Nippon Steel y US Steel inician la batalla legal para salvar su fusión del veto de Biden
La acería japonesa y la estadounidense alegan que la decisión fue tomada por intereses políticos y demandan también a su competidor Cleveland-Cliffs
El grupo japonés Nippon Steel y el estadounidense US Steel han iniciado este lunes con dos demandas conjuntas la batalla legal contra el veto del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a la adquisición de la siderúrgica de su país por 14.100 millones de dólares (unos 13.500 millones de euros) por parte de la japonesa. Las compañías no solo demandan al Gobierno estadounidense, sino también a su competidor Cleveland-Cliffs, que en su día lanzó una opa sobre US Steel y que consideran que ha interferido ilegalmente en la operación.
La primera demanda se ha presentado ante el Tribunal de Apelación del Distrito de Columbia. En ella, las compañías alegan la violación de la garantía constitucional del debido proceso y los requisitos procesales legales, así como la influencia política ilegal, y se solicita al tribunal que anule el proceso de revisión del Comité de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos (CFIUS) y la orden de bloqueo de Biden. El presidente alegaba razones de “seguridad nacional”, un argumento que no se suele usar contra compañías de países aliados como Japón.
La segunda se ha presentado ante un tribunal federal de Pensilvania y se dirige contra Cleveland-Cliffs, su consejero delegado, Lourenço Goncalves, y el presidente del sindicato del sector, USW, David McCall. En ella denuncian supuestas acciones ilegales y coordinadas destinadas a impedir la transacción y tratar de socavar la capacidad de US Steel para competir y la capacidad de Nippon Steel para proporcionar acero fabricado en Estados Unidos a los consumidores estadounidenses.
“Las acciones legales emprendidas hoy demuestran el compromiso constante de Nippon Steel y U.S. Steel de completar la transacción ―a pesar de las interferencias políticas en el proceso del CFIUS y de las conspiraciones monopolísticas y de chantaje de Cleveland-Cliffs y del presidente del USW, David McCall―”, han indicado las empresas en un comunicado. “Seguimos confiando en que la transacción es el mejor camino a seguir para asegurar el futuro de US Steel y defenderemos enérgicamente nuestros derechos para lograr este objetivo”, añaden.
Los demandantes pretenden establecer que Biden ignoró el estado de derecho para ganarse el favor del sindicato de trabajadores del metal, USW, y apoyar su agenda política. Según los demandantes, como resultado de la influencia indebida de Biden, el CFIUS no llevó a cabo de buena fe un proceso de revisión regulatoria centrado en la seguridad nacional, privando a Nippon Steel y US Steel de su legítima oportunidad de una consideración justa de la transacción. La petición solicita al Tribunal de Apelaciones del Distrito de Columbia que anule la revisión del CFIUS y la orden de veto de Biden, y que ordene al CFIUS que lleve a cabo un nuevo análisis de la transacción acorde con la ley.
En la segunda demanda, aspiran a probar que Cleveland-Cliffs, en connivencia con los dirigentes del USW, intentó impedir el cierre de la operación y la adquisición de US Steel por cualquier otra compañía que no fuera Cliffs, así como perjudicar la capacidad de US Steel para competir, todo ello como parte de una campaña ilegal más amplia para monopolizar los mercados siderúrgicos nacionales.
“Estas acciones legales son necesarias para proteger el derecho de Nippon Steel y US Steel a llevar a cabo su transacción, libres de interferencias políticas y anticompetitivas ilegales e indebidas”, sostienen las compañías.
La decisión de Biden supone un giro al proteccionismo que se aleja de la política de aperturismo sobre inversiones que ha dominado la práctica regulatoria estadounidense durante décadas y que con la llegada a la presidencia en 2017 de Donald Trump ―que ya había asegurado que bloquearía la fusión una vez retorne al poder el 20 de enero― comenzó a cambiar.
El bloqueo formal de la operación, valorada en unos 14.000 millones de dólares, frustra la fusión de la cuarta mayor acería mundial por volumen de producción, Nippon Steel, con la 24ª, US Steel, que iba a crear un coloso capaz de competir con otros como ArcelorMittal o los gigantes chinos liderados por Baowu Steel. La mayor siderúrgica japonesa pretendía aumentar su capacidad de producción de acero bruto en un 30% con el acuerdo de US Steel.
Sin el acuerdo, US Steel tendrá que encontrar fuentes alternativas de inversión. Por su parte, el plan B de Nippon Steel está ahora en el punto de mira. La compañía, que hizo varias concesiones en materia de empleo, liderazgo y capacidad de producción últimos meses, en un esfuerzo por calmar las preocupaciones de la Casa Blanca, se verá obligada, si fracasa en su batalla legal, a buscar otro mercado objetivo o de crecimiento para reducir su dependencia del menguante mercado japonés y competir más eficazmente con China.
US Steel es una empresa icónica fundada en 1901 por J.P. Morgan y Andrew Carnegie. Se trata de un gigante venido a menos que llegó a tener más de 300.000 empleados a mediados del pasado siglo, pero que hoy ronda los 20.000. Tiene su sede en Pittsburgh, la capital industrial de Pensilvania, un Estado muy importante políticamente. La operación encontró pronto el rechazo no solo de Biden, sino también de los dos principales candidatos a las elecciones del pasado 5 de noviembre, la demócrata Kamala Harris, y el presidente electo, Donald Trump, que trataban de cortejar a los votantes sindicalizados de dicho Estado.
En su evaluación final de la operación, el CFIUS advirtió de que, tras comprar US Steel, Nippon Steel podría reducir la producción nacional de acero, lo que plantearía “riesgos para la seguridad nacional de Estados Unidos”. Entre los sectores más afectados en ese supuesto, el comité señalaba el transporte y la energía. Biden suscribe esa tesis: “Esta adquisición pondría a uno de los mayores productores de acero de Estados Unidos bajo control extranjero y crearía riesgos para nuestra seguridad nacional y nuestras cadenas de suministro críticas”, afirma.