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Banca
Tribuna
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La extinción de los bancos en un planeta especializado en destruir

Al igual que con las especies, el evento natural en el sector financiero es la quiebra y la supervivencia es la excepción

Imagen del Instituto de Paleontología de Sabadell.
Imagen del Instituto de Paleontología de Sabadell.massimiliano minocri

Desde su formación hace 4.500 millones de años se han extinguido más del 99% de los organismos que han habitado la Tierra. Nuestro planeta reúne las condiciones para que la vida florezca pero en lo que está especializado es en exterminarla. En los últimos 500 millones de años se han producido cinco extinciones masivas: la de los períodos Ordovico-Silúrico, Devónico, Pérmico-Triásico, Triásico-Jurásico y Cretácico.

Cada extinción crea las condiciones para el desarrollo de nuevos organismos gracias a las cuales estamos hoy nosotros aquí en lugar de los triceratops. La gran oxigenación de la atmósfera causada por las cianobacterias hace 2.400 millones de años generó el oxígeno que hoy respiramos pero en el proceso, al ser un gas tóxico, exterminó a la mayoría de los organismos existentes.

Al hablar de la banca nos estamos refiriendo a un entorno similar donde el evento natural es la quiebra y la excepción es la supervivencia. En España hemos visto quebrar o desaparecer en fusiones zombi a más del 60% de los bancos en los últimos 20 años. Aunque ha habido ciertos períodos en los que se ha podido ganar dinero invirtiendo en bancos, a mediano/largo plazo los retornos se acercan al cero y nos recuerdan al mensaje de Warren Buffett acerca de las inversiones en aerolíneas (en las que no se ha ganado dinero en 120 años): “Si un capitalista con buena visión de futuro hubiese estado presente en Kitty Hawk (en el primer vuelo de los hermanos Wright), le hubiese hecho un gran favor a sus descendientes si hubiese derribado al avión pilotado por Orville”.

Si a los fundadores de Banco Santander en 1857 les hubiesen dicho que a lo largo de los 167 años siguientes iban a ver cinco guerras importantes (dos guerras coloniales, la Tercera Guerra Carlista, la Guerra del Rif y la Guerra Civil), ocho sistemas de gobierno distintos (tres períodos de monarquía parlamentaria, dos repúblicas y tres dictaduras) y 40 años de recesión se lo hubiesen pensado dos veces antes de empezar el negocio. Contra todo pronóstico, el banco sigue aquí en lo que es, sin duda, un gran éxito de supervivencia y una rara excepción. Los tiburones ya habitaban los mares 200 millones de años antes de que los dinosaurios apareciesen y aquí siguen, 65 millones de años después de que se extinguieran en otro caso de rareza evolutiva.

Lo que tenemos que analizar para ver cómo de exitosa puede ser una inversión a mediano plazo es si se están creando las condiciones propicias para su futura evolución. Frederic Bastiat lo explicaba claramente: “El mal economista persigue un pequeño beneficio a corto plazo seguido por un gran desastre mientras que el verdadero economista persigue un gran beneficio futuro aún a riesgo de problemas a corto plazo”. Hay dos factores clave a tener en cuenta.

El primero es la deuda que alimenta al Leviatán estatal. Me recuerda al símil que usó Ronald Reagan: “El gobierno es como un bebé; con un canal alimenticio con un gran apetito en un extremo y ningún control en la otra parte del extremo”. En lo que llevamos de siglo XXI, el PIB de España ha aumentado en 814.000 millones de euros, incluyendo la prostitución y las drogas que se incorporaron al cálculo en 2014. Me pregunto cómo calculará el INE la variación anual en esas actividades. ¿Usará la Subsecretaría del Guetto para ir puerta a puerta preguntando a los aprendices de Pablo Escobar cómo va el negocio?

El problema es que esta fiesta se ha financiado con un aumento de 1,2 billones de euros en la deuda (+250% en términos per cápita). Cada español ha pasado de deber 9.000 euros a más de 32.000 euros en deuda estatal (más hipotecas y otros préstamos). No cabe ninguna posibilidad de que ningún gobierno pasado, presente o futuro tenga la más mínima intención de cambiar esta tendencia (ni que los votantes lo quieran) y cualquiera que maneje sus finanzas particulares de esa forma ya sabe cómo va a acabar la verbena.

Al debatirse los Presupuestos del Estado para 1906, el ministro de Hacienda José Echegaray (premio Nobel de Literatura y el mejor matemático español del siglo XIX) exclamó: “Le hemos perdido el miedo al déficit y esto es un gran peligro. Para el creyente, la salvación está en el santo temor de Dios; para todo ministro de Hacienda, para los gobiernos, para los Cámaras, para el país la salvación está en el santo temor al déficit y si no queréis hacerlo santo, decid en el patriótico temor al déficit”.

Esta fiesta se financia con deuda, confiscación (impuestos medios del 65%) y destruyendo la moneda, que es el segundo problema del que hay que tener una visión a largo plazo. Desde que entró en vigor el euro hace ya un cuarto de siglo, con la promesa de “estabilidad de precios”, la moneda ha perdido un 46% de su valor debido a la inflación. Es decir que los bancos centrales han confiscado la mitad del patrimonio de los ciudadanos en una generación. Llámenme ingenuo pero yo no veo estabilidad por ningún lado.

Y la realidad es mucho peor, ya que el aumento de precios (que es la consecuencia de la inflación y no la inflación en sí misma) no refleja la realidad verdadera. En términos de valor frente al oro el euro ha perdido desde su introducción… redoble de tambor …un 89%. La probabilidad de que esta tendencia cambie en el futuro es también, basado en 5.000 años de historia económica, cero.

Banco Santander pagaba de media a sus empleados un euro al mes (en reales de vellón de la época) cuando comenzó a funcionar en 1857… Ha quedado más que claro lo que le pasa al papel moneda siempre y en todo lugar. Sin excepción.

Y las fusiones tampoco solucionan el problema (ahora que se está cocinando, o no, la del BBVA con el Sabadell). Aunque parezca mentira (y no mucha gente lo sepa) el Banco Santander le propuso una fusión entre iguales a nada más y nada menos que Banco Pastor en 1958 “con tres consejeros por entidad”, aunque la no-boda (en plan Kardashian) no llegó a materializarse y el acuerdo se deshizo un año más tarde. 60 años más tarde el Santander adquirió finalmente Pastor a coste cero al comprar al quebrado Popular (que previamente había adquirido al igualmente quebrado Pastor).

Ustedes me dirán qué condiciones son estas.

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