Brookfield pide más tiempo al consejo de Grifols para analizar la opa
El fondo remite una carta al consejo de la farmaceútica tres meses después de iniciar la negociación de la oferta
Nuevos movimientos entorno a la opa de Brookfield sobre Grifols. El fondo de inversión va a enviar hoy una carta al consejo de administración del gigante farmacéutico en la que confirma su interés por la compañía, pero en la que reclama más tiempo para completar el proceso de due diligence. El fondo canadiense lleva desde julio analizando una oferta por el gigante de hemoderivados para, de la mano de la familia catalana, sacar a la compañía de Bolsa, en jaque desde principios de año.
Según fuentes del mercado, el proceso avanza a buen ritmo, si bien, esta petición de tiempo está motivada en que Grifols es una compañía grande y global. Esta prórroga ya estaba contemplada por Brookfield desde el inicio del proceso y no se debe, según estas fuentes, a que hayan encontrado algo extraño. “Grifols sigue siendo una compañía muy interesante para Brookfield”, dicen estas fuentes. El plan pasa por que Brookfield extienda por algunas semanas más su análisis financiero de la compañía, que ya se demora durante casi cuatro meses.
En la operación, Brookfield, que va acompañado de miembros de la propia familia Grifols, busca tener una mayoría en el capital. Actualmente, la sociedades de los integrantes de la familia fundadora controlan algo más de un 30% del capital de la compañía. También abre la puerta a ceder pequeñas participaciones a fondos soberanos o otros vehículos para que participen en la transacción a través de coinversiones.
El pasado 7 de julio, tal y como adelantó este periódico, los accionistas de referencia vinculados a la familia Grifols y Brookfield solicitaron al consejo de administración acceso a determinada información para llevar a cabo un ejercicio de due diligence. Posteriormente, Grifols confirmó a la CNMV que daba acceso a sus libros a la entidad canadiense, que cuenta con Morgan Stanley y Goldman Sachs como asesores en la eventual operación. El anuncio de la farmacéutica llegaba tras una reunión de la dirección de la compañía donde “los cuatro directores relacionados con los accionistas familiares de Grifols se abstuvieron de participar por un potencial conflicto de intereses. En la actualidad, Grifols capitaliza en torno a 6.400 millones de euros.
La farmacéutica vive en una fuerte crisis bursátil desde principios de año, cuando la gestora bajista Gotham City Research le acusó de maquillar las cuentas para reducir artificialmente la deuda e inflar el ebitda. En este periodo, los títulos de la compañía se dejan en torno a un 30%, y cotizan ligeramente por encima de los 10 euros. En marzo pasado, en el momento del agravamiento de esta crisis, las acciones llegaron a cotizar en un precio mínimo de 6,36 euros. Antes de la crisis, a finales de 2023, los títulos estaban por encima de los 15 euros. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha decidido abrir un expediente sancionador a la compañía por defectos en la información financiera y en los informes de gestión, así como al propio inversor bajista estadounidense por manipulación de mercado en las acciones de Grifols como por incumplir las previsiones del reglamento sobre abuso de mercado en materia de recomendaciones de inversión.
Desde el inicio, la oferta por Grifols se ha topado con varios escollos. El primero es el de otorgar una valoración a la compañía, tras el derrumbe de la cotización desde el pasado mes de enero. Al tratarse de una oferta con la que presumiblemente se excluirá a la compañía de Bolsa, Brookfield debe justificar ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que el precio pagado es equitativo. La otra cuestión está en el tratamiento de las acciones A y B. El fondo plantea dos precios distintos para cada tipo de acción, dado que una de ellas tiene los derechos políticos limitados, pero con la misma prima. Pero para ello necesita que la junta de accionistas cambie los estatutos y modifique el derecho de rescate que consigna para el tipo de acciones de B, que tienen menos derechos políticos.
Ante esto, comienza a dibujarse un frente legal de algunos accionistas de Grifols contra la opa. Tres fondos (Flat Footed, Mason Capital Management y Sachem Head Capital), que atesoran el 7% del capital, han remitido una carta al consejo en la que reclaman nombrar a un representante.
En el marco de la opa, la compañía también ha dado algunos pasos durante estos meses para mejorar la gobernanza de la empresa, una de las principales críticas del mercado. La semana pasada la compañía retiró los poderes ejecutivos a su presidente, Thomas Glanzman, y le deja todo el mando al recién nombrado consejero delegado, Nacho Abia. Hace meses ya que los tres miembros de la saga catalana cedieron los poderes ejecutivos y son consejeros dominicales. La compañía, no obstante, recibió pocos días después de arrancar la opa de Brookfield la dimisión de dos consejeros, las independientes Claire Giraut y Carina Szpilka Lázaro. La compañía aún no ha nombrado a sus sustitutos, pero sí ha designado a un comité (formado por Iñigo Sánchez-Asiaín, Montserrat Muñoz Abellana y Anne Catherine Berner) para monitorizar la evolución de oferta.