Las salidas se suman a las 15.000 ya registradas durante 2024

Un cartel en la entrada de la sede de Intel Corporation en Santa Clara, California.

Intel prevé anunciar esta semana planes para recortar más del 20% de sus empleados, según informa Bloomberg. La medida del fabricante de chips podría afectar a unos 20.000 empleados de una plantilla total de 108.900 trabajadores que la empresa tenía a finales de 2024. El objetivo, según la agencia, sería agilizar las operaciones y reducir las ineficiencias burocráticas, en la que sería la primera gran reestructuración bajo el nuevo consejero delegado Lip-Bu Tan, quien asumió el cargo el mes pasado.

El movimiento forma parte de un intento por simplificar la gestión y reconstruir la empresa para centrar sus esfuerzos en la ingeniería. Los recortes siguen a la eliminación de unos 15.000 puestos de trabajo el año pasado -una ronda de despidos anunciada en agosto-. Intel tenía a cierre de 2023 unos 124.800 empleados.

El nuevo primer ejecutivo busca darle un giro a la emblemática compañía de semiconductores tras años en los que Intel cedió terreno ante sus rivales. La empresa con sede en Santa Clara, California, perdió su liderazgo tecnológico y ha luchado por alcanzar a Nvidia en el ámbito de la computación de inteligencia artificial. Eso contribuyó a tres años consecutivos de caídas en las ventas y crecientes pérdidas.

El nuevo director ejecutivo de Intel, un veterano de Cadence Design Systems, ha prometido desprenderse de los activos de Intel que no sean centrales para su objetivo y crear productos más atractivos. La semana pasada, la compañía acordó vender una participación del 51% en su unidad de chips programables Altera a Silver Lake Management, un paso hacia ese objetivo.

Intel necesita reemplazar el talento profesional en ingeniería que ha perdido, mejorar su balance y adaptar mejor sus procesos de manufactura a las necesidades de sus posibles clientes, señaló Tan el mes pasado en la conferencia Intel Vision.

La compañía tiene previsto presentar sus resultados del primer trimestre este jueves, lo que le dará a Tan la oportunidad de detallar más su estrategia. Aunque, según estimaciones de Wall Street, lo peor de la caída en ingresos de Intel ya ha pasado. Con todo, los analistas no proyectan que vuelva a alcanzar sus niveles de ventas anteriores durante varios años, si es que lo hace.

El primer ejecutivo, de 65 años, fue contratado para el puesto de CEO tras la destitución del anterior, Pat Gelsinger, el año pasado, quien tuvo dificultades para ejecutar su propio plan de recuperación de Intel. Gelsinger había iniciado un costoso plan para expandir la red de fábricas de la empresa, y buscaba convertir a Intel en un fabricante de chips por encargo.

Bajo la nueva dirección, Intel ha retrasado gran parte de sus planes de expansión, incluyendo el proyecto para una planta en el estado de Ohio que alguna vez se esperaba que fuera el centro de producción de chips más grande del mundo. Intel también esperaba ser la principal beneficiaria de fondos de la Ley de Chips y Ciencia de 2022 del anterior presidente, Joe Biden, pero ese programa está ahora en duda bajo el presidente Donald Trump. Una asociación con Taiwan Semiconductor Manufacturing (TSMC) —tema de especulación entre inversores en los últimos meses— también parece menos probable. El CEO de TSMC, C. C. Wei, dijo la semana pasada que la compañía seguiría enfocada en su propio negocio.

En el camino, Intel dejó pasar el campo más lucrativo de la industria de chips en décadas. La compañía, que durante mucho tiempo dominó el mercado de procesadores para computadoras personales y centros de datos, fue lenta para responder al cambio hacia la inteligencia artificial. Esa transformación permitió que Nvidia pasara de ser un actor de nicho a convertirse en la empresa de semiconductores más valiosa del mundo, con ingresos que ahora superan a los de Intel.

El propio Gelsinger admitió que la compañía había perdido su espíritu competitivo y expresó frustración por la lentitud con la que reaccionaba al mercado cambiante. No se le dio el tiempo que decía necesitar para hacer algo al respecto. Tan, en su primera aparición pública como CEO el mes pasado, dijo que la recuperación tomaría tiempo y no sería fácil. “No ocurrirá de la noche a la mañana, pero sé que podemos lograrlo”, dijo.

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