La banca se sacude 3.000 millones tóxicos ligados al ladrillo
Las seis entidades cotizadas reducen un 11,5% su exposición al inmobiliario
La banca se ha sacudido 3.000 millones vinculados al ladrillo tóxico. Las seis entidades cotizadas (Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankinter y Unicaja) han reducido un 11,5% su exposición al inmobiliario problemático en 2023, según reflejan las memorias financieras de cada banco, dentro de las políticas que vienen aplicando en los últimos años para sanear sus carteras de crédito dudoso. Aun así, los seis bancos suman en conj...
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La banca se ha sacudido 3.000 millones vinculados al ladrillo tóxico. Las seis entidades cotizadas (Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankinter y Unicaja) han reducido un 11,5% su exposición al inmobiliario problemático en 2023, según reflejan las memorias financieras de cada banco, dentro de las políticas que vienen aplicando en los últimos años para sanear sus carteras de crédito dudoso. Aun así, los seis bancos suman en conjunto riesgos por 23.500 millones.
Desde 2008, los bancos se impusieron como gran misión eliminar de sus balances los activos tóxicos que había acumulado en exceso y habían provocado agujeros millonarios. Esos créditos e inmuebles se agruparon en carteras improductivas que habitualmente se venden a inversores institucionales y fondos buitre y que llevan aparejados fuertes descuentos respecto al valor nominal, que en los casos más extremos pueden legar al 90%. En cualquier caso, los bancos prefieren deshacerse de los activos a cambio de una pequeña cantidad de su valor con tal de aliviar su exposición a créditos dañados y dedicar recursos a su recuperación.
“La exposición del sector bancario español al segmento de construcción y promoción se ha reducido de forma sustancial, desde los máximos alcanzados en el ejercicio 2008 próximos al 26%, sobre el total del crédito a hogares y empresas, hasta los niveles actuales en torno al 8%. En esta misma línea, la morosidad en este segmento, el cual llegó a registrar una tasa de mora suprior al 30% en el punto álgido del sector en el ejercicio 2013, se ha corregido de forma intensa, especialmente, hasta el año 2019, en línea con el proceso de saneamiento del balance del sector. Desde 2019 se ha mantenido esta tendencia a la baja, aunque con menor intensidad”, explica Marta Alberni, consultora de Afi.
Los seis grandes bancos españoles acumulan en conjunto 9.290 millones en créditos ligados a la compra de vivienda con garantía hipotecaría, un 9,4% más. La financiación dudosa a promotores, en cambio, se redujo un 23% hasta 1.135 millones y el valor de los inmuebles adjudicados (las propiedades que pasan a manos del banco tras el impago de la deuda) y que supone el grueso de la exposición al ladrillo tóxico, se redujo un 21% hasta 13.111 millones.
El máximo en el acumulado de ladrillo tóxico en la banca se dio en 2011, justo antes de la creación de Sareb (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria) a la que se traspasó gran parte de ese balance de las entidades más comprometidas y del comienzo de la venta de grandes carteras de los bancos a grandes fondos como hizo Santander vendiendo a Blackstone, Caixabank a Lone Star o BBVA a Cerberus. Bancos y cajas cerraron 2011 con más de 180.000 millones en activos tóxicos, de los que más de 100.000 eran créditos problemáticos y unos 85.000 millones son pisos, oficinas, solares, promociones y otras propiedades adjudicadas por impago de deudas.
BBVA y Unicaja aceleran la limpieza de balance
En el último año, BBVA es el banco que más ha acelerado en desprenderse de activos adjudicados. El banco pilotado por Carlos Torres Vila ha reducido un 45% esa cartera hasta los 1.306 millones. Portavoces del banco explican que se debe “al flujo de ventas y bajas de activos en el año con unas adiciones cada vez menores”. Igualmente, destacan que la evolución es similar a la del año anterior “con el objetivo de reducir la exposición inmobiliaria del grupo”.
Igualmente, destaca Unicaja que ha rebajado un 33% la cartera de inmuebles adjudicados y un 55% la financiación dudosa a promotores. “En 2023, la entidad ha realizado un esfuerzo importante en provisiones para seguir acelerando la reducción de su exposición a activos inmobiliarios adjudicados, aspecto que, junto al buen comportamiento en términos de calidad crediticia, tanto en dudosos como en adjudicados, y las ventas antes mencionadas, han propiciado que los saldos en el último trimestre del año se hayan reducido considerablemente”, explican fuentes del banco.
CaixaBank es el banco con mayor exposición total a los activos inmobiliarios problemáticos, con más de 7.700 millones, debido a su elevado negocio hipotecario (mantiene una cuota de mercado del 24%). Aun así, ha rebajado la cartera un 6,2% en el año. Santander ha acelerado un 15%, hasta 6.800 millones la rebaja de su exposición a los activos dañados. La entidad ha acometido una profunda limpieza desde 2018, cuando se deshizo de los créditos y edificios heredados de Popular.
Por su parte, Sabadell mantiene una cartera de 1.864 millones en activos dudosos. La entidad catalana ha rebajado un 5% el volumen total en el último año. En el caso de los activos adjudicados, la limpieza fue del 18%. La exposición de Bankinter es mínima, de 388 millones, después de haber reducido su posición un 16% en el último año.
Carteras bajo vigilancia especial
La morosidad del conjunto de la banca española cerró diciembre en el 3,54%, según los últimos datos del Banco de España. Se trata de niveles históricamente bajos, aunque a lo largo del año se experimentaron ligeras alzas por la presión que ejerce el entorno de altos tipos de interés en la capacidad de pago de las cuotas hipotecarias. Los propios bancos y los supervisores esperan un alza, aunque consideran que será manejable. Pero la cartera que más preocupa y sobre las que las autoridades tienen puesta la lupa es la de créditos en vigilancia especial, o stage 2.
Según los últimos datos del supervisor español, el porcentaje de créditos en vigilancia especial alcanza el 6,9%, lo que supone una bolsa de unos 80.000 millones de euros. Los supervisores bancarios establecen una clasificación de los préstamos basándose en su calidad de pago, estableciendo tres fases. En la primera de ellas (stage 1) se incluye el crédito sano. En la segunda (stage 2) los créditos en vigilancia especial. Y en la tercera (stage 3) los créditos dudosos. Aunque los préstamos que se incluyen en el segundo escalón todavía no han sufrido ningún impago, los bancos sí han observado un incremento significativo del riesgo desde el momento de la concesión. Se trata del estado previo a que se produzcan deterioros y por ello esa bolsa centra todas las miradas.
“El porcentaje de operaciones en vigilancia especial se ha estabilizado, pero se mantiene en niveles superiores a los registrados antes de la pandemia. Hasta la fecha, el impacto de la subida de tipo de interés se ha materializado en un ligero repunte de la tasa de mora en el segmento hipotecario con las cifras a septiembre que publicaba Banco de España. A partir de los datos a cierre que han ido publicando las entidades cotizadas, se observa un mayor flujo de entradas en dudosos frente al ejercicio 2022, no siendo descartable que esta tendencia se mantenga en los próximos meses en un contexto de tipos aún elevados”, valora Marta Alberni.
Durante el año pasado, los principales bancos nacionales (Santander, BBVA, CaixaBank y Sabadell) exploraron la posibilidad de crear un banco malo para la gestión de carteras de crédito dudoso a empresas, aunque finalmente el proyecto se desechó. El objetivo era contar con un mecanismo que permitiera gestionar la deuda compleja de empresas ante la previsión de un repunte de los impagos.
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