Ir al contenido
_
_
_
_

BBVA teme que la guerra arancelaria de Trump impacte en el crecimiento, la inflación y los tipos

Al banco le preocupa especialmente la evolución de la economía mexicana, muy expuesta a EE UU, ya que el país supuso el 54,2% de sus beneficios el año pasado

El presidente del BBVA, Carlos Torres, durante la junta general ordinaria de accionistas, el pasado 21 de marzo.
Manu Granda

El BBVA activa las luces rojas de alerta por la caótica política comercial de Donald Trump. En su último folleto de emisión registrado ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el banco presidido por Carlos Torres advierte de que “algunas de las medidas recientemente propuestas por la administración entrante, como mayores aranceles a las importaciones y controles migratorios más estrictos, podrían aumentar las presiones inflacionarias y debilitar el crecimiento económico”. Al banco le preocupa especialmente cómo estos aranceles puedan afectar a México, donde es el mayor banco del país y de donde sacó el 54,2% de sus beneficios el año pasado. De hecho, el BBVA ya había avisado en enero de que las amenazas de Trump —en aquel entonces amagaba con la imposición de un arancel del 100% a todos los coches importados. Finalmente, se quedó en un 25%— podían dañar su negocio en México, algo que vuelve a recalcar ahora.

“El grupo es vulnerable al deterioro de las condiciones económicas, a la modificación del entorno institucional de los países en los que opera, y está expuesto a deuda soberana, especialmente en España, México y Turquía, cuyos activos representaban el 54,1%, el 21,8% y el 10,7% de los activos del grupo a 31 de diciembre de 2024 (...) Las políticas del nuevo gobierno de Estados Unidos representan una fuente adicional de incertidumbre para la economía mexicana y global”, indica el banco español, que añade un gran interrogante en torno a la evolución de los tipos de interés, sobre todo en EE UU.

“La perspectiva de medidas adicionales de proteccionismo y de elevados déficits fiscales presionarían la inflación al alza y el crecimiento a la baja. Así, pese a la resiliencia reciente, el crecimiento en EE UU se moderaría desde el 2,7% en 2024 (20 puntos básicos por encima de la previsión anterior), hasta el 2% en 2025 (10 puntos básicos por debajo de la previsión anterior). El probable repunte de la inflación, que cerró 2024 en el 2,9%, reducirá el margen para que la Fed siga suavizando las condiciones monetarias. En concreto, los tipos de interés, que se redujeron desde el 5,5% hasta el 4,5% durante 2024, convergerían hasta alrededor del 4% a lo largo de la primera mitad de 2025, permaneciendo en estos niveles relativamente elevados durante la segunda mitad del año”, indica la entidad.

En el caso de la eurozona, los tipos de interés alcanzaron su máximo —un 4,5%— en dos décadas en 2023 para tratar de domar la inflación, disparada entonces por la subida del precio de la energía por la guerra en Ucrania. Estos comenzaron a bajar paulatinamente en el último año, hasta situarse en una tasa del 2,5%. “La relativa debilidad de la actividad económica contribuiría a que la inflación se mantenga controlada, alrededor de 2%, en la eurozona y siga baja en China. En este contexto macroeconómico, lo más probable es que se observen recortes adicionales de tipos de interés en ambas regiones. En particular, en la eurozona se prevé que el BCE, que recortó los tipos de interés de la facilidad de depósitos desde el 4% hasta el 3% a lo largo de 2024, los siga reduciendo hasta que alcancen alrededor del 2% a mediados de 2025″, resalta el banco, que rebaja su previsión inicial de crecimiento tanto para China como para Europa: la primera crecerá 10 puntos básicos menos, un 4,1%, y la Eurozona, 40 puntos básicos menos, hasta el 1%.

Estos porcentajes, aún así, son susceptibles de transformarse pronto en papel mojado, tal y como explica el propio BBVA, por la incertidumbre reinante que podría incluso provocar una fuerte desaceleración del crecimiento mundial. BBVA, como todas las entidades financieras, es una compañía especialmente sensible a la evolución de la macroeconomía. A su vez, alerta de un riesgo creciente de las tensiones en la deuda soberana, dados los elevados niveles de endeudamiento de los países desarrollados y emergentes, los tipos de interés relativamente altos y las débiles perspectivas de crecimiento económico.

Precisamente la evolución del mercado de la deuda estadounidense, con una subida empinada de los rendimientos de sus tipos de interés, hizo dar marcha atrás a Trump en su guerra comercial la semana pasada. El BBVA lanzó su folleto justo después de que el mandatario suspendiera los mal llamados aranceles recíprocos (aunque dejó vigente un arancel universal del 10%), después de provocar la mayor caída de Wall Street desde la pandemia y una pérdida de valor global que llegó a los 8,6 billones de euros, la mitad del PIB de la UE. La vuelta sobre sus pasos de Trump, de todas formas, dejó sin tocar los aranceles del 25% a los coches, el aluminio y el acero, además de las tasas impuestas a su mayor enemigo, China, que sufre un impuesto del 145% —quien a su vez ha respondido con un arancel a EE UU del 125%—.

El fin de semana se informó de que los productos tecnológicos asiáticos también quedan exentos del cobro de aranceles, algo que beneficia no solo a las grandes tecnológicas estadounidenses como Apple o Nvidia, sino también al fabricante de semiconductores taiwanés TSMC, que en marzo comprometió una inversión de 100.000 millones en EE UU para producir chips en suelo yanqui. Ahora, parece haber espacio para la negociación, o al menos a eso apunta la Unión Europea, que pretende aprovechar la tregua arancelaria de 90 días anunciada por Trump para tratar de llegar a un acuerdo. Con China, Trump también parece confiado en alcanzar algún tipo de pacto: “creo que va a salir algo positivo”, dijo el presidente estadounidense en la noche del viernes, en un bandazo más de su caótico proceder.

Sobre la firma

Manu Granda
Redactor de la sección de empresas especializado en el automóvil e industria pesada. Como 'freelance', cubrió la temporada de incendios del verano 2019-2020 en Australia para EL PAÍS. Es graduado en periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y cursó el Máster de periodismo de EL PAÍS.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

_
_