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Competencia vota hoy elevar al análisis más estricto la opa del BBVA sobre el Banco Sabadell

La CNMC decide si remitir la operación a fase dos, lo que dilataría los plazos hasta primavera

La presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y Competencia (CNMC), Cani Fernández.
La presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y Competencia (CNMC), Cani Fernández.Pedro Puente Hoyos (EFE)

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) tomará hoy la primera decisión transcendental sobre la opa del BBVA sobre el Sabadell. La comisión de competencia de este organismo votará si, como parece indicar el orden del día, se remite el análisis de la transacción a una segunda fase, lo que supondría una evaluación más estricta, según indican fuentes próximas al proceso. De confirmarse esta decisión, implicaría el primer revés contra el BBVA en su intento por hacerse con el banco catalán, tras haber obtenido el sí del Banco Central Europeo (BCE) y de la junta de accionistas de la propia entidad.

El pleno de la CNMC decidió ayer elevar a la sala de Competencia su propuesta por ampliar el análisis de la opa. Será este organismo el que debata sobre el paso a segunda fase y tome la decisión final. Esta cámara está formada por cuatro miembros: la presidenta, Cani Fernández, junto a los consejeros María Jesús Martín Menéndez, Xabier Ormaetxea Garal y Bernardo Lorenzo Almendros. Pasar el examen de la operación a la segunda fase supone que detecta problemas de competencia y prolonga los plazos para su estudio (que pueden alargarse hasta la primavera), lo que también daría margen a intervenir a terceros implicados, como los competidores o asociaciones de consumidores y empresariales.

El BBVA, desde que lanzó la opa en mayo, ha repetido insistentemente que la oferta debe ser aprobada en una primera fase, como ocurrió en la fusión entre CaixaBank y Bankia. En su opinión, la transacción no presenta problemas de competencia que justifiquen su paso a segunda fase. Fundamenta este argumento en los precedentes la operación de la entidad catalana y la madrileña, así como que el banco resultante de la unión entre el BBVA y el Sabadell no sería el líder del mercado en ningún segmento y que tampoco alcanza el umbral mínimo de cuota de mercado que fija la UE para analizar los problemas de competencia de una operación, que se sitúa en el 15%.

El banco que preside Carlos Torres presentó una propuesta de compromisos a la CNMC que se basaba en las que planteó en 2020 CaixaBank para la absorción de la antigua Cajamadrid, tal y como publicó este periódico el pasado 28 de octubre. En esta oferta de remedies (el nombre que reciben en la jerga las condiciones para blindar la libre competencia de una operación), el BBVA propone un trato especial para las pymes, el principal nicho de negocio del Sabadell y donde surgen las mayores dudas por una elevada concentración en tres comunidades autónomas, Cataluña, Comunidad Valenciana y Asturias. También propone blindar durante tres años las condiciones comerciales en aquellas zonas en monopolio y un análisis de competencia basado en códigos postales.

Contra el planteamiento del BBVA concurren varias cuestiones. Una de ellas es el carácter hostil de la transacción, a diferencia de la fusión amistosa de CaixaBank y Bankia o de Liberbank y Unicaja. Hasta ahora ha sido habitual que Competencia lleve a segunda fase operaciones hostiles, como ocurrió con la de Gas Natural y Endesa. También opera el rechazo frontal del Gobierno, con el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, al frente. Desde el día que se planteó la transacción se ha mostrado muy tajante en contra, precisamente por cuestiones de competencia. Si la operación sale adelante, tres bancos (CaixaBank, Santander y el fusionado BBVA-Sabadell) coparán el 70% del mercado español de préstamos y depósitos. El mercado de base está más concentrado que en 2020, cuando se planteó la operación de CaixaBank.

La segunda fase supone que la operación pase directamente a una tercera. Esto es, las condiciones que imponga finalmente Competencia pasarán a un análisis posterior del Ministerio de Economía. Este análisis pasará al Consejo de Ministros, quien podrá endurecer o suavizar esas condiciones. Pasar la transacción a fase dos supondrá anticipar la intervención del Ejecutivo y que podrá dar al traste con la opa antes de lo previsto. De haber aprobado la transacción en primera fase, el Ejecutivo solo podría pronunciarse después de la opa, cuando el BBVA plantee la fusión con el Sabadell que ha anunciado.

El BBVA teme que todo este proceso se salde con unas condiciones de Competencia demasiado duras. El consejero delegado del banco, Onur Genç, mencionó por primera vez en la presentación de los resultados del banco en el tercer trimestre la posibilidad de que renuncie a la opa. Genç recordó la posibilidad de retirar la oferta en caso de que las condiciones de la CNMC impacten a la creación de valor de la transacción.

Un periodo de aprobación demasiado largo mete en aprietos al BBVA. El banco, en la presentación de la opa, esperaba contar con todas las autorizaciones en Competencia en entre cinco y seis meses. Este periodo vencía el sábado y ya ha quedado totalmente superado, dado que no tiene aún ni el sí de Competencia ni el de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Técnicamente, este organismo puede pronunciarse antes que la CNMC, dado que legalmente su decisión solo está supeditada a la del BCE. Cuando lo haga, se iniciará el plazo de entre 15 y 70 días en el que los accionistas del Sabadell tengan que decidir si acuden o no a la opa. No obstante, el mercado calcula que no se pronunciará hasta después de que lo haga Competencia. De no ser así, los dueños del Sabadell se tendrían que pronunciar sin conocer las condiciones de Competencia, lo que puede modificar su decisión.

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