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Kamala Harris se opone a que la japonesa Nippon Steel compre la siderúrgica US Steel

El unánime rechazo político y sindical a la adquisición complica la operación acordada el año pasado

La candidata presidencial demócrata y vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, este lunes durante un acto de campaña del Día del Trabajo, en Pittsburgh (Pensilvania).
La candidata presidencial demócrata y vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, este lunes durante un acto de campaña del Día del Trabajo, en Pittsburgh (Pensilvania).Elizabeth Frantz (REUTERS)
Miguel Jiménez

Hay algo en lo que están de acuerdo Joe Biden, Donald Trump y Kamala Harris: US Steel debe seguir siendo una empresa estadounidense. De poco han servido las promesas de inversiones multimillonarias realizadas por la japonesa Nippon Steel. El nacionalismo siempre es un arma política de gran potencia y, en plena campaña electoral para las elecciones del próximo 5 de noviembre, los candidatos tiran para casa. Este lunes, Día del Trabajo, Harris ha aprovechado un mitin conjunto con el presidente de Estados Unidos en Pittsburgh (Pensilvania) para sumarse a la barricada política contra una operación con sentido empresarial aprobada por la inmensa mayoría del capital de la propia US Steel.

“Seguiremos fortaleciendo el sector manufacturero de Estados Unidos. Y a este respecto, el presidente nos lo ha mencionado, US Steel es una empresa estadounidense histórica, y es vital para nuestra nación mantener fuertes empresas siderúrgicas estadounidenses. Y no podría estar más de acuerdo con el presidente Biden: US Steel debe seguir siendo de propiedad estadounidense y operada por estadounidenses. Siempre respaldaré a los trabajadores del acero y a todos los trabajadores de Estados Unidos”, ha dicho en un acto organizado por los sindicatos con motivo del Día del Trabajo.

Nippon Steel llegó a un acuerdo en diciembre del año pasado para comprar US Steel, una centenaria empresa que representa como pocas un pasado en que la industria pesada tenía un enorme peso en la economía estadounidense, centrada ahora en los servicios. La operación, de 14.100 millones de dólares, suponía el desembolso de 55 dólares por cada acción de US Steel. La prueba de que el mercado no confía en que salga adelante es que las acciones de la compañía se negocian en el entorno de los 38 dólares, por debajo incluso de como cotizaban antes de que Nippon Steel presentase su oferta.

La oferta de Nippon Steel superaba claramente la de 35 dólares que había planteado la estadounidense Cleveland-Cliffs y que desató la puesta en venta de la compañía. Cleveland-Cliffs se mostró dispuesta a elevar la oferta a 40 dólares, pero la propuesta japonesa fue muy superior.

Nippon Steel
Cartel de una planta de US Steel en Ecorse, Míchigan, en una imagen de archivo.REBECCA COOK (REUTERS)

La operación fue aprobada de forma unánime por los consejos de administración de las dos compañías. En la junta de accionistas de US Steel, el respaldo fue del 98%. Las empresas anunciaron que el comprador respetaría todos los compromisos de US Steel con sus empleados, incluidos todos los convenios colectivos vigentes con sus sindicatos, pero no han logrado atraerse el favor de estos. Nippon Steel prometió la semana pasada inversiones multimillonarias para tratar de vencer las resistencias políticas y laborales, pero sin éxito.

“US Steel es una empresa estadounidense emblemática desde hace más de un siglo, y es vital que siga siendo de propiedad y gestión nacionales”, señaló Biden hace unos meses. El presidente acudió a la sede el sindicato del metal en Pittsburgh para mostrar su rechazo a la venta. La operación necesita la aprobación del Comité de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos (CFIUS), dependiente del Departamento del Tesoro. Tiene potestad para aprobar, bloquear o modificar el acuerdo por motivos de seguridad nacional, o remitirlo al presidente para que tome una decisión. Este lunes, Biden también ha reiterado su oposición en el mismo acto de campaña en el que participaba Harris.

Nippon Steel se comprometió a que US Steel invirtiera 1.400 millones de dólares adicionales a los de su propio plan en solitario y a que no hubiera despidos ni cierres de plantas hasta septiembre de 2026 bajo algunas condiciones. Junto a esa cifra, la semana pasada sumó 1.000 millones de dólares para mejorar el tren de laminación en caliente de la planta de Irvin, en el área de Pittsburgh, así como otras instalaciones de Mon Valley Works, en Pensilvania, y unos 300 millones de dólares a mejorar uno de los altos hornos de Gary Works, en Gary (Indiana). Además, Nippon Steel aseguró que sigue viendo numerosas oportunidades de transferencia de tecnología a la firma estadounidense tras el cierre de la transacción para reducir la huella medioambiental y prolongar la longevidad de sus instalaciones representadas.

Además, la compañía japonesa ha contratado a Mike Pompeo, antiguo secretario de Estado de Trump, para tratar de vencer las resistencias a la operación. Por ahora, Nippon Steel no ha tenido ningún éxito en sus intentos. Habrá que ver si después de las elecciones, la oposición a la operación se mantiene tan firme.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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