Grifols recompone relaciones con las agencias de rating al refinanciar deuda tras los varapalos del primer semestre
Las calificaciones todavía están lejos de la categoría de grado de inversión
Grifols está recomponiendo relaciones con las agencias de calificación, un factor clave para las empresas muy apalancadas y con necesidad de financiación. En los últimos días, Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch han mejorado o confirmado los ratings de la farmacéutica española, una vez alcanzado un acuerdo para refinanciar deuda y extender los próximos vencimientos hasta 2027. Estas decisiones de las agencias facilitan la estrategia da la compañía de recuperar la confianza de los inversores tras la crisis abierta por las acusaciones de manipulación de las cuentas lanzadas por Gotham City Research, y una vez que la opa de Brookfield no siguió adelante.
El movimiento más llamativo ha sido la recuperación de la asignación del rating por parte de Moody’s, tras su ruptura con Grifols en julio pasado. Entonces, la agencia retiró los ratings de Grifols, calificando de insuficiente e inadecuada la información para mantenerlos. El grupo dijo que había cancelado el contrato con Moody’s, mientras que, desde su entorno, se afirmó que la farmacéutica seguiría trabajando con S&P y Fitch.
Las tensiones parecen haberse rebajado ahora. Este miércoles, Moody’s otorgó a la empresa un rating de B3, el mismo que tenía en julio, destacando la buena posición de la compañía en los productos derivados del plasma; la mejora de la rentabilidad y la buena liquidez tras la emisión de deuda senior por 1.300 millones de euros, con vencimiento en 2027, dentro del citado acuerdo de refinanciación. Eso sí, el rating está todavía cinco escalones por debajo del denominado grado de inversión, que reciben las empresas más solventes y que contribuye a rebajar los costes financieros. La categoría B está considerada como especulativa, y está sujeta a un alto riesgo crediticio.
Dentro de esta tendencia, S&P elevó el rating de la farmacéutica a B+ desde B, si bien todavía cuatro escalones del grado de inversión, gracias a la mejora de la posición de liquidez de la empresa. La agencia, que cree que Grifols continuará mejorando sus resultados operativos en 2024-2025 gracias a la fuerte demanda de medicamentos derivados del plasma, también destacó el respaldo de un grupo de inversores de alta calidad y bancos internacionales en la refinanciación de la deuda. En este caso, Bank of America, JP Morgan, Deutsche Bank y Santander actuaron como agentes principales de la colocación, mientras que DNB, HSBC, Commerzbank, BBVA, Helaba, Citibank, UBS, Nomura y Goldman Sachs fueron agentes conjuntos en la operación.
En la misma línea, Fitch ha confirmado esta misma semana el rating a largo plazo de Grifols de B+, con perspectiva estable. Esta calificación indica que el riesgo de default está presente, pero con limitaciones. Además, apunta que los compromisos financieros están siendo atendidos, pero la capacidad para continuar con los pagos es vulnerable ante el deterioro de los negocios o de la situación económica. Además, Fitch asignó una calificación de BB- a los bonos senior garantizados de la citada emisión de 1.300 millones de euros. La agencia destacó que esta colocación, unida a la extensión del vencimiento de la línea de crédito revolving, suponen un fortalecimiento significativo de la liquidez de la farmacéutica, que también ha anticipado una recuperación de sus operaciones. La agencia también calificó de positivos cambios los cambios de la compañía en políticas de buen gobierno.
Frente a esta estabilización, el primer semestre del año fue demoledor para Grifols, que sufrió rebajas en el rating por parte de todas las grandes agencias, en medio de la crisis de confianza desatada por Gotham City Research, y que se fue traduciendo en duras caídas en Bolsa.
A mediados de marzo, S&P y Fitch rebajaron el rating de forma casi simultánea, mientras que Moody’s puso en marcha una profunda revisión para su recorte. Así, S&P Global Ratings rebajó la calificación de Grifols a B, con perspectiva negativa, como consecuencia de la menor generación de flujo de caja libre en 2023, así como por cerrar el ejercicio con un apalancamiento mayor del esperado. La agencia afirmó entonces que la farmacéutica iba a encarar flujo de caja libre negativo y márgenes de ebitda (beneficio bruto de explotación) ajustado por debajo de lo esperado en 2024.
Fitch, por su parte, recortó el rating de Grifols de BB- a B+, con perspectiva negativa, advirtiendo de la ralentización del proceso de desapalancamiento de la compañía, provocada por la significativa caída del flujo de caja libre en 2023 y 2024, por debajo de las previsiones de la propia agencia.
A finales de junio, Moody’s redujo el rating a Grifols a B3 desde B2, advirtiendo en aquel momento de la fragilidad de la liquidez de la empresa. La decisión, que llegaba con el proceso de refinanciación de la deuda todavía abierto, provocó una caída del precio de las acciones del 12% en el día en que se hizo pública.